01/05/2021
El tronco es lo que sostiene el árbol. Y según el viento que tiene que soportar, además de su naturaleza, así crece. Unas veces con formas retorcidas, otras inclinandose, cediendo a la fuerza del viento. En ocasiones abriéndose, para repartir el peso de las ramas. Y otras veces consigue mantenerse recto, soportando estoicamente las embestidas que recibe. Nuestro tronco también está para sostener y lo hace de la misma forma que el de un árbol, cediendo, adoptando la forma que se lo permita, o manteniéndose recto a pesar de la carga. Y se sienten tensiones, dolores, o no se le echa cuenta. Pero el cuerpo habla. Cuenta lo que nos pasa.
El tronco es lo que sostiene el árbol. Y según el viento que tiene que soportar, además de su naturaleza, así crece. Unas veces con formas retorcidas, otras inclinandose, cediendo a la fuerza del viento. En ocasiones abriéndose, para repartir el peso de las ramas. Y otras veces consigue mantenerse recto, soportando estoicamente las embestidas que recibe. Nuestro tronco también está para sostener y lo hace de la misma forma que el de un árbol, cediendo, adoptando la forma que se lo permita, o manteniéndose recto a pesar de la carga. Y se sienten tensiones, dolores, o no se le echa cuenta. Pero el cuerpo habla. Cuenta lo que nos pasa.
Texto e imagen de Maite Márquez Martín
