miércoles, 9 de mayo de 2018

El mundo de las vocaciones

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Sebastián tiene un jersey a rayas, algo de miedo y unos pantalones con un solo bolsillo atrás. En la nalga derecha. Ahí guarda lo que sea que le estorbe en la cabeza en cada momento.

Así puede ir, como dice él, sin ataduras.
Cuando dice algo lo repite varias veces, por si con la primera no hubiese quedado claro. Tiene vocación de viajero inmaterial y explorador imaginario. Sí. Puede parecer una vocación extraña, no lo vamos a negar, pero es que el misterioso mundo de las vocaciones está por descubrir. 

-El misterioso mundo de las vocaciones es un lugar pletórico de oportunidades- nos dice - ¡Casi hermético! - Puntualiza.

Eso sí, debe ser difícil entrar ahí, en todo el meollo del mundo de las vocaciones, pensamos los demás. Quizás hagan falta más pantalones con un solo bolsillo. Tal vez sea ese el requisito. Aunque realmente no importe si el bolsillo quede delante o detrás. Quizás sea ese el secreto para entrar en el misterioso mundo de las vocaciones.
Una vez Sebastián decidió olvidarse de algunas palabras, como guardar, perseguir o envejecer. Desde entonces todo parece irle mucho mejor y se ha convertido en un persona que piensa siempre en otra cosa.

Cuando se agobia llora para desahogarse, pero en seguida se pone a pensar en una solución. Se le pasa pronto todo.
Una vez la besaron en la boca, o eso nos cuenta a los demás residentes, y un cosquilleo apareció en su nuca, y sin querer se encogió de hombros.

Se le olvidaron un montón de cosas sin importancia en esa fracción de segundo y dejó de estar seguro de si tenía o no algo por hacer. Sufrió una descarga de pánico y se le puso el pelo de un color blanco radiante.
A veces, algún cuidador del sanatorio le para en el pasillo y le pregunta: -¿Dónde vas Sebastián?- Y él responde al instante: -¡A dónde voy a ir, si sólo estoy de paso! ¡Sólo estoy de paso. Y nada más!-



Texto de A. Ramírez, #cuentosultravioletas
Imagen de Pixabay


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