viernes, 31 de enero de 2020
Se nos podría comparar a dos escorpiones atrapados en una misma botella, capaces de matarse el uno al otro, pero siempre con riesgo de perder la propia vida.
Texto de J. Robert Oppenheimer
Director científico del Proyecto Manhattan, responsable del desarrollo de la bomba atómica.
Imágenes de Pixabay
Fotomontaje de Saray Pavón
miércoles, 29 de enero de 2020
El cosquilleo
Perpetrado el
miércoles, 29 de enero de 2020
Yo siempre había odiado las moscas; el cosquilleo que hacen al posarse sobre la frente o la calva -transcurridos los años da lo mismo-; el ruido como de pequeños aviones que hacen al zumbar por las orejas. Pero lo verdaderamente horrible es cómo se posan en nuestros ojos abiertos que ya no podemos cerrar, cómo se meten en el hueco de nuestras narices, cómo entran en grupo en nuestra boca abierta que quisiéramos mantener cerrada, sobre todo cuando hemos quedado tendidos cara al sol, con un rifle bajo el hombro, pues no tuvimos tiempo de usarlo.
Fragmento de José María Méndez
lunes, 27 de enero de 2020
Fallo concurso: Lo que te salga IV
Perpetrado el
lunes, 27 de enero de 2020
Y llegó el momento de anunciar, con lagrimillas en los ojos, nuestro primer fallo desierto. Sabemos que este año, debido a los miles de conflictos que hemos tenido tras las puertas críticas, no hemos podido moverlo en recitales y más allá de las redes sociales y tampoco por allí hemos podido dar mucha guerra. No desesperamos porque tendremos en breve una nueva edición ;)
Un abrazo a todos y gracias a los pocos que habéis mandado vuestro granito de arena a esta plataforma cultural.
Volveremos con el quinto concurso "Lo que te salga" que se nos han ocurrido nuevas cosillas... después del verano. ¡Apuntadlo en la agenda!
P.D. Os recordamos que el número 6 de La i Libro-Revista saldrá a la luz en abril de este 2020
Un abrazo a todos y gracias a los pocos que habéis mandado vuestro granito de arena a esta plataforma cultural.
Volveremos con el quinto concurso "Lo que te salga" que se nos han ocurrido nuevas cosillas... después del verano. ¡Apuntadlo en la agenda!
P.D. Os recordamos que el número 6 de La i Libro-Revista saldrá a la luz en abril de este 2020
La Redacción
Arthur Dove
Perpetrado el
lunes, 27 de enero de 2020
Arthur Dove (2 de agosto de 1880 - 23 de noviembre de 1946) fue un artista estadounidense, de los primeros pintores abstractos de América. Usó una amplia gama de medios de expresión en sus trabajos, a veces en combinaciones poco convencionales. Realizó una serie de obras experimentales con la técnica del collage en los años veinte. A su vez examinó técnicas de creación de pinturas, combinando pigmentos con mezclas con petróleo o creando un temple de emulsión a la cera. Culminó un gran número de collages y ensamblajes, porque eran más baratos que la pintura y también por falta de espacio en el lugar de trabajo.
Texto de Saray Pavón
Estampas de Arthur Dove
domingo, 26 de enero de 2020
Time Symmetry+Hard Recover+La Cadena Psych. 25/01/20 en la Sala Even
Perpetrado el
domingo, 26 de enero de 2020
Llegó el 25 de enero. Lo prometido es deuda. Esta vez no ha ocurrido ninguna catástrofe ni enfermedad. Ni siquiera los últimos coletazos de una gripe que se me está antojando eterna me ha impedido disfrutar de la bendita música en directo. Estaba dispuesto a ir solo, fíjate las ganas que les tenía a estos monstruos de los madriles. Pero conseguí convencer a mis dos acompañantes, que llevaban puesto el pijama mental desde que se levantaron esa mañana.
Una vez convencidos y preparados, salimos tarde. La noche prometía echarnos un cable con la tregua que la lluvia nos concedía. Pero hubo otros factores que afectaron a la afluencia de público a la Sala Even. No soy quién para juzgar las decisiones de los demás, pero yo estoy convencido de que estaba en el concierto correcto. En fin, llegamos tarde, efectivamente. Una pena aparecer por allí cuando ya estaban terminando los sevillanos La cadena Psych. Lo poco que escuché me gustó y sonó bastante bien. Aunque sintiéndolo mucho, no sabría decir con qué tema se estaban despidiendo. Ya les estoy siguiendo la pista por Deezer y espero verlos pronto en vivo.
Después llegó el turno de Hard Recover, también locales. Nos ofrecieron un repertorio de versiones de lo más variado. Aunque el sonido, en ocasiones, no acompañó, se desenvolvieron bastante bien en aventuras tan arriesgadas como Electric eye de Judas Priest, You could be mine de Guns n’ Roses, Heaven and hell de la etapa Dio de Black Sabbath o la imposible a nivel vocal Burn de la etapa Coverdale/Hughes de Deep Purple. Tocaron otros palos más hardrockeros clásicos como el Fool for your loving de Whitesnake (Coverdale de nuevo, si es que es para quererlo) y otros más borricos como el Seek and destroy de Metallica. En definitiva, nos hicieron pasar un buen rato y supieron calentar el ambiente (escaso pero entregado) para lo que se venía encima.
