miércoles, 13 de diciembre de 2017

Soy mi diseñador

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Y con otro poema me declaro en guerra
con el mísero y público estado de queja.
Con el mundo; que no me deja.
Con el grito más profundo de mi realidad más inquieta.

Con los zulos; de mi mente descontenta.
Con mi yo más obtuso
y mi silueta más negra.

Pero sobretodo y sobre mi orgullo,
conmigo mismo es la mayor de todas mis guerras.
Pues me ensaño por el camino
con las cosas que me frenan.

Cuando mi realidad solo depende de mi cabeza.
Cuando soy yo el que decide lo que me molesta.

No ser dueño de un ochenta y cinco por ciento de mí,
eso… eso es algo que me aterra.
Y sé que a veces es inevitable,
porque yo no he construido mi mundo, ni lo ha hecho nadie.
Pero sí que soy responsable, de no diseñar mis decisiones.
Soy el único alguien capaz de incidir en mis pensamientos
antes de que formen parte de una cadena de montaje.

Si cada experiencia moldea mi mente,
voy a intentar hacerle a mis emociones
un poco de chantaje,
para así, creativamente, sea yo
el único que decida mi equipaje.




Hoy me siento sensible. Hoy me siento ajeno. Me duele lo que pienses de mí. Desearía que no lo hiciera. Me gustaría poder elegir lo que siento.

¡No quiero ser tan sensible! ¡deseo! ¡deseo!... controlar mis emociones…

De eso trata este poema, fruto de un sin fin de miradas críticas frente a mi espejo. Al final, entendí que soy yo el que decido cómo quiero sentirme. Que todo es cuestión de actitud ¡De Actitud!

“Qué es jod***mente difícil. Que no basta con solo querer.” – Porque se trata de pararme un rato, el que necesite, y dedicárselo a mis emociones. Porque hay una diferencia brutal entre querer algo y quererlo de verdad.  

Algunas experiencias modifican mi personalidad de forma diferente a otras. Pequeñas cosas que hago día a día que me van moldeando poco a poco.

¡Caray! Voy a intentar hacer aquellas que me lleven a ser como quiero ser...



Poema y texto de Jesús Paluzo
Imagen de Pixabay


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