lunes, 13 de febrero de 2017

Prohibiciones

0

Hay muchas cosas
de las que puedo prescindir
nunca tuvimos mucho dinero y
mi madre
tenía contadas las piezas de fruta…
de ahí viene mi velocidad
de manos,
mi hambrienta paciencia me dejaba esperar
hasta las 3 A.M. y entonces
atravesaba el frío salón hasta la heladera

y me comía lo que fuera.

Ahora mi economía anda medio muerta y
estoy evitando muchas cosas como
algunos vicios… algunos.

Pero hoy vi un libro que no leí
y lo quería… “Adiós a las armas” de
Hemingway
Comencé a sacar cuentas y de pronto
supe que
en ese rastrillo
de ayuda a personas
con problemas de alcohol y drogas y violencia
si había alguien necesitado era yo… Quería leer

Tomé el libro con asquerosa
y fingida dignidad
frente a dos de esos condenados (como yo)
dependientes…

Olí el libro y dejé que todo el mohoso
polvo de las pieles y su hedor a dueños muertos
llenara mis tristes pulmones
inundara mi garganta
apretada
de tanto aguantar no
conseguir trabajo.

Medí la intensidad de estar hurtando un libro,
el dinero a los enganchados
a los occisos donantes de cosas
y
dejé que el ansia cubriera mi espíritu
y me convirtiera en un personaje
digno de Camilo José Cela…
puse el libro en mi pecho
y
me marché

andando
con la simple naturalidad del caso:
la de un tipo asqueado de saber prescindir
hasta que un momento ya
no quiere.

Tenía el 1,50 que pedían por una novela
que se notaba no había sido leída.

Justamente por eso
me sentí como alentado por
Hemingway

“Adiós a las armas”
es ahora mi libro favorito

No tiene precio para mí.


Texto: Sebas Abdala
Ilustración: Aira Morillo León

0 críticas :

Publicar un comentario