jueves, 29 de abril de 2021

Por qué jugar al Munchkin

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Vale, dejando a un lado toda la parafernalia científica sobre las bondades de los juegos de mesa en el aprendizaje y modelaje del comportamiento (y no lo digo yo solo, que la que lo dice es la Revista Science…) todo el mundo debería dedicar un rato, si no al día, si al menos a la semana, para jugar a algo.

El cerebro humano necesita distracción y distendimiento para afrontar los problemas de una forma sana y oxigenada, y qué mejor que reírte… sobre todo si la risa proviene de apuñalar (metafóricamente hablando) a tu amigo por la espalda, robar tesoros o matar monstruos. El Munchkin es eso y más.

Qué te puedes esperar de un juego que te dice en el primer párrafo de sus reglas: “Munchkin captura la esencia de la Experiencia Dungeon… sin todas esas idioteces del rol”…

Risas, sobre todo risas.

Hay que dejar claro que las primeras partidas, como todo en la vida, estarán cogidas con pinzas, pero una vez que los jugadores adquieran experiencia (y es algo que pasa con bastante rapidez) no podréis dejar de jugar.

Es un juego de cartas sin tablero. Según las que os vayan tocando, o arrebatando a vuestros compañeros (vale hacer trampas) podréis ser, humanos, enanos, elfos, medianos… luchar con monstruos tan horribles como el Pollo dopado con esteroides, el Frikón ululante, el Vendedor de seguros o la desastrosa para vuestra salud Viuda de Andrés Queleto e Hijos, Reparaciones y Cirugía. Para ello podréis usar las distintas armas que consigáis…el Sandwich de cabrales con anchoas, la Alabarda suiza multiusos, el Agua mineral de marca, el Arco con lacitos o el Pinchito de Rata entre otros muchos.

Ganaréis si sois los primero en llegar al nivel 10, algo que podréis conseguir relativamente rápido (una partida dura unos 45 minutos) si os tocan buenas cartas, monstruos facilones y, sobre todo, si ponéis todas las trabas del mundo a vuestros compañeros de singladura. El juego básico trae 168 cartas, pero lo podéis aderezar tanto como queráis, ya que hay expansiones a patadas, incluida una de navidad.


Reseña de Migue Carrión
Imagen de Munchkin


martes, 27 de abril de 2021

Abandonados Vs. Adoptados (Música)

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Turno ahora para las canciones, bandas, músicos que amamos, por los que querríamos quedarnos sordos o simplemente hemos perdido la pista.

Saray Pavón 

Abandonados: A cualquier persona normal que se haya tatuado el símbolo de un grupo le dolería decir que se quedaron en el camino tras x disco. Pero no encajo en esa definición... no me escuece decir que HIM (la seductora voz de Ville Valo y la música pop-rock gótico que se marcaban) quedó hace mucho tiempo atrás en mi vida. 

Adoptados: Me he desplazado hacia mi iTunes, concretamente a la lista de “las 25 más escuchadas”, ya que creo que varía mi latido según la etapa. Allí tenemos Overture (Benjamin Gibbard & Steve Fisk), Together we will live forever (Clint Mansell). Nutshell (Alice in chains), For real (Okkervil River), Whatever (Zoé), Long Nights (Eddie Vedder), Another Dimension (Rolko), Voyager One (False Awakening), Are you there, Untouchable: Part 1 & Part 2 (Anathema), Settle Down (The 1975), What we had (Handsome Furs), Morphing (Elsiane), Training Wheels (Cloud Cult), Snuff (Slipknot), Under Pressure (Chill Out tribute to Queen), What were the chances (Damien Jurado), Love Is Dead (Brett Anderson, cantante de Suede), Broke (Modest Mouse), etc. Me sorprende mucho no ver a Radiohead, Björk o Fated, Faithful, Fatal (Marilyn Manson) u Old Skin (Ólafur Arnalds) o Starálfur (Sigur Ros) y por supuesto Close to me (The Cure) y la banda sonora de Dentro del laberinto (David Bowie) o a mi querido Iván Ferreiro. Lo que está claro que mi presente es música para dibujar o que van con mis emociones happy-sad. PD: Y, ¡por Dios!, que alguien me diga quién es la voz masculina de Sleepyhead (Starsmith Remix feat. Ellie Goulding - Passion Pit), que es como si Benedict Cumberbatch cantase... y paro de escribir que se va a convertir en un relato erótico xD 

