Como en la vida:
Todo puede suceder
en un poema:
lo cotidiano, sí,
pero también lo deslumbrante,
e incluso
ambas cosas
a la vez
–como en este, ahora
que empiezas a desnudarte...
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJX_eZlhOnvbUODPA5wh3WWJ2WX6HEGM0hzOYs7O-PtGkEjxQiQR7glBOpQlHN_cz_23xXS1dTF7bRisB25p5_cL3sMTRO-swivU1XTWTcQdQLCF6O6h2sOTSaMhiXbo0xLpgmJnTqTvs/s320/couple-731890_1920.jpg)
Ingénuo:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhBc-6z921cFBuNh2MbGu9ejHQ0g_w4ZpiNFXUZeaIUqgOUD3uDcQ1axmUVpMvG36p2PiON5Zmhgu4WJwZNlUxcdy_EwT647Z2nU2pTrYpUversmJ8OjbDClSjTaJ67mwHEsF1nfJXDg8/s320/summer-2474448_1920.jpg)
Creí que, como el mar
una noche de verano, tu sonrisa
me invitaba a sumergirme
(únicamente
a mí)
en tus aguas
profundas.
Pero salió la luna
y vi la playa llena
de exhaustos nadadores.
Poema de Karmelo C. Iribarren
Imagen de Pixabay
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