Recuerdo la vez
que cortaron la luz
mientras comíamos:
se apagaron las bombillas
y la sonrisa de mi madre.
No tardo en recuperarla.
La luz.
Poema de Alberto Claver
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Poema de Alberto Claver
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Poema de David González
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Qué inútil ahora tu mirada,
tus patas, hacia delante, inmóviles,
el blanco manchado de tu piel
donde la sangre traza sus purpúreos dibujos.
Nadie, ni tal vez tú, sabía
a qué lugar te empujaban tus pasos,
qué golpes o caricias, qué pequeña extensión de sol,
aguardaban a tu cansado cuerpo caminante.
Sin baños rituales, sin collares ni lazos,
sin palabras de halago y órdenes con dueño.
Solo, arrastrando tu peso por la noche y el día,
hasta llegar aquí, al crujido sordo de la muerte,
qué incomprensible juzgas con tus ojos atónitos.
Frágil y poderoso como la libertad
y como ella duramente vencido,
transformado en silencioso rincón de sombra,
en apagado territorio de huesos y de olvido.
Así, a la luz fría de la mañana,
esperas tu destino de cal o pobredumbre.
Quieto, bajo el polvo y la grasa, montón tierno,
imagen transparente de la tierra en que yaces.
Warrant. Cherry pie.
El archiconocido tema que daba título al álbum no ha dejado de sonar en la radio desde entonces. Una banda de rock sin más apelativos pero que seguro que te ha hecho mover el cuerpo de forma patética alguna vez.
Pantera. Cowboys from hell.
Una revolución gigante, inconmensurable. El comienzo de un mito y el espejo en que una década de músicos se tuvo que mirar porque no había más remedio que arrodillarse ante la forma de tocar de los tejanos. El universo del metal se abrió por completo gracias a este disco, y mucho tiempo después quiso venir el nu metal a dárselas de rompedores. Un disco adelantado a su tiempo.
Queensrÿche. Empire.
Qué podemos decir de esta banda legendaria. Y de este clásico que se convirtió en el manual de cabecera de muchos amantes del progresivo y del rock en general. Si escuchas Jet city woman o Silent Lucidity y no te dan ganas de besar la actual calva de Geoff Tate tienes un problema.
Extreme. Pornograffitti.
¿Sabes ese tema que todos los tíos se aprenden para ligar? Sí, ese, el More than words. Pues es una de las pistas de Pornograffitti. ¿Quieres más motivos para adorarlo? Escucha el resto del disco que colocó a Gary Cherone y Nuno Bettencourt, compositores plenos de todos los temas, en el Olimpo del rock.
Dio. Lock up the wolves.
Ronnie... ay, mi querido Ronnie. No puedo escribir nada sobre él sin que se me empañen los ojos. No tiene disco malo, y este de 1990 no iba a ser menos. Poco puedo añadir. Que disfrutes de su prodigiosa voz y sus composiciones en solitario siempre que puedas, así nunca morirá.
Judas Priest. Painkiller.
Fíjate, una de las canciones más versionadas de la banda, más conocidas y cuya batería parece estar grabada por el mismo demonio está aquí, y le da nombre al álbum. Pues blanco y en botella. Es como una vuelta a su época setentera pero con mucha más mala leche y, lo dicho, producción de 10.
Steve Vai. Passion & warfare.
Técnica y pasión, virtuosismo y emoción. Sentimientos incontenibles afloran con algo tan simple y a la vez tan complicado como la vibración de una cuerda convertida en sonido. Las pastillas de su Ibanez deben de estar hechas con sangre de elfo. La primera vez que escuché este CD, puse For the love of God unas seis veces seguidas. A día de hoy sigue poniéndome los pelos de punta.
Mr Big. Raw like sushi.
Si no recuerdo mal, el nombre de esta banda tiene su origen en un tema de Free. Podría pensarse que proviene del Big Bang. Eso fue lo que supuso la aparición de esta superbanda en la escena, una mega deflagración cósmica de talentos unidos en creaciones míticas. Y eso es lo que se puede oír en este su primer CD en vivo. Nada menos que en Japón, donde son dioses.