¡Hora de Time Symmetry! Son pocos los que me hacen mantener una sonrisilla de idiota durante todo el concierto más allá de mis héroes de toda la vida cuando he tenido la suerte de disfrutarlos en concierto. Pues esta gente lo ha conseguido. Si el último disco, Ghosts, que reconozco que es lo único que he escuchado hasta ahora de ellos, suena como un cañón, en vivo es diez cañones por banda. Puro rock/metal progresivo, muy técnico pero sin caer en la autocomplacencia de las millones de notas por segundo ni las florituras innecesarias que no aportan nada a la canción. Dave Rubio y Jorge Velasco a las guitarras y coros, Carlos Hernández al bajo y teclas y Ando Martínez a la batería, son grandes músicos y están compenetrados a niveles de los grandes nombres del género. Y enfrente de todo ese ritmazo, técnica y melodía tienen a Elena Aznar, una fuerza desatada de la naturaleza. Qué poderío de garganta, chiquilla, qué pasión.
Y para rematar, los coros (lo de Dave Rubio va más allá, que en Better Days casi se canta media canción) son calidad suprema, como los turrones. Salieron a darlo todo y, salvo un par de apagones extraños, sonaron de escándalo. Tenemos grandes bandas como esta que habría que cuidar más, que siempre estamos con los mismos mantras. No voy a nombrar a nadie que compartía fecha en Sevilla. Si nos sacan de los cuatro grandes nombres nacionales nos perdemos en la gran oferta internacional, que está muy bien, pero si investigamos encontraremos joyas como la que nos ocupa. De esto puede tener gran culpa la agencia Lady Stone, cuyo roster nos ha permitido conocer grandes bandas. Odio escuchar la expresión rancia "son muy buenos, para ser españoles"; para mí lo correcto sería "qué suerte que haya bandas así en nuestro país". Ojalá tengan pronto el reconocimiento que merecen, que no llevan tocando dos días precisamente. Volviendo al concierto, se cascaron casi todo el último trabajo. Gracias a la buena gente de Sevilla Metal, a los que he copiado vilmente el setlist, la descarga de temazos fue:
Winding road
Fireworks (pedazo de estribillo, madre mía)
The circle
Reboot system now
Square hammer (cover de Ghost)
La intensa balada Entropy
Better days
Blue lights
The game
En resumen, una gran noche de buena música. Poco público, sí, pero estoy convencido de que habrían tocado con la misma entrega (todos, las tres bandas, seguro) para 4 que para 400. Además de la satisfacción por disfrutar de una de las cosas que más me llenan en la vida, la bendita música en vivo, está el mérito personal de sacar del sofá y la mantita a dos almas cándidas que, por supuesto, agradecieron después el empujoncito para salir de la rutina y las comeduras de coco.
Una vez convencidos y preparados, salimos tarde. La noche prometía echarnos un cable con la tregua que la lluvia nos concedía. Pero hubo otros factores que afectaron a la afluencia de público a la Sala Even. No soy quién para juzgar las decisiones de los demás, pero yo estoy convencido de que estaba en el concierto correcto. En fin, llegamos tarde, efectivamente. Una pena aparecer por allí cuando ya estaban terminando los sevillanos La cadena Psych. Lo poco que escuché me gustó y sonó bastante bien. Aunque sintiéndolo mucho, no sabría decir con qué tema se estaban despidiendo. Ya les estoy siguiendo la pista por Deezer y espero verlos pronto en vivo.
Después llegó el turno de Hard Recover, también locales. Nos ofrecieron un repertorio de versiones de lo más variado. Aunque el sonido, en ocasiones, no acompañó, se desenvolvieron bastante bien en aventuras tan arriesgadas como Electric eye de Judas Priest, You could be mine de Guns n’ Roses, Heaven and hell de la etapa Dio de Black Sabbath o la imposible a nivel vocal Burn de la etapa Coverdale/Hughes de Deep Purple. Tocaron otros palos más hardrockeros clásicos como el Fool for your loving de Whitesnake (Coverdale de nuevo, si es que es para quererlo) y otros más borricos como el Seek and destroy de Metallica. En definitiva, nos hicieron pasar un buen rato y supieron calentar el ambiente (escaso pero entregado) para lo que se venía encima.
