martes, 23 de mayo de 2017

Con un par de narices...

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...me sentí al poner varias dedicatorias calladas en la 2ª edición de Ábreme si me quieres conocer, pero también se titula así una antología de relatos que sacó La esfera cultural. Su nexo o punto de partida es esa frase (que puede o no ser incluida en el texto) así que hay de todo: gente que puede percibir el olor de la muerte, que no sabe a qué huelen las cosas (shup-shup...), las hay desproporcionadas o chatas, de todos los tamaños y formas, para usos peculiares, acomplejadas o descaradas, que pasan por quirófano o permanecen intactas, etc.
También así se debió hallarse Dulce Chacón al escribir Cielos de Barro (galardonada con el Premio Azorín de novela en 2000), ya que está ambientada en la posguerra y dedicada a su padre, Antonio. Tal vez lo que menos me ha gustado es el cómo está escrita, el lenguaje "arcáico" aunque entienda que precisamente trata de remontarnos hacia atrás con ello. La trama... sin peros: Un joven pastor es acusado de cometer un triple asesinato en el cortijo extremeño donde sus familiares han trabajado como sirvientes durante generaciones. Su única defensa será el testimonio sin fisuras de su anciano abuelo, que revelará una brutal historia de intriga, sometimiento, erotismo y venganza, de la que amos y criados son a la vez testigos y protagonistas. En una época en que la Guerra Civil hizo jirones la existencia de vencedores y vencidos, el relato de un viejo alfarero que no se rinde a la injusticia abrirá heridas aún sin cicatrizar y cuestionará los regios cimientos morales de la aristocracia rural española.

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