Héroes del silencio. Senderos de traición.
Uno de los discos españoles más conocidos tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. El que contiene los dos temas que la radio ha estrujado hasta convertirlos en canciones bastardas, a pesar de su calidad. Estamos hablando de Maldito duende y Entre dos tierras. Soy más de El espíritu del vino, pero este es de los must have.
The Black Crowes. Shake your money maker.
Nada más y nada menos que el debut discográfico de una leyenda semi-viva del rock. Sus fundadores siguen, la banda, por desgracia, murió*. ¡Pero qué manera de estrenarse! Del primero al último, son hits, patadas rockeras en la cara del imperante grunge. Además, en la lista está una versión impagable del Hard to handle del eterno Otis Redding.
Testament. Souls of black.
Una portada oscura y totalmente reconocible. Uno de los grandes de la amplia trayectoria de los californianos. No tan representativo como Practice what you preach o The new order pero un más que digno sucesor de ambos. Con grandes temas como Absence of light o el propio Souls of black donde la presencia de Greg Christian (bajo) es más que evidente.
Gary Moore. Still got the blues.
Un rockero de la vieja escuela, reconvertido al hard rock y cercano al heavy requeteconvertido a bluesman. Todas las étapas del norirlandés (desgraciadamente desaparecido) tienen algo especial. Y esta no se queda atrás. Discazo de principio a fin con míticas canciones como la que da nombre al disco, Oh pretty woman, Walking by myself o Too tired. Un regalo para las orejas.
Bruce Dickinson. Tattooed millionaire.
Otro debut, o más bien inicio de proyecto. Todos conocemos la etapa gloriosa del tito Bruce en Iron Maiden. Pero a finales de los ochenta hubo un tira y afloja con el resto de la banda que vete tú a saber y emprendió su carrera en solitario. Se aleja un poco de lo recorrido con la dama de hierro y factura un larga duración repleto de hard rock y buenas melodías canalizadas por este prodigio de garganta.
Living Colour. Time’s up.
Segundo disco de esta impresionante banda que tantas alegrías me da. No es mi disco de cabecera (tardaría tres años en llegar con Stain) pero está repleto de funk rock y de himnos como Pride o la maravillosa Love rears its ugly head. Se permitieron experimentar con otros ritmos y estilos y el resultado es un disco de lo más variopinto.
Megadeth. Rust in peace.
Todavía me duele la mandíbula desde que se me desencajó la primera vez que lo escuché. Riffs técnicos, solos trepidantes, estructuras locas. Para mí sigue siendo su mejor obra, donde se pueden permitir el lujo de decir que han creado un monumento al thrash con elementos progresivos de una factura impecable. Todos son temazos, no voy a destacar ninguno.
Depeche Mode. Violator.
Para cerrar, un clásico atemporal ajeno a la lista anterior. Los maestros ingleses de la música electrónica crean en este caso algo insólito: un disco de ese estilo que no me dan ganas de usar como frisbee. Poco se puede descubrir a estas alturas de un álbum que contiene Enjoy the silence y Personal Jesus.
Pues después de esto, todavía habrá quien desacredite los noventa. ¡Y la década acaba de empezar!
Seguro que me dejo algunos, como el Tales from the Twilight world de Blind Guardian, el Razor’s Edge de AC/DC, el Seasons in the Abyss de Slayer o el Coma of souls de Kreator, pero ya aparecerán otro año con mejores discos.
*¡Pero, oiga, que se han vuelto a rejuntar!
Modo Line Up ON:
Andi Deris: voz
Michael Weikath: guitarra
Roland Grapow: guitarra
Markus Grosskopf: bajo
Uli Kusch: batería
Y explico esto porque los créditos de la canción pertenecen a Michael Weikath pero en los arreglos participan todos.
