Abandonados:
He ido dejando atrás a grupos de música electrónica con estética dark, caras tristes y melancólicas y sonidos contundentes: And one, Front 242, Nitzer ebb... grupos a que hace unos años seguía. Empezó a saturarme ese sonido oscuro para ocultar letras que dicen más bien poco o nada. Supongo que su estética llegó a engancharme, y sus sintetizadores me hipnotizaron. Sigo amando la música electrónica pero de temática distinta. Más variada, quizás más colorida.
Adoptados:
Conocí a Sóley Stefánsdóttir a través de las redes sociales. Desde la primera vez que escuché su voz me enamoré. Música fría islandesa, surrealista y mágica. Creo que la palabra que la define perfectamente es soñadora. Música y letras que te invitan a un mundo interior riquísimo, en el que si cierras los ojos y escuchas con atención, puedes llegar a sumergirte. Ella misma define sus composiciones de piano para su disco Krómantík:
“De noche, o cuando haga frío y esté lloviendo fuera, siéntate en una silla de tu salón y escucha. Si te dan ganas, muévete un poco. Imagina un piano un poco fuera de tono en una esquina, luego imagina las manos viejas. Esas manos viejas tienen una historia que contar. Esas manos son casi irreales pero es difícil poder decirlo con solo escucharlo. Esas manos tocarán hasta que Krómantík se desvanezca en el silencio y tus ojos cerrados empiecen lentamente a ver algo más profundo y oscuro.”
Texto A. Ramírez
Imagen de Sóley Stefánsdóttir
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