domingo, 13 de agosto de 2017

Pinta y colorea

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Una nueva pataleta. Aunque de nueva tiene poco porque llevan haciéndolo desde hace ya mucho tiempo y, bueno, parece que nos va la marcha y seguimos pagando por ello. Dejemos el halo de misterio para la nave de Iker y vayamos al grano. El cine. Ese ente, ese semidiós del entretenimiento, esa arma divina de doble filo dependiendo de quienes sean sus apóstoles.

Como decía no es nuevo, aunque ahora es desmesurado, el uso de obras en papel para su adaptación a la gran pantalla o la televisión. Tema peliagudo donde los haya por las implicaciones frikosociales que conlleva. Nunca, repito, nunca va a agradar a todos los lectores de un libro o cómic la forma en que su objeto de deseo ha sido convertido en peli o serie. Se puede abogar por un análisis más moderado y divagar sobre un buen guión, una historia que al menos vaya en paralelo a la original, a pesar de algunos desvíos o recovecos. Se puede tratar de entender que se recorte aquí y allá para dar con el formato deseado. No olvidemos que hablamos de una adaptación. Hay libros que se tiran cien páginas sin decir nada, sin que ocurra ninguna maldita cosa. Al igual que existen largometrajes en los que el arbusto rodante se pasea ante nuestros bostezos durante una hora. Lo ideal es encontrar el justo equilibrio entre la licencia artística y la fidelidad (El club de la lucha). No debería ser un problema omitir ciertos detalles que sólo los obsesivos compulsivos echan de menos si en líneas generales se respeta la trama y la construcción de personajes. Ejemplo: La obra de Tolkien. No debería importar que se obviase a Tom Bombadil. Tampoco es que aporte mucho a la trama principal y es más un guiño de sí mismo a su propio universo. Es molesto, tal vez, que sea Arwen quien lleve al moribundo Frodo hacia Rivendel. Mosquea, en principio, que sea ella misma y no Gandalf quien altere el caudal del río para frenar a los nazgul con efectos de caballos desbocados propios de un mago. Hay gente incluso que se enfadó con toda la producción porque percibió que las uñas de Elijah Wood presentaban muestras de haber sido mordisqueadas compulsivamente. Y claro, en la tranquila vida sin estrés y mucha hierba de un hobbit no hay cabida para trastornos de ese tipo. Todas estas cosas son perdonables en mayor o menor medida. Tanto con Tom Bombadil como sin él, a lomos del caballo de Arwen o de Glorfindel, con la manicura francesa hecha o no, el bipolar mediano de los Bolsón de toda la vida lleva el anillo a donde debe y ocurre lo que tiene que ocurrir. ¿Sería lógico borrar del guión a Sam? ¿O a Gollum? Evidentemente, no. ¿Sería lógico inventarse una mujer enana que le tirase la caña a Legolas? NO. Pues ¿por qué cojones te inventas una elfa que le tira la caña a un hombre enano? Supongo que es parte de ese buenismo forzado que estamos viviendo y que empuja a gente aparentemente válida a hacerlo todo al revés. O sea, que en El señor de los anillos agarras a una verdadera heroína en el papel como es Eowyn y le das como única motivación el despecho provocado por el rechazo de Aragorn, relegándola a una miserable loca del coño, pero luego en El Hobbit tienes que meter con calzador a una tipa que sale de tu puta cabeza, porque sí. Y es la leche la tía, es diez veces más crack que Eowyn, a pesar de su condición de fantasma literario. Y también quiere tema. Porque las mujeres no desean otra cosa que estar con alguien a toda costa, quien sea, siempre y cuando el guaperas de la película las desprecie. A ver si te enteras, Tauriel, hija de Peter: Legolas no te puede querer porque NO EXISTES.


Evidentemente ahí no queda este sinsentido. No solo colocan a mujeres donde no hay o trastocan a las que sí. También hay que meter a un negro, a un negro, hay que meter a un negro, ¿un negro? un negro. No es que el gato se esté paseando por el teclado. Es que hay que meter a un negro. En orden cronológico: ¿de la borrachera de qué licor y en nombre de qué dios tuviste que hacer a un Harvey Dent afroamericano, Tim Burton? ¿A la salida de qué after te sobrevino el aneurisma que te obligó a darnos un Kingpin negro, Mark Steven Johnson? Por la barba de tres días de Stephen King... ¿qué señales imaginarias seguiste, Nikolaj Arcel? ¿¿El lider de qué secta te sugirió que Roland Deschain debía ser negro?? ¿¿A qué diablos viene un Gorgón afro y un Karnak asiático, tipo responsable de Inhumans, porque estoy cansado y no voy a buscar ni tu nombre y ni siquiera me voy a currar una rabieta??

