sábado, 11 de marzo de 2017

Entre ínsulas y penínsulas

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O ese delicioso librito para el picoteo. A veces uno tiene la suerte de dar con pequeñas joyas por casualidad o por cosas del destino. En mi caso, lo segundo. Llegó a mí por medio de los compañeros de Difusionados, quienes lo editaron y publicaron recientemente. Tyler Fisher reúne este puñado de textos, más que por motivos comerciales, por querer compartirlos con el mundo y mostrar una faceta de la literatura tal vez castigada a la esquina de pensar: el microcuento. Y no es para nada fácil condensar en pocas líneas intenciones tan ambiciosas, en el sentido más provocador de la palabra. Esta obra en miniatura contiene mucho más de lo que hay escrito sobre el papel con el que está hecho. Es como una biblioteca infinita comprimida con un winzip compatible sólo si tu sistema operativo quiere. Una vez la mente está abierta, desde cualquier lugar te transporta a tantos otros. Que no te engañen su formato y su brevedad. Da para releer varias veces y para encariñarse con él y con cualquier texto que contiene. Evidentemente yo ya tengo mis favoritos. En apenas unos milímetros de espesor caben la mitología, la actualidad, el folklore europeo (no me refiero al faralaes o al traje tirolés), la superstición, la ciencia-ficción y multitud de sensaciones y vivencias.

Además tiene la peculiaridad de que los cincuenta microcuentos que lo forman, están escritos por estudiantes de español de Reino Unido. Para ser su segundo idioma lo dominan bastante mejor que muchos españoles. Ya quisiéramos más de uno escribir en inglés así de bien. Ya quisiéramos que el inglés fuera nuestro segundo idioma. Ejem, ejem.

Para abriros el apetito e invitaros a atraparlo en vuestras manos os dejo con dos de los que más me cautivaron. Puede que esta parcialidad a la hora de escogerlos se deba a mi amor por los mitos y las leyendas: un haiku sobre la resignación de un titán y un brevísimo cuento que escudriña en las oscuras entrañas del ser humano y su miedo a lo difrente. Cortos, intensos, profundos y sorprendentemente evocadores.

¡Disfrutad!


A pesar de lo que pese el mundo

Atlas se encoge
de hombros y dice que
apenas duele

Leo Neuringer


La inocente

-¡Por favor, no! Usted ha cogido a la persona equivocada. Solamente soy una niña.

-¡Cállate, bruja! Si de verdad eres una niña, vamos a comprobarlo…

Tiraron a la niña desde el puenta y observaron como el agua la cubrió.

Quince minutos después, sin ningún indicio de la niña, la muchedumbre se dispersó entre una mezcla de desilusión y remordimiento.

Bajo el agua, la niña abrió los ojos y respiró profundamente, estupefacta.

Nga Nguyen



Breve reseña de A. Moreno

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