¡Hora de Time Symmetry! Son pocos los que me hacen mantener una sonrisilla de idiota durante todo el concierto más allá de mis héroes de toda la vida cuando he tenido la suerte de disfrutarlos en concierto. Pues esta gente lo ha conseguido. Si el último disco, Ghosts, que reconozco que es lo único que he escuchado hasta ahora de ellos, suena como un cañón, en vivo es diez cañones por banda. Puro rock/metal progresivo, muy técnico pero sin caer en la autocomplacencia de las millones de notas por segundo ni las florituras innecesarias que no aportan nada a la canción. Dave Rubio y Jorge Velasco a las guitarras y coros, Carlos Hernández al bajo y teclas y Ando Martínez a la batería, son grandes músicos y están compenetrados a niveles de los grandes nombres del género. Y enfrente de todo ese ritmazo, técnica y melodía tienen a Elena Aznar, una fuerza desatada de la naturaleza. Qué poderío de garganta, chiquilla, qué pasión.
Y para rematar, los coros (lo de Dave Rubio va más allá, que en Better Days casi se canta media canción) son calidad suprema, como los turrones. Salieron a darlo todo y, salvo un par de apagones extraños, sonaron de escándalo. Tenemos grandes bandas como esta que habría que cuidar más, que siempre estamos con los mismos mantras. No voy a nombrar a nadie que compartía fecha en Sevilla. Si nos sacan de los cuatro grandes nombres nacionales nos perdemos en la gran oferta internacional, que está muy bien, pero si investigamos encontraremos joyas como la que nos ocupa. De esto puede tener gran culpa la agencia Lady Stone, cuyo roster nos ha permitido conocer grandes bandas. Odio escuchar la expresión rancia "son muy buenos, para ser españoles"; para mí lo correcto sería "qué suerte que haya bandas así en nuestro país". Ojalá tengan pronto el reconocimiento que merecen, que no llevan tocando dos días precisamente. Volviendo al concierto, se cascaron casi todo el último trabajo. Gracias a la buena gente de Sevilla Metal, a los que he copiado vilmente el setlist, la descarga de temazos fue:
Winding road
Fireworks (pedazo de estribillo, madre mía)
The circle
Reboot system now
Square hammer (cover de Ghost)
La intensa balada Entropy
Better days
Blue lights
The game
En resumen, una gran noche de buena música. Poco público, sí, pero estoy convencido de que habrían tocado con la misma entrega (todos, las tres bandas, seguro) para 4 que para 400. Además de la satisfacción por disfrutar de una de las cosas que más me llenan en la vida, la bendita música en vivo, está el mérito personal de sacar del sofá y la mantita a dos almas cándidas que, por supuesto, agradecieron después el empujoncito para salir de la rutina y las comeduras de coco.
Texto de A. Moreno
Fotos de Saray Pavón sin el pijama mental
sábado, 25 de enero de 2020
El hijo del Halley
Perpetrado el
sábado, 25 de enero de 2020
Maripaz tenía un tono optimista en el móvil para las llamadas entrantes. Mientras se le enfriaba el café hablando por teléfono me dio por mirar en el mío algo por internet. Y apareció, no sé cómo, lo del Halley; el cometa Halley: Hielos volátiles, agua, dióxido de carbono, amoníaco y polvo; se acerca por temporadas desde el medievo “Isti mirant stella”, luego 1910, 1986 y hay una previsión para el próximo 2061. Como Maripaz colgó, no miré más, hablamos algo y pagamos luego. Pero yo iba con el cometa en el bolsillo para verlo despacio en casa. El Halley de mil novecientos ochenta y seis.
Cuando el Halley de milnovecientosochentaiseis yo tenía quince años y lo veíamos desde el Miradero, que era donde mejor se veía «los científicos dicen… los científicos creen… si desviara la órbita… hay un protocolo en caso de que… agua, dióxido, amoníaco y polvo» Con el Halley tuve conciencia de que el cielo no era un decorado con luces programadas y que a lo mejor era verdad eso del espacio. El Halley se veía muy pequeño y tranquilo, luciente de noche y blanco tiza por la mañana; tirado por ahí arriba nadie diría que llevaba la velocidad que decían. La cola como un ciprés albino y tumbado; como un dardo de plumas del primer Lucifer hacia la diana solar. El Halley me trajo a Juampablo segundo te quiere todo el mundo, discos de vinilo, libros de biblioteca y a Rafaela Carrá; también cómics de Manara, jeringas con sangre, mayras, chichos y las primeras mamachichos. Yo no había tenido novia en la vida y ahora la tenía; el pequeño Halley me rondaba por la bragueta y reflectaba su luz en mis gafas de lejos. Para ver a la novia yo tenía que subir por el Miradero, pasar entre el arco caliente de la cola del Halley, cogernos de la mano y darnos un beso largo copiado de las películas escondidos bajo el sobaco mudéjar de alguna iglesia. Decíamos que ese cometa tenía que ser macho, a lo mejor era hembra, para mí que era maricón; marica con pluma «Es una ocasión única para ver al cometa cuyo último avistamiento data de 1910… Si se le ocurre al Halley… hay un protocolo en caso de que… agua, dióxido, amoníaco y polvo».