Álex Ruiz 

Abandonados: No recuerdo grupos en concreto que haya abandonado. Por hacer un poco de memoria recuerdo que Invincible, el último álbum que Michael Jackson publicó en vida (luego hubo dos póstumos) me dejó una impresión de decepción absoluta. De 16 canciones sólo me atraían 4, el resto eran totalmente pasables. Lo que si he abandonado, llevado al hastío y censurado anualmente en mis cuentas de Twitter es todo lo relacionado con el Carnaval de Cádiz. En sus tiempos me gustaba, pero una vez al año, cuando era Carnaval. Escuchaba ciertas agrupaciones una o dos veces y ya. Para mi gusto no daban para más. El asco que siento por este tipo de “música” llegó por pasar una parte de mi vida rodeada de gente que escuchaba Carnavales TODOS los días del año, lo que venían siendo unos jartibles de máxima categoría. Consiguieron hartarme, totalmente. 

Adoptados: En mi familia ocurre un caso peculiar. A mi hermana le gustaba Bon Jovi. Compró uno de sus discos, Cross Road. Años más tarde mi hermano encontró ese disco, le gustó y compró Crush. Años más tarde yo encontré los dos discos abandonados en casa, me gustaron y compré One Wild Night. Ignoro si a mis hermanos les sigue gustando la música de Bon Jovi pero a mi sí, y guardo los tres discos, uno de los pocos gustos en común que hemos tenido. Otro de mis adoptados y sin duda mi favorito fue Charon. No recuerdo exactamente quién me lo sugirió pero si recuerdo que fue en los lejanos tiempos del IRC-Hispano. Los usuarios entraban en ese servidor de chat usando clientes como mIRC. No se podía compartir música pero si se podía mandar un mensaje indicando qué música se estaba escuchando. Un usuario empezó a compartir títulos de canciones de Charon. Me pudo la curiosidad, busqué música de ese grupo y aunque se disolvió en 2011 sigue siendo mi grupo favorito.

Antonio Moreno 

Abandonados: Podría colocar a estos elegidos por Orfeo en ambos apartados. Desde su primer disco con Russell Allen (The Damnation Game. Inside Out Music, 1996) hasta el incomprendido Paradise Lost (Inside Out Music, 2007) con parada especial en Twilight in Olympus (Zero Corporation, 1998) Symphony X son mi banda de cabecera. El punto de inflexión, salvando algunos temas de la friolera de 12 canciones, Iconoclast (Nuclear Blast, 2011). Puede que el fichaje por este sello fuera determinante. El caso es que dejaron de lado las melodías y unas estructuras que volverían loco a cualquier estudiante novato de música a cambio de una mayor (y desmedida, e implacable, y a veces sin sentido) agresividad y contundencia. Los cambios de ritmo, las partes lentas profundas, las letras inspiradas… Todo eso se fue al garete definitivamente en su último álbum, Underworld (Nuclear Blast, 2015). Todavía no he sido capaz de escucharlo entero y no creo que lo haga. Cada vez que el aleatorio de la radio del coche me obliga a darle otra oportunidad elijo la carpeta del Twilight y voy directo a Through the looking glass

