La piedra, plana por un lado y ligeramente abombada por el otro y tres picos que hacían que se acoplara a su mano como un guante. Era perfecta.
Su padre le había explicado la ciencia de aquello dos días atrás cuando habían llegado a la zona del lago donde acamparían por primera vez y él, con ocho años recién cumplidos, lo había pillado a la perfección, pero la piedra nunca era la idónea.
Ahora, por fin, la había encontrado y estaba deseando tirarla…
“Papá” gritó hacia el campamento. “Papá, he encontrado una piedra genial, va a dar por lo menos seis botes antes de hundirse”.
Ya se lo contaría. Apoyó bien los pies, giró el cuerpo y lanzó el brazo hacia adelante. En el momento justo soltó la piedra.
Fue un lanzamiento perfecto.
El primer bote fue a seis metros de él. El segundo…
A su padre le encantaba bucear.
La piedra
Texto de Migue Carrión
Imagen de www.pixabay.com
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