martes, 18 de octubre de 2016

Canciones Bastardas I

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Existe un submundo gobernado por seres orejoides cuyo único sentido activo, el oído, no funciona correctamente. Esa tierra hostil para la gente curiosa está llena de...
Propongo situación. Viaje en coche. Los discos de música clásica de tu padre están haciendo que te plantees tirarte del vehículo en marcha. Los cedés de pachanga maquinera tienen tantos kilómetros que el láser no encuentra respuesta. ¿Qué haces? Poner la radio. Te das cuenta de que aparte de Radio María sólo hay otra emisora  disponible. Por fin algo normal, piensas. Después del tema de The Police de turno comienza a resonar en tus orejas un organillo hortera, pero lo conoces, sabes lo que es, te sientes parte de la cultura popular musical, casi notas como se te carda el pelo y cuando entra la base rítmica ¡BUM! Sueltas el rancio: “¡qué temazo!”

En tu lugar, yo arranco la radio de su sitio y la arrojo al centro mismo de una quema ilegal de rastrojos.

Los más avispados lo habrán reconocido. Para abrir esta sección he elegido el que quizá sea estandarte de esta nebulosa de melodías pastosas, que no malas (del todo), de esas que se pegan a la suela del zapato. Has acertado: The Final Countdown, Europe.

Aquel disco homónimo, pelotazo cósmico donde los haya, hizo rockero a medio mundo, revistió puertas y paredes con el careto de Joey Tempest, y puso la simpleza y la banalidad al alcance de todos. Europe fue olvidado. Joey Tempest bajó de las paredes y las puertas, la gente guardó las chaquetas de cuero y la discografía de los suecos se fue llorando a los oídos de los verdaderos amantes del rock. ¡Pero…! La canción persistió. Y hasta hoy.

Seamos sinceros. Este tipo de éxitos, pues bien, habrán llenado los bolsillos de forma casi insultante a los responsables. Pero decidme la verdad, devolvedme la sinceridad. ¿Creéis que, por ejemplo, a Brad Pitt le gustaría que se le recordase para la posteridad por su papel en Thelma y Louise? A mí me gusta recordarlo como el jodido Tyler Durden en El Club de la Lucha. Por eso no temáis. De forma desinteresada ofrezco alternativas.No hace falta salir de aquel trabajo de 1986. Ahí mismo podemos encontrar clásicos mucho más poderosos y de calidad más que superior. Por ejemplo Rock the Night, esa maravillosa declaración de principios. Pero no. Salto un par de años hacia adelante y propongo un tema con presencia de las guitarras, cosa de la que la ARCHICONOCIDA y CANSINA carece por completo. Espero que disfrutéis y que no me hagáis caso con lo de arrancar la radio.

Texto y dibujo (técnica mixta) de A. Moreno

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