Adoptados: Y la banda responsable del disco protagonista en esta sección podría correr la misma suerte que el abandonado. Con más altibajos, eso sí, Blind Guardian también ha ido cambiando y jugando con su sonido a lo largo de su carrera. A veces mis oídos se han alegrado, otras han creado enormes tapones de cera. Pero hay un álbum, un regalo de los dioses, que jamás podré abandonar y que no puedo dejar de escuchar por más cera que quieran acumular mis conductos auditivos. Nightfall in Middle-Earth (Virgin Records, 1998). Puede que estés leyendo esto y al mismo tiempo se esté publicando en nuestra web un artículo sobre sus 20 años de vida. Lo más destacable de la obra magna pero inacabada de Tolkien, El Silmarillion, musicado, cantado, interpretado y narrado con una sensibilidad y una agresividad acordes a cada parte del relato. Simplemente una obra maestra de la música contemporánea. Al contrario que con Underworld, hay una norma no escrita mientras conduzco: cuando el aleatorio da con cualquier pista del Nightfall, el Nightfall se queda. Además son muchas las bandas y artistas que no puedo abandonar y que no cabrían ni en diez i Revistas. Por otra parte adoptaría a Eddie Vedder, con papeleo y todo. 

Mayte Nékez 

Abandonados: en materia musical he sido desde niña un poco esponja, y los grupos o solistas que entran a formar parte de mi discoteca, se quedan ahí perennes. A veces permanecen en silencio durante tiempo, como La Fuga, Sôber o The Corrs, grupos significativos en mi adolescencia que recupero de vez en cuando. Sí hay estilos que he prácticamente olvidado: el “Breakbeat” de finales de los 90 o el “rap”, del que sólo conservo a Nach, Zatu Rey o mis compañeros de instituto Marco Skinny y Purebloc. Si tuviera que nombrar a algún artista que ha dejado definitivamente su lugar en mi playlist, sin duda sería Laura Pausini, cantante con temas demasiado edulcorados para la Mayte de ahora, y también Alejandro Sanz desapareció para mí cuando publicó El alma al aire

Adoptados: De niña adopté a Queen (amo a Freddy Mercury), a Mecano; años después a Bon Jovi y a los Guano Apes… pero los protagonistas de este apartado, a día de hoy, son sin duda los irlandeses U2. A pesar de que conocía muchos de sus temas y tenía un Greatest Hits en mi colección de CD’s, nunca los tuve tan presentes hasta que me mostraron en profundidad todos los entresijos de la discografía de esta histórica banda de rock. Incluso el último disco publicado hace unos meses, Songs of Experience, que es una nueva apuesta experimental, intimista, vinculada al álbum anterior, Songs of Innocence, ha sido un gran descubrimiento en cuanto al fondo en los significados de sus melodías y sus letras, haciéndome ver a U2 más allá de los sonidos con los que la mayoría del público los identifica. Estos dos últimos discos, son asociados por muchas personas con el libro de poemas ilustrados de William Blake, ya que comparten título con él. Os los recomiendo.

A. Ramirez 

Abandonados: File not found. 

Adoptados: Algo ocurre en el panorama musical cada vez que Depeche Mode lanza un nuevo disco. Y es que cada trabajo de la la banda es comparado obsesivamente con toda su trayectoria musical en lugar de considerarlo como un trabajo aparte, como si desde 1981 estuviesen creando un superdisco que sólo estará terminado cuando estén muertos. Hace un tiempo coincidí con mi admirado Santi Rex (vocalista de los míticos Niños del Brasil) en un local de Sevilla. Hablamos de la música actual y de lo efímero que hoy día es el efecto de un disco cuando sale al mercado. Me acordé de cuando aparecía un nuevo disco de Depeche e iba rápido a Sevilla Rock a comprarlo. Era todo un ritual y me sentía realmente importante y distinto al hacerlo. Al volver a casa repasaba los títulos de las canciones e imaginaba el significado oculto y misterioso de la portada. Colocarlo en el tocadiscos, con la moneda de 5 duros sobre la aguja por si saltaba, y disfrutar escuchando el disco y leyendo las letras... Convenimos que esto ocurre con cualquier expresión artística en estos días rápidos en que nos ha tocado vivir donde todo es fugaz, Sevilla Rock ha desaparecido y 5 duros no valen nada. Al despedirme de Santi Rex y salir a la calle, me descubrí tarareando Everything counts de los DM de 1983 en una calle cerca de la alameda de 2017. ¡Qué contradicción! Acabé reconociendo que la magia existe y que hay, por suerte, acordes artísticos eternos. 

