viernes, 12 de marzo de 2021

Millennium (5)

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Después del final surrealista dulcimoña que nos dejó en Lo que no te mata te hace más fuerte, da un giro drástico en el primer capítulo de El hombre que perseguía su sombra. Lisbeth Salander se encuentra en la cárcel (cumpliendo una condena de dos meses por apropiación indebida e imprudencia temeraria en los hechos que sucedieron al asesinato de Frans Balder). Allí se convierte en la protectora de una joven de Bangladesh que ocupa la celda vecina, a la que peligrosa líder de las internas tiene en su punto de mira. Desde la primera página se nota una mejora en el estilo y trama. Según avanzamos hay momentos en los que recordamos que es David, y no Larsson, el que escribe.

Tras una visita de Holger Palmgren a Lis., indaga de nuevo en una serie de documentos que contienen información relativa a los abusos que sufrió en su infancia. Reaparecen los fallos de guión: por ejemplo en el anterior libro Palmgren ya está recuperado por completo y en este depende por completo de asistentes que lo cuidan en su casa. ¿En tan poco tiempo? Además parece que David se haya olvidado de la trama que creó: surgen más personajes nuevos en lo que viene siendo otra ruta que se aleja de Millennium 4. ¿Y camilla? ¿Ya no pinta nada el niño autista prodigio? Nos mete un montón de background de Lisbeth en relación a esas personas que se suman a la trama. El pasado es como una tumba profanada de la que se siguen sacando huesos, el pasado nunca descansa.

En paralelo Mikael Blomkvist y nuestra chica tatuada emprenden una búsqueda que puede sacar a la luz uno de los experimentos más atroces auspiciado por el Gobierno sueco en los años ochenta. Los indicios los llevan hasta Leo Manheimer, socio en la financiera Alfred Ögren.

Son 596 páginas en la edición de bolsillo Booket. Y, sí, también le sobran mínimo unas 100 de repeticiones y explicaciones. Me da coraje los escritores que tratan a los lectores como si no pudiésemos atar cabos y hacer las conexiones cuando empieza a insinuar por dónde va a encaminarse. David nos coge de la mano y hace la ruta, incluso varias veces, para que hasta el más despistado no se pierda (consiguiendo cansancio en los más espabilados).

Cuando los meandros del río Salander nos encaminan a estudios de la genética y el entorno se retoma la conexión con la trama de Lo que no te mata te hace más fuerte. Se concluye la investigación con flechas que apuntan a La chica que vivió dos veces


Imagen portada del libro
Reseña de Saray Pavón

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