miércoles, 28 de agosto de 2019

Lisbeth Salander

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Desde las portadas de la (ya) sextología Millennium, una mujer nos mira desafiante. Parecen ilustraciones pero son fotografías tratadas por Gino Rubert y, aunque a mi me recuerda a PJ Harvey en el videoclip de Down By the water, se trata de la artista Tamara Villoslada. Ese derroche de expresividad en el rostro y la composición visual le hace justicia a la potencia con la que escribió Stieg Larsson, pero reconozco que en mi cabeza se dibujó otra Lisbeth (parecida a Ciri, de witcher 3). Al lado de este párrafo puedes ver un dibujo rápido de mi idea.

Os voy a hablar primero de ella, que fue la fuente de enganche que hizo que me bebiese los libros. Haré otras reseñas desmenuzando cada libro [Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, La reina en el palacio de las corrientes de aire, lo que no te mata te hace más fuerte, El hombre que perseguía su sombra y La chica que vivió dos veces (estas tres últimas son de David Lagercrantz y no están basadas en ninguno de los borradores inconclusos de Larsson)].

No me llaman la atención los "Bestsellers" porque no suelo ir en la línea de lo que le gusta a la mayoría, sin embargo hay excepciones. Me lo recomendó mi madre así que decidí darle una oportunidad a esta saga (confío bastante en su criterio literario) y me cautivó el personaje de Lisbeth Salander. Totalmente atípica, pragmática, directa y seguiría con la lista de elogios a su personalidad. Puede que haya quien lo ha leído, o esté en ello, y no entienda mi aprecio... pero esto es como la música: nos gusta lo que nos hace vibrar, lo que es más afín a nosotros (y ya quisiera yo ser una hacker pero no van por ahí mis tiros).

Fui pasando páginas veloz: quería saber más de ella,  ir más allá de su estética gótica, piercings y tatuajes. Entender ese aura misteriosa que la envolvía, su madurez precoz (en el primer libro tiene 24 años) y paro de decir cosas porque de nuevo me emociono. Resumiendo: es adictiva (y toda adicción tiene sus claros y sombras). -Es difícil describirla sin entrar en la trama y no quiero hacer ningún spoiler, me muerdo la lengua hasta las maxireseñas-.

Así que no te dejes intimidar por ver sus anchos lomos, cuando se vaya acercando a las últimas páginas de cada libro: no querrás que se terminen. Pero que esto no te detenga tampoco: puedes extraerles mejor su jugo en una segunda toma (y saciar así un poco las ganas con las que te quedaste de más).

Sobre las películas... no puedo decir que estén mal narradas o que no respeten la historia.... (y aquí viene el pero) aunque las actrices que han seleccionado (Noomi Rapace en la versión sueca y Rooney Mara en el remake estadounidense) no encajan en el personaje. Si has devorado el libro notarás que le faltan muchas detalles que componen a Lisbeth (ser distante con la gente no es sinónimo de poner cara de ir a dar un puñetazo en todas las secuencias, etc.). Además, la descripción de ella es: mide 1,54 y pesa 42 kilos, es pelirroja pero se tiñe el pelo de negro y su apariencia física es de unos 14 años. Y no es el único desajuste de personalidades pero esta entrada es sólo para Lisbeth Salander.

Sé que la relectura será un tiempo de disfrute y estoy deseando descubrir cómo la ha continuado David.

PD: Viendo Marianne (una serie de televisión francesa creada y dirigida por Samuel Bodin, escrita por él y Quoc Dang Tran) pensé que el personaje principal, que es una escritora famosa llamada Emma Larsimon (interpretado por Victoire Du Bois) era más Lisbeth que las seleccionadas para tal papel.


Reseña y dibujo Saray Pavón

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