Nacho Delgado 

Abandonado: He de decir que me gusta mucho la música, disfruto dándole al play, cerrando los ojos y dejando pasar el tiempo. Esto me pasa con una cantidad importante de géneros musicales, hip hop, nu metal, rock un poco más clásico, algo de clásica también, electrónica... en fin, no añado más. Una vez dicho esto, añado que hace pocos meses le di una oportunidad al rapero catalán Porta y a su disco No es cuestión de Edades. Como supondréis, si está en este apartado es porque no me convenció para nada. Demasiado egocentrismo y odio contenido en sus letras, lo único salvable de lo que conozco de este artista son los temas dedicados a Dragon Ball (Dragon Ball Rap y Dragon Ball Rap 1.5) y no están en ese álbum. Tal vez sea un caso en el que he escuchado el ‘disco malo’ de un cantante y los demás me dejan asombrado, pero... necesitaría un buen motivo para darle una segunda oportunidad. 

Adoptado: M Clan es el elegido para esta ocasión. El grupo de Murcia fundado en 1993 sigue con una fuerza increíble. En el pasado año 2014 hicieron un concierto por su 20º aniversario contando con más de 7 colaboraciones entre las que se encontraban Enrique Bumbury, Fito Cabrales o incluso Miguel Ríos. Como álbumes me gustaría destacar Para no ver el final y Arenas movedizas, dos discos de temática opuesta: las dos caras del amor. No sería capaz de indicar un sólo tema por encima de otros muchos, las versiones que han hecho de algunos clásicos son muy buenas (Like a Rolling Stone, Todo negro, etc.) pero puestos a mojarnos... me parece realmente bueno por la letra Canción de invierno y, musicalmente, me gusta mucho Hasta la vista Rock & Roll, me invita a cantar ese estribillo coreado.

Mario Tornillo 

Abandonados: Solo he abandonado grupos a los que antes había mimado. El fervor de la adolescencia me convirtió en un ultrasónico seguidor de Los Piratas. Los Héroes no llegaron a atraparme como sí hicieron algunas bandas de rockandrolillo nacional, que no nombraré porque espero, contra viento y marea, no abandonarlas del todo. En mi pequeña colección de casettes y cds, el tono anglosajón lo ponían entonces el brit pop y el grunge, cuyos grupos más representativos escuché thousand times, Oasis, Blur o Nirvana. Tras picotear varias músicas experimentales, como Tool y compañía, buceé largo y profundo en el pop patrio, muchos grupos habituales incluso hoy en festivales de verano, que llegaron a saturarme. 

Adoptados: Después de haberlos ninguneado, los Planetas se hicieron prácticamente más fuertes que ninguno. Los gustos fueron evolucionando hacia Radiohead, Nacho Vegas y Pink Floyd y fui adoptando muchísimos grupos por el camino, incluso he tenido una época yeyé. Me gusta también dar el cante… y el do de pecho.

Jesús Paluzo 

Abandonados: ¿Qué es eso que tiene la música que te llena de sentimientos y te permite alcanzar un estado mental que se apaga cuando para de sonar? ¿Y cómo sabes qué es lo que quieres escuchar en cada momento? A veces escucho música que me parece más poesía por sus letras, otras por la fuerza que tiene, de vez en cuando me pongo romanticón y otras veces me apetece bailar (yo solo) o hacer ejercicio o motivarme o recordar viejos tiempos o sencillamente no pensar. ¡Sí, eso! Entrar en Spotify o tu carpeta de varios Gigas de música es como acercarse a un buffet de sentimientos y elegir el que necesites. Por esa razón, rara vez he abandonado un grupo o artista. Siempre vuelvo en algún momento. Sin embargo, podría decir que he tenido épocas de empacharme de alguno y aquel abuso provocara una alergia permanente sobre mis oídos que me prohibieran volver a escucharlos. Es el caso de Ace of base en mi adolescencia, o Fyahbwoy, cuando el bailable y buenrollero ritmo del reggae me despertara cada mañana para comenzar el día a tope de energía. También reconozco que fue el caso de Fall Out Boy y, aunque me duela, Linkin Park y La Oreja de Van Gogh. Aunque de estos me pongo la vacuna cada cierto tiempo… 

