Hace mucho tiempo quise subir al campanario de una iglesia. Una amiga me llevó y la persona que tenía las llaves me preguntó quién era yo. Sin dudarlo le respondí que nadie.
Todos somos alguien, me dijo.
Desde entonces voy disimulando como puedo, pero aún no sé contestar a esa pregunta.
Todos somos alguien, me dijo.
Desde entonces voy disimulando como puedo, pero aún no sé contestar a esa pregunta.
Un audiovisual de Lola López Cózar
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