El Halley como una niña vestidita de comunión arrojada a la hoguera; un apóstol con la melena al viento sobre una moto astral; una zurraspa blanca en las bragas azules de mamá Tierra; la leche pajera y púber vertida en los lavabos. Hielos volátiles. El Halley tenía loco al científico, todo el día con el ojo pegado al telescopio para ver lo que había bajo la falda del cometa. El Halley a lo mejor quería frenar pero no había manera, siempre la ruta elíptica de su scalextric. El caso es que parecía parado en el cielo, detenido en el andén del mundo. El autobús del Halley dejaba turistas que no compraban nada. Es un cometa contradictorio (amoníaco y polvo, hielos volátiles) que me traía revistas porno, la OTAN, suspensos en matemáticas, la Olivetti y algún Marlboro. El Halley se llevó a mi novia «Te quiero pero como amigo» ella se fue a horcajadas sobre la gran cola peluda y aventada del cometa; corrían por el limbo sin nubes. El Halley era mi novia vestida de blanco que ascendió a los cielos. Nos trajo a Sabrina como una nueva madre redentora mucho antes que María; cuando José Luis Laguía era el rey de la montaña «Si su órbita cambiara… sería un acercamiento excesivo, si la órbita cruzara con…» Pero no se salía nunca del rail rojo y elíptico dibujado por el astrónomo. A pesar de lo lejos el cometa atufaba a gas butano, a frío de la calle y a vino de cartón. Y si te acercabas un poco más, en una hora sin nadie en el Miradero, oías al Halley cantando copla y la risa orgiástica de mi exnovia.
Echando cuentas me sale que para el dos mil sesenta y uno, para la próxima parada del Halley, yo tendría noventa años, figúrate. Pienso que llegará con mi exnovia adolescente y montaraz subida encima, preñada de mí (quiero decir que el bebé que espera soy yo; no que yo la hubiera preñado. El padre, mi padre sería el Halley) y mamá daría a luz en el Miradero amamantándome unos días hasta que se fueran volando otra vez. Así ochenta veces.
Cuando el Halley de milnovecientosochentaiseis yo tenía quince años y lo veíamos desde el Miradero, que era donde mejor se veía «los científicos dicen… los científicos creen… si desviara la órbita… hay un protocolo en caso de que… agua, dióxido, amoníaco y polvo» Con el Halley tuve conciencia de que el cielo no era un decorado con luces programadas y que a lo mejor era verdad eso del espacio. El Halley se veía muy pequeño y tranquilo, luciente de noche y blanco tiza por la mañana; tirado por ahí arriba nadie diría que llevaba la velocidad que decían. La cola como un ciprés albino y tumbado; como un dardo de plumas del primer Lucifer hacia la diana solar. El Halley me trajo a Juampablo segundo te quiere todo el mundo, discos de vinilo, libros de biblioteca y a Rafaela Carrá; también cómics de Manara, jeringas con sangre, mayras, chichos y las primeras mamachichos. Yo no había tenido novia en la vida y ahora la tenía; el pequeño Halley me rondaba por la bragueta y reflectaba su luz en mis gafas de lejos. Para ver a la novia yo tenía que subir por el Miradero, pasar entre el arco caliente de la cola del Halley, cogernos de la mano y darnos un beso largo copiado de las películas escondidos bajo el sobaco mudéjar de alguna iglesia. Decíamos que ese cometa tenía que ser macho, a lo mejor era hembra, para mí que era maricón; marica con pluma «Es una ocasión única para ver al cometa cuyo último avistamiento data de 1910… Si se le ocurre al Halley… hay un protocolo en caso de que… agua, dióxido, amoníaco y polvo».
El Halley como una niña vestidita de comunión arrojada a la hoguera; un apóstol con la melena al viento sobre una moto astral; una zurraspa blanca en las bragas azules de mamá Tierra; la leche pajera y púber vertida en los lavabos. Hielos volátiles. El Halley tenía loco al científico, todo el día con el ojo pegado al telescopio para ver lo que había bajo la falda del cometa. El Halley a lo mejor quería frenar pero no había manera, siempre la ruta elíptica de su scalextric. El caso es que parecía parado en el cielo, detenido en el andén del mundo. El autobús del Halley dejaba turistas que no compraban nada. Es un cometa contradictorio (amoníaco y polvo, hielos volátiles) que me traía revistas porno, la OTAN, suspensos en matemáticas, la Olivetti y algún Marlboro. El Halley se llevó a mi novia «Te quiero pero como amigo» ella se fue a horcajadas sobre la gran cola peluda y aventada del cometa; corrían por el limbo sin nubes. El Halley era mi novia vestida de blanco que ascendió a los cielos. Nos trajo a Sabrina como una nueva madre redentora mucho antes que María; cuando José Luis Laguía era el rey de la montaña «Si su órbita cambiara… sería un acercamiento excesivo, si la órbita cruzara con…» Pero no se salía nunca del rail rojo y elíptico dibujado por el astrónomo. A pesar de lo lejos el cometa atufaba a gas butano, a frío de la calle y a vino de cartón. Y si te acercabas un poco más, en una hora sin nadie en el Miradero, oías al Halley cantando copla y la risa orgiástica de mi exnovia.