Adoptados: Esta parte es más fácil, dado que continuamente (suele coincidir con la llegada de nuevas personas a mi vida) voy adoptando nuevos grupos y artistas que voy conociendo. Pero como son muchos, hablaré de los que no han parado de brindarme emociones y han sido capaces de abrazarme en cualquier momento, fuera lo fuera lo que quisiera sentir. Ahí estuvieron y están: Nach, Rozalén, Jarabe de Palo, Fito y Fitipaldis, El Chojin, Rayden (en su época más madura) y Mago de Oz. Creo que por sus letras. Por otra parte, considero una falta de respeto no mencionar a los que han construido viajes emocionales tan importantes en mi vida, aunque haya sido con canciones más concretas. Se hicieron hueco Pignoise, The Police, James Blunt, Leiva, Melendi, Bob Marley, John Legend, Extremoduro y Green Day. También la banda sonora de La La Land me ha permitido disfrutar de cientos de kilómetros en coche, idas y vueltas. Y no olvidar Los Aslándticos con su Mi primer día. 

David Losada 

Abandonados: A lo largo de mi vida hubo música de la que disfruté y hasta adoré, que dejaron poso en mí... pero que ya no me hace tilín como para escucharla largas horas... con mi primer Walkman y cascos, regalo de cumple a los 12, empecé escuchando una cinta de Mozart, y no me cansaba. Más tarde grababa todo lo que pillaba en la radio, pop ochentero total (Mecano y otros), y no descubrí otros estilos de música hasta bien entrados los noventa, sumergido como estuve en los videojuegos. Entonces descubrí HIM, REM (Losing my religion), Michael Jackson, Alejandro Sanz y otros tantos que se quedaron en el olvido, como Linkin Park, Marea e incluso Avalanch pero que no hicieron más que ampliar mi paladar, saboreando todo tipo de estilos. 

Adoptados: No es sino con la madurez cuando te vas decantando por artistas y estilos. Estos son por los que no pasan los años, que te traen gratas sensaciones de antaño y ahora; música que ya no escucho tan a menudo, pero que no me importa volver a escuchar cuando la pinchan por casualidad en la radio. Música que te llega muy profundo, que te hace pensar y evoca sentimientos de lo más opuestos. Cronológicamente, muy resumidamente, artistas como Maná y Ricardo Arjona (cuánto aprendí de sus letras), Queen, de increíbles registros y fuerza, pocos transmitían tanto como ellos. Amaral y La oreja de Van Gogh por coincidencia en el tiempo de sentimientos, Three days grace, cuya fuerza me inspira, aunque cada vez menos, y similares. Esto en cuanto a grupos, aunque hay canciones sueltas vascas poco conocidas que es de obligación mencionar (y escuchar al menos una vez, con o sin traducción), y que guardo en el corazón como Txoria Txori de Mikel Laboa, Ilargia de Ken Zazpi, Xalbadorren heriotzean de Xabier Lete, Aitormena de Hertzainak o la conocida Lau Teilatu de Itoiz. Música con mensaje... ni reggaeton cutre ni heavy demasiado heavy.

