miércoles, 30 de diciembre de 2020
lunes, 28 de diciembre de 2020
Millennium (3)
sábado, 26 de diciembre de 2020
Piedra 1
La libertad no se mantiene,
no se sostiene,
no se maneja.
La libertad se vive.
jueves, 24 de diciembre de 2020
Historias trenzadas con Twine
martes, 22 de diciembre de 2020
Encontrarse
condensar toda una vida en dos minutos,
abrazar lo que el cuerpo esconde,
silenciar los gestos profundos, melancólicos,
allí donde residen los malditos.
Atravesar desiertos de sal y regresar sedientos.
En la calle la tibieza de la noche cae;
se escucha el lenguaje de los perros,
ruge el azahar incipiente de la vida,
está floreciendo el tiempo,
se van ahogando las dudas entre besos,
la luz inunda el túnel hasta el centro de la tierra.
Nos contraemos.
Nos expandimos.
Ángeles que corretean con las hadas,
se acerca la muerte
para empezar de nuevo
y nos va la vida en ello, así... tan dulcemente.
domingo, 20 de diciembre de 2020
Bien que te gustaría confiésalo lanzarte
de bruces al abismo devorar para siempre
esas terribles ganas que humedecen tus sueños
y en tus pechos habitan enjauladas...
Dale suelta a ese inmenso poder embalsamado
momia viviente abre las compuertas:
verás cómo florecen dos volcanes
en el lugar que el hielo
cerrara la clausura y perdiera la llave...
Encárate al ariete que reclama en tu puerta
la entrada por lo menos en cada primavera:
verás cómo te llenas de caballos salvajes
y de luz que produzcan tus turbinas de sangre...
Pero, antes, mastica la medalla
de dirección prohibida que cuelga de tu cuello.
viernes, 18 de diciembre de 2020
La vida...
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Crimen pasional
El cañón aún vomitaba humo lentamente cuando soltó el arma de una sacudida. Las manos, manchadas de pólvora imperceptible para el ojo humano, temblaban con violencia. Había llegado al extremo. Ocurrió que había destruido algo valioso. Había arrebatado una vida. No había vuelta atrás. Miles de imágenes burbujeantes se cruzaron por detrás de su entrecejo. Ninguna era un buen recuerdo. Tenía la esperanza, al menos, de encontrar en algún rincón de su enajenada mente un momento de paz, algún instante compartido en el que recordase algún atisbo de felicidad. No fue posible. Los últimos días habían sido un caos tan absoluto que se sumergió en la más desconcertante de las locuras.
En el camino
Tú caminas por las avellanedas.
y vas junto a esos sauces amarillos que avanzan
por los ríos con luna.
No será como ahora, no tendrás veinte años;
la nieve irá acercándose a tu casa
y el aire verde moverá en tus ojos
sus bosques de cristal y de silencio.
Recuérdalo, hubo un río.
Los árboles vivían
en el imán del agua.
Por la noche, escuchábamos gotear en las sombras
la canción de los búhos.
Y, luego, la corriente se llevó nuestras caras.
No sabemos a dónde. No sabemos por qué.
Aún estamos aquí.
Pero, de pronto,
han pasado diez años
y tú y yo somos dos desconocidos.
lunes, 14 de diciembre de 2020
Soledad
sábado, 12 de diciembre de 2020
Ratas
jueves, 10 de diciembre de 2020
Artes amatorias
miércoles, 9 de diciembre de 2020
Asomándonos a la música y el arte desde el machine learning
La inteligencia artificial y el análisis de datos está invadiendo nuestras vidas cotidianas, por ejemplo en campañas de marketing, estudios de hábitos de consumo o recomendaciones de productos. En la iniciativa magenta el fin es facilitar el juego y la creación a mentes inquietas con algunas nociones de desarrollo informático. Lo que primero llama la atención es la facilidad para generar música. ¿Cómo? Utilizando abstracciones que provee magenta, cambiando melodías, tiempo, pasos, incluso temperatura o usando modelos de machine learning que, una vez entrenados, serán capaces de generar la música.
Por ejemplo, magenta puede echar una mano para crear estilos musicales mezclando otros dos, en mayor o menor medida, como en este demo:
Disponible aquí
Detrás de magenta está nada menos que Google, que promueve investigar y jugar con la combinación de inteligencia humana y artificial.
A veces un ingrediente necesario en la creación es una pizca de locura, humana… o artificial.
domingo, 6 de diciembre de 2020
Me ha picado esta noche
la mosca de los celos tras la oreja
y quisiera saber si estás en casa
o con otro, corriéndote una juerga.
Aunque andes de puntillas,
se despierta la fiera
y uno que es liberal y no le importa
lo que hagan con la vida, si es ajena,
se vuelve suspicaz, mezquino, espía,
ve visiones, se amarga y se atormenta.
- Es el amor que pasa.
