16/05/2021
Madurando. Observar el proceso de transformación de un ser vivo proporciona una sensación de bienestar. Ayuda a comprender que cada estado tiene su momento. Y en ese tiempo las cosas no pueden ser de otra forma. Aceptar el ritmo, no pretender acelerarlo. Los frutos se recogerán cuando llegue el día. A veces nos cuesta respetar el tempo de nuestra propia sinfonía. Con frecuencia veo esto en terapia y mi rol en esos casos es el de ejercer de directora de orquesta, marcando el compás.
Texto e imagen de Maite Márquez Martín
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