 

domingo, 25 de abril de 2021

Ya lo sabes, amada

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Ya lo sabes, amada
ahora podemos
realizar nuestros sueños imposibles
esa luna de miel en cielo exótico
viaje todo incluido
vistas al mar crepúsculos
íntimos revisados por expertos
a nuestro alcance todos
los silencios románticos
con el nuevo sistema de cómodos
pagos a plazos: a escoger
islas privilegiadas o lugares
de gran mundo -aquel sueño
ya es una realidad-
(o bien quedarse aquí junto a la brecha
al lado de la lucha que aún hay tiempo
de jugarse el pellejo para algo)
una de dos, amada mía, no olvides
que elegir es el único problema
que este sistema ofrece.



Poesía de Aníbal Núñez
Imagen de Pixabay


viernes, 23 de abril de 2021

Planilandia

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En la introducción de este libro podemos leer "He aquí una aventura conmovedora de matemáticas puras, una fantasía de extraños poblados por figuras geométricas... que tienen todas las emociones humanas. No es ningún relato intrascendente de ciencia-ficción. Su objetivo es instruir, y está escrito con maestría sutil. Empieza a leerla y caerás bajo su hechizo. [...] Actualmente el espacio-tiempo y la cuarta dimensión son palabras familiares pero Planilandia, con su animado cuadro de una, dos, tres y más dimensiones, no se concibió en la época de la relatividad: se escribió hace unos setenta años cuando Einstein no era más que un niño".



Transcribo todo esto porque lo sentí así, al menos al principio, después me parece un poco redundante pero pese a eso creo que merece la pena adentrarse en él.


miércoles, 21 de abril de 2021

¡Horror! ¡Es una chica!

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Uno de los motivos por los que me convertí en adicto al Castlevania: Symphony of the night (Konami, 1997), fue su apartado artístico. Desde que lo jugué por primera vez en PSOne me enamoró su portada barroca y cargada de romanticismo. Tengo que reconocer que por aquel entonces hacía uso de la magia de los mercadillos y la calidad de la imagen detrás del cutre plastiquete dejaba bastante que desear. 

La obsesión era tal que busqué en las revistas especializadas y me hice con un pequeño poster que a saber dónde estará. Pero no era capaz de encontrar la fuente, ese espíritu creativo que me llenaba de envidia sana y que, no sé muy bien por qué, siempre pensé que era un tío. Uno de esos artistas japoneses demasiado buenos con los pinceles y pobres con la pluma para dedicarse al manga. Pasé a otras cosas y seguí encandilándome con los siguientes títulos de la saga, cuyo estilo artístico se reconocía fácilmente. Hasta que llegó la reedición del clásico en PS3. Entonces el furor volvió y me puse a investigar, ahora con más medios y más conocimientos en navegación por los mares de Internet. 

Así fue como descubrí que el artífice de semejantes obras de arte era una mujer, Ayami Kojima. Parece que este apellido, aunque no tenga ningún parentesco con el otro genio Hideo, está destinado a grandes cosas. Pero si os soy totalmente sincero, algo dentro de mí siempre intuyó que esa sensibilidad y ese gusto por el gótico más preciosista venía de unas manos femeninas. 

Como detalle final, un apunte. Esta maga de los lienzos domina el lápiz, con el que hace los bocetos iniciales. Luego demuestra su destreza con el carboncillo o la tinta china para las sombras. Su aparente maestría diluyendo acrílicos queda patente en los colores, mientras que su habilidad con la espátula y la pasta de modelar puede apreciarse en el resultado tridimensional de la mayoría de sus obras. El toque final de degradado en los colores es posible gracias a su manejo del agua y sus dedos. Una vez está asentada la base de la composición aplica magistralmente pinturas metálicas con espátula y, para rematar realza con brillos usando esmalte de polímero. Esto no sería tan sorprendente si no fuera por el detalle de que es totalmente autodidacta. Cuando fue descubierta trabajaba como secretaria y no había recibido ninguna formación artística. De eso que estás un día en la oficina y vas y creas al majestuoso Alucard, inmortalizando, valga la redundancia, una exquisita saga para la posteridad.

