jueves, 27 de diciembre de 2018

Formas de la niebla

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Cierra entonces los ojos y maldice
lo que ya no será: la música, y la luz, y la palabra...


¿Por qué se aparta el último poemario de Miguel Ángel Manzanas de la poesía comercial? Tan de moda está la impostura literaria en la actualidad que es muy difícil sostener la buena literatura. En Formas de la niebla el autor la defiende, habla de ella, la canta y la escribe en una historia circular. 

Como todo lo que es hermoso y drástico, 
quisieron imitarla: alquimistas obscenos
fabricaron nostalgias con anémicos aires;
impostores, oscuros mercaderes 
persiguieron la fama, las lujurias del lucro. 
Nadie pudo con ella.
A pesar del embuste, 
siguió su rumbo cierto. Nadie supo copiarla. 
Nada pudo con ella. 

Dieciséis cantos componen Formas de la niebla, todos ellos perfectamente construidos con un amplio léxico. Cabe señalar la armonía y el equilibrio que mantiene el poemario a la hora de conformar su estructura. Proporciones medidas y un trabajo a conciencia por conseguir versos acordes te conducen a un pasaje de cantos, todos muy diversos, con la ciudad como denominador común.

Nubes, cielos, noches, asfalto, bancos, cuerpos, lluvia y algo de llanto transitan los versos del libro. Los periplos del autor pueden transmitirnos el recuerdo de la tierna infancia o explorar su lectura sobre Rimbaud. Viajes por amor y por sexo, a veces por ambos. Con cierta distancia Manzanas expresa cómo es su afecto y su náusea hacia la mediocridad. 

Y la venda en los ojos
no servirá de mucho:
la noche nos cobija, pero no nos comprende.

El poeta, también traductor de escritores portugueses, nos hace viajar por una ciudad que para él tiene suma importancia. Aunque Manzanas no es de nadie, como nos señala en el final del canto décimo, Lisboa sí lo es. A sus ojos aumenta su belleza porque la luz de esta urbe es incomparable a otra. 

Y hay ciudades absurdas
donde brilla el metal,
donde el obtuso abrazo de los hombres
tiene aromas de légamo y de níquel, 
pero Lisboa no. Porque Lisboa 
es un niño que corre en pos de una paloma
la muchacha que tiende sin pudor 
sus ropas interiores 
en la lírica noche.

Observa la realidad de la decadencia humana, personal y física, pero nada de ello puede detenerlo para usar la poesía como medicamento que forme un pensamiento independiente. Porque el poemario es un pasaje hacia la soledad interior, el silencio consciente y la distancia emocional después de la debacle. Formas de la niebla es una oda a la propia libertad como respuesta a las frustraciones que aporta la vida.


Miguel Ángel Manzanas (Madrid, 1980) ha sido merecedor de varios premios literarios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio de Poesía Federico García Lorca por Viviendo de reojo (Editorial Universidad de Granada, 2004). También ha publicado los poemarios Cuaderno de paseo (Ediciones Vitruvio, 2012) y Formas de la niebla (Editorial Adeshoras, 2017). En su faceta de traductor, cabe destacar la saga de poetas portugueses olvidados que viene apareciendo en la sección digital de la revista Turia, así como la traducción del Sermón de San Antonio a los peces del Padre António Vieira y del Diario del último año de Florbela Espanca.


FORMAS DE LA NIEBLA
Autor: Miguel Ángel Manzanas
Editorial: Adeshoras
Madrid, 2017
ISBN-978-84-946848-0-7

Reseña de Beatriz Pérez Sánchez
Imagen portada de Formas de la Niebla

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