lunes, 9 de abril de 2018

Entrevista a Ricardo Guadalupe

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Estamos en una cafetería de Valencia con Ricardo Guadalupe, del que me dijeron que hace poco había dejado su trabajo como redactor de discursos políticos y había apostado por meter cabeza en el mundo de la escritura.

La i Crítica – Buenas tardes Ricardo. Te voy a soltar primero las preguntas de rigor para que nuestros lectores te conozcan un poco más. Así que cuéntanos. ¿Cuándo comenzaste a escribir?

Ricardo Guadalupe – Buenas tardes, Saray. Un placer estar contigo hoy aquí en Valencia. Nos conocimos en Sevilla, ahora estamos en Valencia. Con lo que viajamos tú y yo a ver dónde nos volvemos a encontrar. Yo creo que empecé a escribir en el instituto. Un poco para buscar respuestas que no encontraba en ls libros de texto, en el entorno familiar y amigos. Un poco para eso, bucear en cuestiones importantes para las que no encontraba fácilmente respuesta.

LiC – ¿Cómo te llega la inspiración? ¿Te pilla trabajando?

R.G. – Si, yo creo que se encuentra trabajando. Hombre hay veces que te llegan flashes, imágenes evocadoras, ideas viendo una peli o leyendo un libro. Creo en el trabajo más que en la inspiración. Siempre tengo una historia en la cabeza, entonces cosas que veo u oigo suman en esa historia.

LiC – Cuando escribes ¿te metes en una especie de juego de rol o eres siempre tú mismo?

R.G. – Sí, sí. Totalmente un juego de rol. Yo lo jugaba en mi época. Tengo un montón de personajes en la cabeza, oigo voces, cada uno de ellos tiene su propia voz y sí, me meto en su piel. Pero sólo mientras escribo, no es que tenga personalidad múltiple ni nada de eso.

LiC – Y al hilo de la pregunta anterior, ya Ricardo se nos pone con cara de “a ver qué va a preguntar”. ¿Cuáles serían las frases que mejor te definirían.

R.G. – Supongo que lo dices por mi libro Frases en el muro, en el que he incluido un montón de definiciones sobre muchos conceptos menos de mí mismo. Aunque forman parte de mí. Me has pillado. Bueno, “enfermo de la literatura” sí podría, porque me considero un adicto. También soy un “amante de la belleza”, de cualquier expresión artística. Me gustan las cosas positivas.

LiC – ¿Para qué sueles emplear tu blog?

R.G. – Un poco de todo. Es un batiburrillo: relatos, frases, textos de otros, críticas literarias. Para mí me ha servido muchísimo, sobre todo para estar en contacto. Es una forma de publicar. Aunque he tenido la oportunidad de publicar en papel, mi primera publicación ha sido a través del blog. La gente te lee, te comenta, ves lo que gusta más, menos, te atreves. Antes me daba mucho pudor publicar. A mí me ha servido para romper esa barrera. Comunicarme, mostrarme, desnudarme ante otros.

LiC – ¿Qué satisfacciones te trajo la publicación de Palabras Literarias?

R.G. – La afición por la escritura era algo que llevaba en privado, para mis ratos nocturnos, en el transporte público. Luego tenía mi faceta personal, mi trabajo, amigos, otras aficiones. La publicación del libro fue una forma de decir “oye, que me gusta escribir y hago estas cosas, fijaos qué bicho raro soy”. Hubo gente que se enteró de que escribía durante las presentaciones. También conocí a mucha gente interesante gracias a publicar.

LiC – ¿Y Frases en el muro cuáles te está trayendo?

R.G. – Un poco las mismas, pero más. Hice 17 presentaciones con el primero y con Frases en el muro ya he superado ese record en poco tiempo. Insisto, me aportó muy buenas amistades y conocer lo bueno que tiene la gente dentro y que transporta cuando buscas apoyo.

LiC – ¿Cómo te surgió la idea de escribir Frases en el muro?

R.G. – Ahora está muy de moda este lenguaje, breve pero directo, ya sea en las redes sociales, móviles, internet. Esa es la idea. Lo del muro no se refiere sólo a Facebook, también a los físicos, estos reivindicativos, de la calle, del 15M, etc. Estas frases son muy cercanas, accesibles, que puede entender todo el mundo. No busco ser enrevesado, sino comunicar, que me entiendan y por eso he optado por este tipo de frases. Que vienen de lejos, en la antigua Grecia ya empleaban la figura del aforismo. También los hay en el libro y frases más literarias. La idea es provocar que la gente escriba las suyas. Lo que he hecho ha sido definir una serie de conceptos de la A a la Z, revisando el diccionario convencional, proponiendo otras definiciones alternativas. Es lo que me gustaría que la gente hiciera.