Echando cuentas me sale que para el dos mil sesenta y uno, para la próxima parada del Halley, yo tendría noventa años, figúrate. Pienso que llegará con mi exnovia adolescente y montaraz subida encima, preñada de mí (quiero decir que el bebé que espera soy yo; no que yo la hubiera preñado. El padre, mi padre sería el Halley) y mamá daría a luz en el Miradero amamantándome unos días hasta que se fueran volando otra vez. Así ochenta veces.
Texto e imagen de Garven
jueves, 23 de enero de 2020
Blessé
Perpetrado el
jueves, 23 de enero de 2020
Ana Vega ha colaborado en revistas y publicaciones nacionales e internacionales, participado en antologías poéticas como La manera de recogerse el pelo coordinada por David González (Editorial Bartleby) u otras publicaciones como Poetas Asturianos para el siglo XXI de Carlos Ardavin (Editorial Trea). Ha publicado El cuaderno griego (Editorial Universos), Realidad paralela (Editorial Groenlandia), Breve testimonio de una mirada (Editorial Amargord), La edad de los lagartos (Editorial Origami), Herrumbre (Editorial Groenlandia), Llanquihue (Editorial Huerga & Fierro), Al xeito del tambor (Ed. Trabe, 2013), Auschwitz 13 (Ed. Amargord, 2013), Cantar en el desierto (Trabe, 2015) y Resiliencia (Trabe, 2015). Accésit del XXVI Premio Nacional Hernán Esquío 2008, premio de la Crítica de las Letras Asturianas 2011. Compagina su actividad literaria con su actividad docente como coordinadora de cursos y talleres de creación y creatividad y su colaboración en diferentes medios de comunicación como periodista, crítica literaria y columnista.
Poema de Ana Vega
Vídeo de Alvarez Cabrero
martes, 21 de enero de 2020
...y también por las moscas
Perpetrado el
martes, 21 de enero de 2020
...y también por las moscas, que estaban ejecutando en mi presencia, y en su reducido concierto, una música, que era como la música de cámara del estío.
Fragmento de Marcel Proust
Imagen de Pixabay
domingo, 19 de enero de 2020
Muero
Perpetrado el
domingo, 19 de enero de 2020
El amor no se acaba
aunque me mates.
Me libro del cuerpo
de ti de la cabeza,
la tierra estalla
en realidad profunda,
soñar que muero dormida
mientras bebes, el cauce de mi sangre.
Abrir la cicatriz de la infancia,
la flor de pétalos calientes,
abrir las puertas de espejo.
Soñar que muero dormida
aunque ahora me estés matando
no sepa tu nombre,
no quieras beber mi sangre.
Ríos de leche, la niebla, tu boca
el blanco de la noche.
Soñar que muero eterna,
dormir la realidad profunda.
aunque me mates.
Me libro del cuerpo
de ti de la cabeza,
la tierra estalla
en realidad profunda,
soñar que muero dormida
mientras bebes, el cauce de mi sangre.
Abrir la cicatriz de la infancia,
la flor de pétalos calientes,
abrir las puertas de espejo.
Soñar que muero dormida
aunque ahora me estés matando
no sepa tu nombre,
no quieras beber mi sangre.
Ríos de leche, la niebla, tu boca
el blanco de la noche.
Soñar que muero eterna,
dormir la realidad profunda.
Poesía de Marina Oroza
Imagen de Pixabay
viernes, 17 de enero de 2020
Cómo me deshice de quinientos libros
Perpetrado el
viernes, 17 de enero de 2020
...durante años tomé el camino de las librerías de viejo. Cuando uno empieza a sentir la atracción de estos establecimientos llenos de polvo y penuria espiritual, el placer que le proporcionan los libros a empezado a degenerar en la manía de comprarlos, y ésta a su vez en la vanidad de adquirir algunos raros para asombrar a los amigos o a los simples conocidos.
¿Cómo tiene lugar este proceso? Un día está uno tranquilo leyendo en su casa cuando llega un amigo y le dice: ¡Cuántos libros tienes! Eso le suena a uno como si el amigo le dijera: ¡Qué inteligente eres!, y el mal está hecho. Lo demás ya se sabe. Se pone a contar libros por cientos, luego por miles, y a sentirse cada vez más inteligente. Como a medida que pasan los años (a menos que se sea un verdadero infeliz idealista) uno cuenta con más posibilidades económicas, uno ha recorrido más librerías y, naturalmente, uno se ha convertido en escritor, uno posee tal cantidad de libros que ya no sólo eres inteligente: en el fondo eres un genio. Así es la vanidad esta de poseer muchos libros.
Fragmento de relato de Augusto Monterroso
Imagen de Pixabay
miércoles, 15 de enero de 2020
C a u t e l a
Perpetrado el
miércoles, 15 de enero de 2020
He de mover los pies con gran cautela, para no rebasar los límites del mundo y caer en la nada. He de golpear con la mano una dura puerta, para llamarme a mí misma a fin de que vuelva a entrar en mi cuerpo.