Pues que llame a otra puerta.
viernes, 4 de diciembre de 2020
Nunca se sabe...
Aunque las horas parecen todas las mismas, nada queda igual tras el transcurso de estas...
En la memoria quedan esos silencios que nunca fueron sonidos, palabras... solo recuerdos soñados de aquello que pudo ser y no fue... que en realidad quedó, hermoso y bello en el alma, en el corazón... dejémosla estar.
La noche transcurre entre sonidos y luces que me llevan al alba desde la puesta del sol. Las montañas aún no muestran su capa blanca del comienzo de las lluvias; pero encuentro destellos rojos en el cielo; me avisan de las primeras lluvias del otoño.
Creí que las estrellas vendrían a buscarme esta noche, pero encontré el destello de las sonrisas, de las palabras que me abrazan en un son de sonidos mágicos que hacen que no me mueva esta noche de mi refugio. —Llueve—
Encontré en la memoria palabras llenas de belleza, de ilusiones, de sueños… encontré algo que me atrapó en un lugar indeterminado; de sorpresas ilusorias, maravillosas, proveniente de otras partes del mundo. Ya no sé donde ubicarme, no sé donde asentarme; ya no necesito las mismas cosas de antaño.
Solo busco una silla, una mesa, papel y lápiz. Lo esencial quizás para pasar un invierno más.
Buscaba un lugar para quedarme, pero solo encuentro la duda, la incertidumbre de ésta; el no saberme ya de ningún lugar.
Buscaba compañía y solo encontré más soledad a partir de aquella que me dio la serenidad de saberme. Ahora ya no me sé. Ahora ya no me encuentro en aquella que me hizo feliz. Ahora busco lo esencial para recuperar la soledad que perdí; esa soledad que uno aprende amar, desear; donde el soñar y saberse se unen en una sola cosa, ser.
Bajé del coche, entré en un bar de carreteras, me senté en una mesa junto a la cristalera que miraba a la autovía y, comencé a hablarme a mi mismo, bueno, a mi reflejo en la cristalera, mientras las luces de los autos pasaban a toda velocidad, sin ellos saber que un individuo solo, estaba hablándose así mismo en un cristal, —en un bar de carreteras—.
Le pedí al camarero un lápiz, o un boli y, un café, comencé a escribir todo lo que el otro, —el otro yo me decía…— me escuché durante horas, hasta que el camarero me vino a decir que era hora ya de cerrar, no sé si se percató de mi conversación, pero su mirada estaba algo asustadiza… —no puedo recordar de qué me hablaba—.
Me di cuenta que no toqué el café, qué la libreta que llevaba estaba completamente llena de frases y palabras que no tuve tiempo de analizar hasta pasado un tiempo, después de dormir durante días, en una localidad que no pude ver, —llegué de noche y marché del mismo modo—, buscándome, o buscando no sé qué… quizás solo descansar; conducía y conducía, de un bar de carreteras a otro, hasta que no podía más… y, —“no sé como”— encontré, una casa que un buen señor me alquiló por muy poco, —la casa estaba en obras—, en un pueblecito muy pequeño, se componía —“el pueblo”— tan solo de dos calles en medio de una carretera que conducía a ningún lugar, por no tener no tenía más que un bar donde se podía comprar de todo; —y ahí sigo—, con la intención de comenzar algo, o terminar, no sé; —“nunca se sabe…”— quizás es tan solo una parada.
Creí que las estrellas vendrían a buscarme esta noche, pero encontré el destello de las sonrisas, de las palabras que me abrazan en un son de sonidos mágicos que hacen que no me mueva esta noche de mi refugio. —Llueve— Que la memoria siga su curso, y aunque las horas parecen todas las mismas, nada queda igual tras el transcurso de las dudas, de los días, meses, años…
En algún lugar quedamos, dejamos nuestra impronta, pero sé, que el camino continúa, que esta será una parada; que visitaré más bares de carretera, que dormiré en otras camas que no es esta de hoy, que la maleta siempre estará medio hecha. No sé; —“nunca se sabe…”— quizás. Todo sea siempre un recomienzo, un quizás, una búsqueda continua, sombras de uno mismo que se desvanecen en el pasado mientras hacemos el presente.
En el reflejo que deja la lluvia en el asfalto veo recuerdos, colores de otros tiempos, ni mejores ni peores, tan solo imágenes que me evocan a mí. El paisaje se torna de maravillosos contornos que me llenan de esperanzas, de sensaciones mágicas, que construyen mi presente.
Texto y foto de Juan Manuel Álvarez Romero
miércoles, 2 de diciembre de 2020
Nuestros amigos
odian a nuestro presidente
pero yo no odio a nuestro presidente:
odio a quienes le votaron.
Todos nuestros amigos
arremeten contra la caja tonta
pero la caja no tiene culpa:
emite lo que piden los tontos.
No. Yo no odio a nuestro presidente
ni odio a la caja tonta.
Odio a nuestros amigos.