Está ardiendo mi casa, vieja cera,
panal que se deshace lentamente
y deja el frío hueco del ausente,
resplandor de la llama pasajera.
Alcanzado el final de la carrera,
cansada de vivir sólo el presente,
obedezco una voz incandescente
que me conmina a ser lo que no era.
El camino se vuelve a oscurecer
y en mitad de la duda me detengo
aferrada al espectro del ayer.
No puedo discernir si voy o vengo,
si atravieso la luz, y no sé ver
el tiempo que he vivido y que no tengo.
Poema de Carmen Plaza
Imagen de Pixabay
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