Fragmento de Las Olas de Virginia Woolf
Fragmento de Las Olas de Virginia Woolf
Imagen de Pixabay
lunes, 13 de enero de 2020
Buenas noches
Perpetrado el
lunes, 13 de enero de 2020
Y de nuevo me desplazo lejos y a la vuelta... echar la vista atrás y aprovechar el silencio que se genera en el autobús para escribir que me encantaría poder decirte "buenas noches" todos los días, tenerte a un palmo de mí, escaparme de la rutina besándote y que no me pese ser un esqueleto que se alquila para pagar facturas.
Poder reflejar con palabras que mi corazón late más fuerte y en tus labios soy primavera; que me encantan esos surcos que te salen cuando te digo: te quiero, esa sonrisa que llega hasta tus ojos. Y que deseo vivir más de esos momentos en los que estamos tan fundidos que no sabemos si la voz saldrá por tus cuerdas vocales o las mías.
Poder reflejar con palabras que mi corazón late más fuerte y en tus labios soy primavera; que me encantan esos surcos que te salen cuando te digo: te quiero, esa sonrisa que llega hasta tus ojos. Y que deseo vivir más de esos momentos en los que estamos tan fundidos que no sabemos si la voz saldrá por tus cuerdas vocales o las mías.
Saray Pavón
sábado, 11 de enero de 2020
Giacometti...
Perpetrado el
sábado, 11 de enero de 2020
...o la frustración hecha arte. El delirio parece poseer sus trazos o sus esculturas de escayola pero Alberto tiene muy claro lo que quiere plasmar. Su realidad. Se aleja de ideas preconcebidas y crea una nueva forma de ver. Se adentra en la esencia de su modelo y la captura. Es puro magnetismo.
Dicen que su estilo más característico lo desarrolló a partir de comienzos de la década de 1940. Aparecen entonces sus figuras humanas alargadas y superficie áspera, esos seres despojados de la carne: reducidos a piel y huesos. Cadáveres solitarios y anónimos pese a que puedan estar incluidos en una composición. Seres "a mitad de camino entre la nada y el ser", según los definió el filósofo Jean Paul Sartre. "A primera vista parecen mártires consumidos salidos del campo de concentración de Buchenwald. Pero poco después se abre paso un concepto distinto: esas naturalezas delgadas y finas se elevan al cielo". Y en mi caso fue así: lo que inicialmente me causó rechazo fue lo que luego me atrapó.
Aún no he estado frente a ninguna pieza suya más allá que los píxeles encerrados en la nube cibernética pero Jean Cocteau dijo: "He visto las esculturas de Giacometti, son muy potentes y al mismo tiempo tan delicadas que te entran ganas de describirlas como nieve que conserva la huella de las pisadas de un pájaro".
Texto: Saray Pavón
Imágenes sacadas de internet, composición A.Moreno
Imágenes sacadas de internet, composición A.Moreno
jueves, 9 de enero de 2020
INSUMISIÓN
Perpetrado el
jueves, 9 de enero de 2020
Estoy harta
de la ansiedad y de las infusiones
calientes para aplacarla
de la lentitud del calendario
de buscar empleo o algún curso
para adornar el currículum
de las tareas domésticas con aroma a amoniaco,
de los que fingen ser poetas
de los que regresan con la excusa
de “tú eres mi mejor error”,
por eso, firmo esta tregua
para ocupar un puesto en el bando
de los ignorantes durante un tiempo
y disfrutar de la tranquilidad que supone
no ser una misma.
Poema de Ana Patricia Moya, Periquilla de los palotes
Imagen de Pixabay
martes, 7 de enero de 2020
Del mar azul las transparentes olas
Perpetrado el
martes, 7 de enero de 2020
Del mar azul las transparentes olas
mientras blandas murmuran
sobre la arena, hasta mis pies rodando,
tentadoras me besan y me buscan.
Inquietas lamen de mi planta el borde,
lánzanme airosas su nevada espuma,
y pienso que me llaman, que me atraen
hacia sus salas húmedas.
Mas cuando ansiosa quiero
seguirlas por la líquida llanura,
se hunde mi pie en la linfa transparente
y ellas de mí se burlan.
Y huyen abandonándome en la playa
a la terrena, inacabable lucha,
como en las tristes playas de la vida
me abandonó inconstante la fortuna.
mientras blandas murmuran
sobre la arena, hasta mis pies rodando,
tentadoras me besan y me buscan.
Inquietas lamen de mi planta el borde,
lánzanme airosas su nevada espuma,
y pienso que me llaman, que me atraen
hacia sus salas húmedas.
Mas cuando ansiosa quiero
seguirlas por la líquida llanura,
se hunde mi pie en la linfa transparente
y ellas de mí se burlan.
Y huyen abandonándome en la playa
a la terrena, inacabable lucha,
como en las tristes playas de la vida
me abandonó inconstante la fortuna.