LiC – ¿Qué palabras piensas que utilizamos más en la escritura, en la vida…?

R.G. – Creo que la palabra estrella es “amor”. Hace poco hicieron un concurso para ver cuál era la palabra más bella. Mucha gente optó por palabras rebuscadas, muy sonoras. Al final la que triunfó fue esta. Es la que tiene el significado más importante, más potente Afortunadamente está presente, debía estarlo más. También reivindico mucho la palabra “sexo”, porque tanto amor como sexo son las que más frases tienen. Añadiría una tercera palabra: “memoria”. Creo en la evolución de las personas, de la sociedad, y para eso hay que tener memoria, para aprender de los errores.

LiC – ¿Y la palabra libertad?

R.G. – Para mí la escritura es la máxima expresión de libertad. Cuando escribo es cuando me siento realmente libre. En otros momentos o circunstancias estoy limitado por el entorno, las obligaciones. Cuando escribo imagino y escribo lo que me da la gana. Pero cuidado con la libertad, porque a veces no sabemos qué hacer con ella. Queremos ser tan libres que nos perdemos. Se trata de encontrarse y de renunciar también a ella.

LiC – Hace poco entrevisté a Rubén Muñoz Martínez (que escribe sobre todo textos filosóficos) y decía que la mayoría de los escritores pretendemos ser inmortales a través de nuestra palabra. ¿Te incluirías en esa mayoría?

R.G. – Y quién no. Hay quien opta por el arte efímero. Conozco un pintor que en cuanto termina su obra da brochazos en blanco y la borra. Cree en el proceso más que en la inmortalidad. Pero claro, a mí me encantaría que alguna frase por ejemplo de este libro fuera recordada. No solo por esta generación. Cuanta más gente la pueda escuchar más contento y feliz, como yo disfruto también de otros autores. Incluso la mayoría de los que me gustan están ya muertos. Gracias a la palabra puedo todavía comunicarme con ellos.
LiC – ¿Has tenido dificultades para publicar?

R.G. – He tenido mucha suerte. No era del mundillo, no conocía a nadie. Sí que hubo gente que me ayudó, que me dijo envía a esta editorial, a esta otra. Por ejemplo de Octaedro, quienes me han publicado los dos libros, no tenía ningún contacto y me respondieron muy rápido y estoy contento con ellos. Hacen las cosas bien y en ese sentido he tenido mucha suerte.

LiC – ¿Qué te gusta más: el nacimiento o mover tu obra en presentaciones?

R.G. – Son cosas diferentes. Me alegra que me hagas esa pregunta. Por un lado está la creación, lo más importante. Estás proyectando todas tus inquietudes, tus sensaciones. Pero requiere mucha soledad. Yo me encierro durante meses y apenas me relaciono. Me gusta conocer gente y en ese periodo de tiempo procuro estar centrado. La otra faceta, la presentación del libro es donde me expando y lo llevo deseando desde hace mucho tiempo. Ese momento de viajar, salir de las cuatro paredes. Y así estoy, visitando todas las ciudades que puedo, viendo a todos los amigos que puedo. Las dos fases son muy necesarias y muy gozosas.

LiC – ¿Y lo que menos te gusta?

R.G. – Hay viajes que son largos y un rollo. Una cosa que no me gusta es meterme en un hostal. No lo digo por el dinero. Prefiero llamar a un amigo y que me pueda alojar. Por tener esa cercanía, ese cariño y apoyo. Esa fase no me gusta, la parte solitaria que pueda tener estar en una ciudad que no es la tuya o donde apenas conoces gente. De la creación lo que menos me gusta es cuando acabo el día y me salen más de diez líneas. Porque yo me marco objetivos diarios, soy muy zen para eso. Cuando ocurre eso quiero morirme, suicidarme directamente. Pero luego se me pasa.

LiC – Esperemos que no te suicides, porque me he leído Frases en el muro, me a encantado, así que quiero poder seguir disfrutando y hacerte más entrevistas. La próxima tendrá preguntas más alegres. ¿Cómo se pueden conseguir tus libros?

R.G. Octaedro tiene una buena distribución y, si no está en la librería, se puede pedir. En Amazon y en La casa del libro también. Lo raro es que no ande en la ciudad de turno para presentarlo y venderlo directamente. También en cuanto lo podáis leer, tengo un blog que se llama tienesmipalabra.blogspot.com donde me lo podéis comentar. Ese feedback me encanta. En el proceso literario, aunque se ponga mucho peso al autor, es muy importante el lector.

LiC – ¿Qué proyectos tienes previstos a corto plazo?

