sábado, 1 de mayo de 2021

Infierno

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El infierno resultó ser un lugar húmedo.
El propio Satanás, encorvado, ayudaba a achicar.
Sumergido hasta las rodillas, manejaba frenéticamente un cubo
los pantalones remangados, un trapo anudado a la cabeza.
El sudor le corría sienes abajo.
«Los orines de Dios», me dijo, y repitió:
«Los orines de Dios, hijo mío»

Sacudió la cabeza
a la vez que me tendía un cubo.
Estupefacto lo tomé entre mis manos
mientras me preguntaba qué
clase de eternidad me aguardaba.



Poema de Sergi Puertas
Imagen de Pixabay

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