Entrando ya en materia y, hablando de la letra, el maestro Weiki no sólo apaña una historia maravillosa y con mensaje, sino que además la encuadra de forma magistral en uno de los géneros de los que más se nutre el power: la ciencia-ficción. Para poneros en situación haré un breve resumen. Cuenta como una inteligencia alienígena que viene de muy lejos con intenciones poco pacíficas se topa con La Tierra. La idea principal: colonizar el planeta tras acabar con sus habitantes. Sin embargo al monitorizar a los humanos y comprobar que no proponen respuesta armada deciden quedarse y colaborar con el fin de crear un futuro mejor para ambas razas. El problema viene cuando tras un tiempo como equipo, los visitantes empiezan a caer como moscas por culpa del calentamiento global y los letales rayos solares que se cuelan por el agujero de la capa de ozono. No les queda más remedio que congelarse y esperar dejando grabado este demoledor mensaje: “Decidnos cuántos de nosotros han muerto bajo las oleadas de luz. Cuerpos sin rostro, macabros gritos... nuestra colonia condenada. Despertadnos cuando hayáis sanado el mundo. S.O.S”.
Lo que pudo ser una colaboración pacífica, cosa que poco se ve en las invasiones extraterrestres, acaba como el rosario de la aurora por nuestra culpa, como siempre, porque somos una desgracia y convertimos en compost todo lo que tocamos. Pero ese es otro tema. El que nos atañe, el musical, comienza con unos sonidos bucólicos de pajaritos acompañados de efectos y el siempre infravalorado bajo de Markus (de los mejores en la escena con su instrumento) que recuerdan a un aterrizaje. Se cuela una melodía alegre y casi robótica, para dar paso a los primeros acordes con distorsión y al poderío de Andi coreando vocales sobre una especie de jam de todos. Entra un riff megathrasher a modo de introducción del que compone la estrofa, el más elaborado de la carrera de los alemanes seguido del puente y el estribillo (que no se quedan cortos en cuanto a creatividad) y vuelta al ultra-palm-muteado metalero de la muerte con un par de power chords de guinda. Y qué estribillo… Algo tan sencillo y a la vez tan necesario como son los coros (del propio Andi) lo redondean hasta darle un acabado pulido y brillante. Esta estructura, ya clásica del power, se vuelve a repetir con otra estrofa/puente/estribillo en la que ya nuestros visitantes de otro mundo están asentados y confían en nuestra capacidad colaborativa para crear un próspero futuro. En otros temas del estilo como por ejemplo Land of the free de sus compatriotas Gamma Ray, tras un par de estas combinaciones entra el solo y un breve interludio, para volver al esquema anterior una última vez. Pero aquí, al terminar el segundo estribillo, el riff introductorio da paso a una serie de entreactos en los que cambian el tempo y los ritmos; se vuelve oscuro y progresivo después; entra el solo, inquietante; le sigue una breve parte medio jazzera en la que las dos guitarras armonizan un par de compases sobre la línea slapeada del amigo Markus en comunión con el excelso Uli Kusch (enorme en toda la canción) y, de pronto, se instala un riff casi doom que va ralentizándose hasta que llega la calma. Emerge casi celestial, la voz de Deris. Se pone en la piel de los supervivientes que nos dejan el mensaje con una bella melodía por encima de samples y efectos en plan: somos tecnoaliens pero tenemos nuestro corazoncito. Va subiendo octavas hasta que pide socorro y vuelve a irrumpir el thrash. Enlaza directamente con un breve puente con letra de esperanza distinta a los anteriores y ¡al estribillo final!
Se acabó. Como se puede ver es una estructura poco habitual en el estilo. Nueve minutos de orfebrería metalera alemana que hacen de este tema una joya única. Un portento de imaginación y creatividad que además, a pesar de los cambios de ritmo, los interludios y los sonidos futuristas, hace que muevas la cabeza como si no hubiera un mañana. Por si todo esto no fuera del todo suficiente, tanto los arreglos como los efectos y la propia música consiguen que te metas en la historia, dando a cada parte el dramatismo, la tensión o la sensación de esperanza que necesitan.