R.G. – ¡Vacaciones! Aparte de las vacaciones y terminar la promoción de este libro, tengo aun unas cuantas ciudades que quiero visitar. Donde me digan que puedo presentarlo, yo voy. Quiero ofrecer un libro de relatos que tengo terminado y seguir escribiendo la novela. Llevo muchos años con ella, he volcado mucha energía en ella. Yo creo que no quiero acabarla, porque lo estoy pasando tan bien con el proceso que me da miedo.

LiC – ¿Puedo tirar un poco de la lengua sobre la novela, de qué trata…?

R.G. – Va a sonar un poco raro, porque no tiene nada que ver con los dos libros que he publicado. Tiene un toque de ciencia-ficción aunque se desarrolle en el Madrid actual, pero hay personajes extraños por ahí. La ciencia-ficción tiene mucha simbología. Te permite plantear coas de una manera amena, incluso plantear reflexiones filosóficas, pero sin asustar a la gente. Esa es la idea. Una historia con fondo pero entretenida.

LiC – ¿Qué le va a suponer este cambio a los lectores de tus anteriores obras?

R.G. – Efectivamente son géneros muy diferentes. Igual dices, no me interesa. Al fin y al cabo yo soy todas esas palabras. Lo que escribo no solo salen de mí sino que me forman. Me pueden encontrar tanto en las frases como en los relatos como en una novela de ciencia-ficción. Ahí voy a estar yo también. Si en algún momento algún lector se ha podido sentir identificado con una frase, también puede hacerlo con un extraterrestre. Toda la pasión y la visión de las cosas van a estar independientemente de la temática.

LiC – Dejando los libros en la estantería. ¿Cómo ves el panorama actual a la hora de mover o promover la cultura y en concreto la literatura?

R.G. – Has tocado un tema importante. Están los grandes nombres pero esos no necesitan apoyo. Venden sin promoción apenas. Pero para gente que está empezando el apoyo es nulo, directamente. Todo lo tenemos que hacer nosotros. No nos importa porque nos gusta. Es cierto que las instituciones no ofrecen cobertura. Me da mucha tristeza. En Madrid, recientemente he presentado en dos bibliotecas públicas, pero gracias a una amiga que tiene amistad con los responsables. Todas las presentaciones en instituciones han sido gracias a amistades. Por lo general me han dado largas e incluso me han pedido dinero. Y el apoyo de los medios de comunicación, tres cuartos de lo mismo. Pero tenemos que seguir luchando. Yo disfruto mucho cuando viene alguien en una presentación y me dice: me has sacado de mi día a día. Tenemos que dar esa visión esperanzadora a través de la belleza de las palabras de las ideas, de la literatura y la cultura en general. Si ves un telediario si que te dan ganas de suicidarte. No dan espacio a la cultura, la muestran de una forma despectiva a veces. Esto hay que cambiarlo.

LiC – ¿Crees que la unión entre artistas hace la fuerza?

R.G. – Totalmente. Antes de que me diera por publicar, cuando quería llevar a cabo un proyecto me daba pereza, porque estaba solo. El grupo es fundamental para cualquier proyecto que se emprenda en la vida. En la literatura es fundamental. El grupo motiva, da comprensión, es terapia…

LiC – Y para concluir ¿nos podrías leer algunas frases de tu libro?

R.G. –Dos de la palabra amor, que antes mencionábamos. Una visión positiva: “es quien da la vuelta al reloj de arena”. Y una menos positiva: “elige bien a quien a quien amas, pues te puedes convertir en esa persona”. Cuando una pareja está tan unida que se funde y se confunde. Hablando de la pareja voy a leer otra frase: “si te fijas son dos líneas paralelas, ya sea paseando o en la cama, en vertical o en horizontal. Una pareja debe funcionar como un par de esquíes, en paralelo, por separado pero apoyándose en los giros y compensándose unos a otros”. Otra, “semen: sexo recién exprimido”. Y así una más lírica en cuanto a sexo: “quiero ser la noche que tape tu cuerpo”. Y con memoria, antes mencionada: “la memoria es la que hace durar el tiempo”. Y no puedo dejar de leer una sobre la palabra vida: “tu vida es un papel pautado al que le faltan las notas musicales”. “Imagina que eres un piano, procura tocar todas las teclas de tu teclado”.

LiC – Si queréis leer más frases en el muro tendréis que pillaros el libro, yo lo recomiendo porque a mí me encantó. Esto ha sido todo. Muchas gracias.

R.G. – Muchas gracias a ti. 

Entrevista de Saray Pavón, transcrita por A. Moreno
Forografía Ricardo Guadalupe

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