Una ciudad a las 7 es un cuerpo que se despereza,
que alarga su brazo para alcanzar aquello que nunca estuvo allí.
Una ciudad a las 8 es un pulmón que respira.
A las 9 es un corazón taquicárdico.
Luego, a lo largo del día, volverá a su pulso,
a sus contracciones y sus arritmias.
Y al fin, de madrugada, no será más que una sirena
que sumerge su cola en cualquier río y arrulla
entre sus pechos a los pequeños tritones
que juguetean entre los mechones de su pelo.
Texto de Carmen Ramos
Fotografía de pixabay.
jueves, 31 de julio de 2025
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