¿Que tienen otros temas geniales y que quizá les definan más como banda genuina del power metal alemán? Evidentemente, y del mismo disco incluso. Kings will be kings, Steel Tormentor. O sus clásicos de la primera era Eagle fly free o Future world. También sus bombazos hard rockeros auspiciados por el actual frontman como Mr. Ego o Perfect gentleman y otros oscuros y profundos como Mirror mirror o Scalation 666. Todos grandes, sin duda. Pero esta pieza es irrepetible, por todos los detalles que he resaltado, porque tiene una estructura auténtica y sus riffs son una verdadera locura y un derroche de técnica. Absolutamente recomendable oirlo para leer este arrebato de pasión noventera. No sé si las mismas veces que lo oí yo para escribirlo, pero al menos las suficientes para saborearlo. Después de todo este rollo no puedo evitar pensar que me he dejado llevar. Puede que esté equivocado, aunque al menos lo he intentado, ¿no?
Texto e imagen (Illustrator) de Antonio Moreno
En esta ocasión Nacho Delgado nos pone sobre ruedas entrevistando a Rodrigo Vaz Cano, que forma parte del proyecto de La Red Van. Tras pasar por nuestro Asaltrón* de corrección Saray Pavón, esto es lo que os ha dejado de una nueva forma de entender la música.
ND: Con 4 años tus padres te regalaron tu primera máquina de escribir tengo entendido…
Rodri: Mis padres vieron lo pesado que era porque teníamos una máquina de escribir antigua en casa y me pasaba el día tecleando porque me encantaba el ruido que hacía (porque se parecía a una ametralladora y parecía como que estaba jugando con la máquina de escribir) (Risas). Cuando tuve un poquito más de uso de razón ya empezaba a escribir frases con sentido: entonces me regalaron una máquina. Era de verdad… pero de niños pequeños (todavía está guardada en el altillo) y me pasaba las horas muertas escribiendo frases, lo que me pasaba durante el día…
ND: Ha llovido un montón… Ahora te dedicas a pasear músicos en una furgoneta mientras tocan canciones. ¿Qué has estado haciendo… desde esa máquina de escribir de juguete?
Rodri: (Risas) Pues eso, junto a que la rana Gustavo con gabardina era mi personaje favorito de Barrio Sésamo, hicieron un poco que yo me metiera en el mundo del periodismo. Vine a Sevilla hará 12 años, para estudiar periodismo, acabé la carrera notando que eso al final no me había gustado, como casi toda la gente de mi año. No era la carrera, sino el panorama desolador que veíamos delante (el mismo que ve el que estudia una carrera hoy en día). A partir de ese momento me dediqué a grabar, que era otra de mis pasiones (mi tío también vio que era muy pesado con las cámaras de fotos (risas) y me regaló una por mi comunión y no hacía más que fotos y fotos), el mundo audiovisual siempre ha estado presente en mi vida. En mi residencia de estudiantes grababa algunos videos chorras (era el típico que siempre salía con la cámara de fiesta) y dije ‘¿Qué puedo hacer ahora?’ No me voy a poner a estudiar Derecho (Risas) así que terminé en un grado superior de Realización. En él conocí a una cuantas personas, uno de ellos tenía un amigo con un sueño: utilizar su caravana Volkswagen en un formato de video en el que un/unos grupo/s se suban y, mientras vamos por Sevilla con la furgoneta, les grabamos. Nos sumamos a la iniciativa aunque actualmente, por desgracia, como no tenemos los apoyos necesarios económicos (la furgoneta está malita de momento), estamos en stand by. Queremos volver pero… mientras tanto, hemos fundado nuestra propia productora con la que seguir grabando y ganar dinero, para volver a arreglar la furgoneta y retomar nuestra pasión: subir a músicos a la furgoneta.