Poesía de Rosalía de Castro
Imagen de Pixabay
domingo, 5 de enero de 2020
Con once heridas mortales
Perpetrado el
domingo, 5 de enero de 2020
Con once heridas mortales,
hecha pedazos la espada,
el caballo sin aliento
y perdida la batalla,
manchado de sangre y polvo,
en noche oscura y nublada,
en Ontígola vencido
y deshecha mi esperanza,
casi en brazos de la muerte
el laso potro aguijaba
sobre cadáveres yertos
y armaduras destrozadas.
Y por una oculta senda
que el Cielo me deparara,
entre sustos y congojas
llegar logré a Villacañas.
La hermosísima Filena,
de mi desastre apiadada,
me ofreció su hogar, su lecho
y consuelo a mis desgracias.
Registróme las heridas,
y con manos delicadas
me limpió el polvo y la sangre
que en negro raudal manaban.
Curábame las heridas,
y mayores me las daba;
curábame las del cuerpo,
me las causaba en el alma.
Yo, no pudiendo sufrir
el fuego en que me abrasaba,
díjele; "Hermosa Filena,
basta de curarme, basta.
Más crueles son tus ojos
que las polonesas lanzas:
ellas hirieron mi cuerpo
y ellos el alma me abrasan.
Tuve contra Marte aliento
en las sangrientas batallas,
y contra el rapaz Cupido
el aliento ahora me falta.
Deja esa cura, Filena;
déjala, que más me agravas;
deja la cura del cuerpo,
atiende a curarme el alma".
basta de curarme, basta.
Más crueles son tus ojos
que las polonesas lanzas:
ellas hirieron mi cuerpo
y ellos el alma me abrasan.
Tuve contra Marte aliento
en las sangrientas batallas,
y contra el rapaz Cupido
el aliento ahora me falta.
Deja esa cura, Filena;
déjala, que más me agravas;
deja la cura del cuerpo,
atiende a curarme el alma".
Poesía del Duque de Rivas
Imagen de Pixabay
viernes, 3 de enero de 2020
El espantapájaros
Perpetrado el
viernes, 3 de enero de 2020
Ves a todos los cuervos acercarse.
Es negrura la noche, pero también es carne.
Nadie quiere irse a dormir sin su porción.
Graznan, gritan, agitan sus alas postizas.
Ríen, gimotean, se abalanzan sobre un cuerpo.
Ahí está esa figura silenciosa que se agranda.
Ahí está el espantapájaros;
avanza hacia a ti, avanza hacia a ti...
Es un hombre de paja y aire, que te dice que te vayas.
No lo intentes, tu casa está ahora muy lejos.
Es negrura la noche, pero también es carne.
Nadie quiere irse a dormir sin su porción.
Graznan, gritan, agitan sus alas postizas.
Ríen, gimotean, se abalanzan sobre un cuerpo.
Ahí está esa figura silenciosa que se agranda.
Ahí está el espantapájaros;
avanza hacia a ti, avanza hacia a ti...
Es un hombre de paja y aire, que te dice que te vayas.
No lo intentes, tu casa está ahora muy lejos.
Poema de Diego Solís
Imagen de Pixabay
miércoles, 1 de enero de 2020
El mundo sin Bud Spencer
Perpetrado el
miércoles, 1 de enero de 2020
Estamos huérfanos de Bud. Ayer pensé en esto de que Bud murió no hace mucho. Así que abofeteé a un oso grande de peluche que tengo en el sofá y el oso rodó blando y mudo por el suelo; nada parecido a los hombres arrojados a hostias por los tejados de Bud. Lo hice como un bonito homenaje para él; como un sketch a modo de elegía para él. Pero me quedó un abuso idiota a un osezno nacido muerto. Nada que ver con Bud.
Bud tenía la tristeza de los gigantes que dijo el poeta. Pienso que hoy, en aquel cielo tradicional de azules polares donde van a parar los muertos buenos, tiene que haber escándalo de plumas como copos de una intensa nevada porque Bud estará repartiendo hostias con la mano abierta a los ángeles, y éstos quedan con los ojos haciendo aspas en los jardines blancos del paraíso. Allá dios ríe a carcajadas y los ángeles ofrecen otra vez la cara a la mano sopera de Bud por ver al todopoderoso doblarse de la risa; puede que Bud esté ya un poco cansado y enfadado por esto y mire mal al gordo, cano y barbudo dios, que es un tipo parecido a él.
En las guerras de Bud no moría nadie; todos eran graciosamente derribados; abatidos en lo alto de las casas. Un vaquero enemigo caía en la bañera del ático donde una señora en pelotas gritaba y corría hacia un primer plano con el brazo cubriéndose el pecho y la otra mano en la entrepierna. En las emboscadas de Bud, alguien escupía algunos dientes, pero nada más; nada que un Espidifen no pueda aliviar. Bud Spencer de la mano de Terence Hill como un Obélix y Astérix italianos en las tabernas de Almería. Ellos respetaban a los malos con bofetadas y vodeviles, les daban la oportunidad de pensar en el tejado frotándose la cara por el escozor. La mano de Bud como logo en todas las banderas, justicia amiga sin pena capital. Jamás se mancharon de sangre las manos calientes de Bud.