Así, a bote pronto, podéis tirar de todo ese (buen) rollo políticamente correcto y llamarme racista y todo lo que queráis. Nunca lo he sido y jamás lo seré. Creo en la justa igualdad y por eso los actores que encarnan a los personajes deberían ser IGUALES. Igualdad, joder, no es tan complicado. Thor, pues un tipo con aspecto nórdico. Blade, pues mi querido y admirado Wesley Snipes. ¿Os imagináis una Ororo Iqadi Munroe (Tormenta) rubia y blanquita, del Upper East Side, columnista de moda y apasionada de los zapatos cara a cara con Magneto? ¿Y qué tal un T'Challa (Pantera Negra) irlandés, pelirrojo, interpretado por, no sé, Rupert Grint, celebrando San Patricio sin escatimar en gastos en mitad de Dublín y fumando en pipa? Y Al Simmons antes de morir y convertirse en Spawn podría ser Ryan Reynolds, que ya se ha acostumbrado a hacer de enmascarado putrefacto. Adaptemos de nuevo Raices y démosle el papel de Kunta Kinte a Jason Statham, ¿por qué no?

Basta, por favor. Escribe tu propia novela y haz el protagonista como quieras: verde, rojo, a rayas. El CGI puede hacer milagros.

Roland Deschain
Antes y despues del tueste interdimensional
Y los colores no son lo único preocupante. Hay mucho cine que profana sin remordimientos el origen del que se nutre (y con el que se forra). Pero el de superhéroes, del cual apenas se producen películas o series, ¿verdad? se lleva la palma. No la de oro, se entiende. A pesar de que ya todo está hecho, quiero decir que tienes incluso los storyboards a todo color (se llaman cómics) aún así haces secundarios a personajes vitales, revientas tramas cambiándolos de sitio o época, los induces a cometer actos indecentes... Por el amor de Marvel ¿a qué mente enferma se le ocurrió que Rondador Nocturno le quisiese hacer la caidita de Roma a su propia madre? Y hablando de Mística y sus hijos, naturales y adoptivos. Pícara… ay, Pícara. No sé cuántas pelis de X Men se han producido ya, me da entre una pizca de vértigo y un poco de igual. Pero son muchas, un montón. Demasiadas para ningunear de esa manera a un personaje icónico. Un personaje con una historia tan rica detrás. Una mutante que más allá de tontear con Logan y lucir un mechón blanco en el flequillo le roba los poderes a nada más y nada menos que a Miss Marvel. Pícara vuela, tío. Y hace otras burradas. A todo el mundo le gusta Lobezno, pero si vas a basar una saga genérica en él ¿por qué produces después ochocientos spin-offs de su genéticamente superior persona? ¿Por qué no sacas más provecho a otros que no van a tener sus propias pelis? ¿Por qué haces que odiemos más a Scott (Cíclope) dando la brasa todo el rato con que Jean Gray es suya, solo suya y que su ojo está siempre alerta? ¿Por qué? ¿Por qué? Hay tantos porqués que un día decidí hacerme el definitivo: ¿Por qué no dejo de ver estas aberraciones y me dedico a otras cosas?

Y eso hago, ya sólo veo ciertos despropósitos por estricta prescripción Crítica. Aunque es cierto que el daño está hecho. Y por mucho que nos duela llevan inadaptando papel desde antes incluso de destrozar La historia interminable, peli que adoro, pero que apenas roza la superficie de la cubierta. Bastian era ese niño gordo que todos hemos podido ser, aferrados a un libro que nos hacía mover el cerebro. Adaptar mola, porque siempre querremos ver a nuestros personajes fetiche en movimiento. Pero no me jodáis, que sois capaces de poner a Will Smith haciendo de Elric de Melniboné.

Texto de Antonio Moreno
Ilustración de Roland Deschain por el  gran Michael Whelan

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