ND: Bueno, la Red Van, para alguien que no os conoce de nada, hemos dicho que cogéis a gente, los montáis a una furgoneta y los ponéis a tocar…
Rodri: Sí, pero bajo su consentimiento (Risas) que con esa forma de decirlo lo mismo la gente se asusta (Risas). Al comienzo nosotros intentábamos contactar con músicos para crear una especie de caché. Ahora, gracias a Dios, son ellos los que nos buscan a nosotros. Es un formato distinto, es un espacio en el que no se suele tocar mucho… pero hemos querido coger una furgoneta porque es el sitio en el que, a la hora de hacer tours, las bandas siempre van en las típicas caravanas y había temas que se componían en las furgonetas y nos pareció como… bonito el volver a los orígenes. Es una especie de reto para él y para nosotros (grabar en movimiento tampoco es que sea fácil…). Al principio era un acústico, pero ya hemos llegado hasta el punto de subir electrónica, amplificadores… Invitaría a la gente a que se metiera en www.laredvan.com o en nuestro canal de YouTube, que es una experiencia guay.
ND: Canijo sin fronteras, Muchachito, All B, Círculo Vicioso, Electro Billy… ¿A cuántas bandas habéis llevado ya en la furgoneta?
Rodri: Uff… Esa es la pregunta de pillar, ¿no? (Risas). Ahora mismo no se decirte un número exacto pero creo que hemos superado el centenar, porque… han sido tres temporadas más el Monkey week, que hicimos como actividad paralela, en el Puerto de Santa María también hicimos unos cuantos bolos… Creo que podemos llegar a la centena, pero tampoco me pillaría mucho los dedos.
ND: ¿Seguís algún criterio a la hora de seleccionar a las bandas que montáis?
Rodri: Sobre todo que les gustara el rollo. No queríamos que nadie se subiera por compromiso. Buscábamos bandas emergentes, para darles voz y un apoyo audiovisual. Muchos, para tocar en un local, necesitan un video y quisimos hacer eso. A medida que ha pasado el tiempo y contactaban ellos con nosotros, sí buscábamos cierta variedad. No sólo subir cantautores o raperos… sino tener una pequeña muestra de todo lo que es el aspecto musical... Obviamente, cuanta más locura, mejor y, cuanto más riesgo… -Riesgo no físico (Risas)- de actuación, más nos motiva y nos tira para adelante.
ND: Los videos que publicáis, ¿tienen algún tipo de edición o van a pelo?
Rodri: Otra de las normas básica de la red van es que los videos se suben in situ. Tienen edición, obviamente, porque vamos a tres cámaras (una go Pro y dos cámaras frontales) y el sonido también se graba en la propia furgoneta, pero no metemos insertos de otra parte. Lo que se grabe, se grabó. Por eso es también un reto para nosotros, porque todo tiene que valer. Solemos grabar dos y nos solemos quedar con la primera porque es la más fresca.
ND: ¿Habéis tenido patrocinadores?
Rodri: Esa es nuestra espinita clavada. En el propio FCAT estuvimos hablando con una reportera de RTVE y la chica nos dijo ‘Pero esto lo habéis vendido ya, ¿no?’ y nosotros: ‘es que nadie ha mostrado interés’… Hemos tenido intenciones pero actualmente marcas que se dediquen a la música la mayoría son alcohólicas, asociar alcoholismo con furgonetas… (Risas) es un combo bastante complicado. Nos encantaría que jager (que está en sintonía con muchas bandas y tiene su propio escenario en el Monkey Week) contara con nosotros o Heineken que lleva también bandas y demás… Hemos intentado algunos pero no han salido.
ND: Pregunta comprometida, ¿habéis tenido algún problema con tráfico por el uso de los cinturones de seguridad y los músicos?