Echo de menos tus sopapos en el cine (y a lo mejor fuera del cine) Bud. Ahora todo huele a colonia cara y pistola nueva, se lleva admirar héroes cuadrados y muchachas con metales de gimnasio. Un montón de mierda, Bud. Banana Joe, Dos granujas en el Oeste. Recuerdo aquel abuelo en Colorado o por ahí, muy malito; y apareciste tú y te viste en la tesitura de decir que eras el doctor ¿recuerdas?, no sé si la hija del abuelo te suplicaba que curaras al viejo. Y vas tú y haces un mejunje con un poco de aguardiente y pólvora que sacas de una bala, y se lo das al abuelo. Y va éste y empieza a tirarse unos cuescos como un demonio y la casa tiembla y la chica te abraza llorando y agradecida de ver al abuelo blincar por la alcoba. Qué puntazo, Bud. Todo esto amenizado con tipejos volando por ahí, redimidos con las palancas de tus brazos.
Me he reído mucho con tus pelis, Bud, con la metáfora de tus tortas que respetaban la vida y abrían el conocimiento a los golpeados. Pienso si alguna vez me he pegado con alguien; sí, recuerdo ahora; y fue desagradable, Bud. Aquello fue otra cosa distinta a lo tuyo; hubo empujones, agarrones de la pechera, algunas patadas, gafas en el suelo y muchos insultos, pero ni un puñetazo; qué curioso, si habíamos visto tanto wéstern por qué insistíamos en una menestral lucha griega. Luego, una vez que un par de amigos se entrometían para separarnos (algo que estábamos deseando), los dos rivales llorábamos con una aparente rabia y esto nos daba mucha vergüenza. Sí, creo que en el fondo nos compadecíamos uno del otro. Nada que ver contigo, Bud.
Bud tenía la tristeza de los gigantes que dijo el poeta. Pienso que hoy, en aquel cielo tradicional de azules polares donde van a parar los muertos buenos, tiene que haber escándalo de plumas como copos de una intensa nevada porque Bud estará repartiendo hostias con la mano abierta a los ángeles, y éstos quedan con los ojos haciendo aspas en los jardines blancos del paraíso. Allá dios ríe a carcajadas y los ángeles ofrecen otra vez la cara a la mano sopera de Bud por ver al todopoderoso doblarse de la risa; puede que Bud esté ya un poco cansado y enfadado por esto y mire mal al gordo, cano y barbudo dios, que es un tipo parecido a él.
En las guerras de Bud no moría nadie; todos eran graciosamente derribados; abatidos en lo alto de las casas. Un vaquero enemigo caía en la bañera del ático donde una señora en pelotas gritaba y corría hacia un primer plano con el brazo cubriéndose el pecho y la otra mano en la entrepierna. En las emboscadas de Bud, alguien escupía algunos dientes, pero nada más; nada que un Espidifen no pueda aliviar. Bud Spencer de la mano de Terence Hill como un Obélix y Astérix italianos en las tabernas de Almería. Ellos respetaban a los malos con bofetadas y vodeviles, les daban la oportunidad de pensar en el tejado frotándose la cara por el escozor. La mano de Bud como logo en todas las banderas, justicia amiga sin pena capital. Jamás se mancharon de sangre las manos calientes de Bud.
Echo de menos tus sopapos en el cine (y a lo mejor fuera del cine) Bud. Ahora todo huele a colonia cara y pistola nueva, se lleva admirar héroes cuadrados y muchachas con metales de gimnasio. Un montón de mierda, Bud. Banana Joe, Dos granujas en el Oeste. Recuerdo aquel abuelo en Colorado o por ahí, muy malito; y apareciste tú y te viste en la tesitura de decir que eras el doctor ¿recuerdas?, no sé si la hija del abuelo te suplicaba que curaras al viejo. Y vas tú y haces un mejunje con un poco de aguardiente y pólvora que sacas de una bala, y se lo das al abuelo. Y va éste y empieza a tirarse unos cuescos como un demonio y la casa tiembla y la chica te abraza llorando y agradecida de ver al abuelo blincar por la alcoba. Qué puntazo, Bud. Todo esto amenizado con tipejos volando por ahí, redimidos con las palancas de tus brazos.
Me he reído mucho con tus pelis, Bud, con la metáfora de tus tortas que respetaban la vida y abrían el conocimiento a los golpeados. Pienso si alguna vez me he pegado con alguien; sí, recuerdo ahora; y fue desagradable, Bud. Aquello fue otra cosa distinta a lo tuyo; hubo empujones, agarrones de la pechera, algunas patadas, gafas en el suelo y muchos insultos, pero ni un puñetazo; qué curioso, si habíamos visto tanto wéstern por qué insistíamos en una menestral lucha griega. Luego, una vez que un par de amigos se entrometían para separarnos (algo que estábamos deseando), los dos rivales llorábamos con una aparente rabia y esto nos daba mucha vergüenza. Sí, creo que en el fondo nos compadecíamos uno del otro. Nada que ver contigo, Bud.
Texto e imagen de Garven
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