sábado, 5 de octubre de 2019

Sueños y Pesadillas

0



 A veces tenemos sueños felices, dulces y hermosos. Otras veces los sueños empiezan bien, pero acaban deformándose hasta convertirse en pesadillas. Entonces despertamos en mitad de la noche, agitados, vigilando la negrura de nuestro alrededor, y no muy convencidos volvemos a apoyar la cabeza en la almohada. En ese momento estamos demasiado asustados para volver a dormirnos, y nos quedamos alerta, no vaya a ser que aún quede algo de la pesadilla escondido en las sombras, o que tengamos otra aún peor que la anterior. Incluso estamos dispuestos a pasar lo que queda de la noche sin volver a pegar ojo con tal de no arriesgarnos.

Pero en la mayoría de los casos, nos iremos reponiendo poco a poco. Al fin y al cabo es inevitable, el cuerpo nos pide reposo. Entonces optamos por probar suerte de nuevo, dejarnos llevar sin saber muy bien qué será esta vez: sueño o pesadilla. Lo que sí tenemos claro es que no podemos dejar que una mala experiencia nos arruine el resto de la noche, ya que sus horas son limitadas y la cegadora luz del sol llegará, hayamos descansado o no. Algo nos dice que, sin descanso, clavados en la cama con los ojos como platos por temor a otra mala experiencia, la noche sería desperdiciada, infeliz, aburrida. Por eso nos arriesgamos, una y todas las veces que hagan falta.

Te deseo buenas noches.

Texto de Román Pinazo
Imagen La Pesadilla de John Henry Fuseli

0 críticas :

Publicar un comentario