Rodri: (Risas) Muchachito sale en uno de los video poniéndose dos cinturones, dos. Nosotros, por norma general, siempre advertimos del hecho en plan: ‘Ahí tenéis los cinturones, si os los queréis poner, os los podéis poner’. Es verdad que a lo mejor un músico o cantante, a la hora de cantar, si le oprimes lo que es el diafragma con el cinturón no puede tampoco cantar… En muchos videos no se nota el cinturón porque nosotros también tenemos un departamento de arte (Risas) que se encarga de ese tipo de cosas. En la mayoría llevan cinturón aunque no se nota. En los que no hay cinturón, sabemos que está mal y que no es correcto. Nosotros tampoco circulamos a más de 20 km/h y vamos con todo el cuidado del mundo por donde podemos… es un tema peliagudo. En uno de los videos de Muchachito sale diciendo ‘Hay que ponerse el cinturón chavales’.
ND: Habéis salido en unos cuantos medios de comunicación: La región, Historias de Luz, la revista Wego, el ukelele, colaborado en el Monkey Week... ¿cómo notáis esta repercusión?
Rodri: Historias de Luz fue el primer medio que quiso hacer eco de esto y nos vino de perlas porque muchos diarios y publicaciones movieron la nota de prensa (incluso Europa Press). Nos supone un plus siempre. En otros sitios no nos ha gustado como nos han tratado como es el caso de Canal Sur, por ejemplo. Tuvimos nuestros más y menos con el uso del material que se grabó y no acabamos muy contentos. De hecho, en un artículo de El Mundo se nos nombra sin nombrarnos, es decir, se hace alusión a nuestro proyecto pero no se nos nombra y se nos echa mucha mierda encima junto a muchos músicos que tocan… Los medios más independientes, más outsiders siempre nos han tratado genialtratando la iniciativa como algo muy bueno, dándonos su apoyo. También lo que nos ha dado alas es la repercusión de los músicos con el paso del tiempo, la gente al conocerlos se ha metido en YouTube y sale nuestro video… Como kanka, Musgö que llegó a la final de Got Talent y también notamos mucho la subida con Muchachito (fue como un favor hacia nosotros y hacia los otros artistas que se habían subido antes porque aprovecharon ese flujo de visitas).
ND: Has colaborado con el Festival de Cine Africano de Tarifa FCAT. ¿Cómo sale esta oportunidad y qué otros campos tocáis?
Rodri: Cuando la red van paró su actividad como proyecto, seguimos como La Red Van Producciones y quisimos abrirnos al mercado audiovisual y se fijaron en nosotros el Monkey Week o el FCAT, vieron nuestro estilo y nos llamaron para hacer la cobertura audiovisual. Echamos allí una semana magnífica porque además, es un festival… que aquello es como un campamento. Diez días viviendo en Tarifa con todo el mundo, paseando por las calles, grabando cine, ¿sabes? Es como unas vacaciones pero trabajando. Y genial, este año han vuelto a contar con nosotros y otra vez ha sido un placer enorme. También repetimos en Mairena del Alcor a grabar el Festival Emergente de Teatro y esperamos repetir con el Monkey si Dios quiere.
ND: ¿Qué esperáis traer para una cuarta temporada de la red van?
Rodri: Si volvemos con una cuarta temporada, que lo queremos y deseamos con toda nuestra alma, vamos a ir a muerte. Intentar subir lo que nosotros queremos… a Ara Malikian (es una espinita que tenemos ahí que siempre que viene). Pero no sé ahora mismo, el panorama es tan diverso en Sevilla que puedes elegir la banda que quieras que seguro que aciertas. Eso es algo que la gente no se da cuenta, siempre miramos fuera, pero aquí hay bandas muy muy buenas.
Esperamos tener de vuelta pronto a la furgoneta y que no os falten estos proyectos que tanto os hacen disfrutar. Mucha suerte y mientras tanto os seguimos por www.laredvan.com, el canal de YouTube y Facebook.
*Asaltrón: Modelo robótico
de combate -con cuerpo femenino- que aparece en Fallout 4.