miércoles, 24 de octubre de 2018

Reservada

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"¡Sácamela!"
La amante del dentista no pudo contenerse, a pesar de que ya había oído una y otra vez lo de no mezclar el trabajo con el placer. Su fama le precedía. Era conocido como el mejor sacamuelas al este del río. No obstante, sus devaneos con las becarias, que siempre habían permanecido en un secreto y placentero segundo plano, estaban a punto de acabar con su fama y su matrimonio por una exclamación tan ambigua y, a su vez, tan ligada a su profesión.

"¡Sácamela!"

En ese momento medio restaurante se volvió hacia su mesa. Un camarero tropezó y esparció vichyssoie y langosta sobre el escote de una estupenda obra de cirujano. Un señor se atragantó y tuvo que proyectar en la cara de su señora el infra mensurado trozo del cordon bleu que aún humeaba bajo (y alrededor de) su cara. El murmullo típico de conversaciones intrascendentes se detuvo en seco, como la lengua entre sus piernas.
Y gracias a Dios que no se le ocurrió salir de debajo del mantel; su sorprendida esposa, acompañada de su repeinado amante, confirmaba al metre la reserva que tenía junto a la mesa en la que una hermosa estudiante sonrojada miraba en todas direcciones como un mapache acorralado.


Texto de A. Moreno
Dibujo de Saray Pavón

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