Texto de Antonio Moreno 

lunes, 19 de abril de 2021

Semanas congeladas

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He leído las últimas cartas que mi exmarido solía enviarme las tardes de verano prometiendo que vendría alegrar mis ojos nublados por su ausencia. Mis puertas seguían frías anhelando sus recuerdos, y no llegaría a endulzar la espera del niño que meses atrás anhelamos. Enterarse que nuestro retoño venia en camino enfureció sus ojos negros y juro que no volvería, no detendría sus sueños por nosotros.
 
Las lágrimas no cesaron y las semanas congeladas anunciaron que esta noche seré madre del mejor verso de mi vida. 
 
Texto de  Yessika María Rengifo Castillo

Imagen de Pixabay


sábado, 17 de abril de 2021

El golpe maestro

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En 1974 el disco 461 Ocean Boulevard de Eric Clapton salía al mercado y pasaba desapercibido, a pesar de contar con la producción de Tom Dowd (durante los años ’50 y ’60 el mejor ingeniero de sonido de Atlantic), y un material espectacular, pero infravalorado. También fue el año en que Roxy Music sacó un disco en cuya portada aparecía una fotografía con dos fans del grupo que conoció Bryan Ferry en Portugal. Constanze Karoli y Eveline Grunwald se cruzaron en su vida cuando escribía las letras para Country Life. Parece ser que fueron una gran fuente de inspiración. En todos los sentidos. En 1974 fue también cuando Supertramp lanzó Crime Of The Century, disco que aparecía para mantener su contrato de grabación con A&M, pero que se convirtió en una obra maestra, siendo uno de los mejores trabajos de la banda. Año en que Neil Young se ponía melancólico junto al mar y sacaba On The Beach, y Bob Marley se presentaba al mundo con sus Wailers y el disco Natty Dread. En ese mismo año de 1974, Peter Grant, el manager de los Led Zeppelin, produce el LP Bad Company, del grupo homónimo. Bad Company estaba formado por Boz Burrell, antiguo bajista de King Crimson (décimo sexto hombre que hizo una audición para este puesto), Mick Ralphs, el que fuera guitarrista de Mott The Hoople; y Simon Kirke y Paul Rodgers, batería y voz procedentes del grupo Free. Y fue en 1974 cuando la misma banda que había sido telonera de los Mott The Hoople de Mike Ralphs sacó dos discos. La misma con la que un veterano Paul Rodgers se relacionaría en 2004.
Vengan hacia estas arenas 
amarillas y tómense de las manos 
después de los saludos y los besos 
a las salvajes ondas, 
y bailen alegremente aquí y allá 
 

Acto I de La Tempestad de William Shakespeare, que sirvió de inspiración a Richard Dadd, como muchos de sus textos, para crear la pintura “La canción de Ariel”. Pero iba a ser otra canción la que iba a tener relación con su vida, mucho después de morir, sin ni siquiera saberlo. Dadd nació en agosto de 1817 en Chatham, (Kent), hijo de un distinguido químico que años más tarde se instaló en Londres. En esta ciudad realizó sus estudios de arte y destacó por obras pictóricas cargadas de fantasías, como la anteriormente citada o “Puck y Titania durmiendo”, inspirada en Sueño de una noche de verano, o “Vengan hacia estas arenas amarillas”, una cabalgata de danzantes feéricos en una playa a la luz de la luna que fue la sensación de la exposición anual de la Royal Academy en 1842, cuando tenía 25 años. Fue en ese momento cuando el antiguo alcalde de Newport, su amigo sir Thomas Philips, decidió partir con él en un viaje iniciático como hacían los románticos. Sería una buena oportunidad para conocer otros perfiles, otras tierras, otras culturas; el mundo, al fin y al cabo, con la intención de ampliar sus conocimientos y perspectivas, de desarrollar su técnica y temática. Un descubrimiento. En ese viaje recorrió Italia, Grecia, Turquía y Egipto, y sirvió como evolución para sus dibujos, realizando numerosos esbozos, como los de la Salute de Venecia, los olivos de Atenas, camellos turcos o paisajes de los diferentes puntos recorridos, con un gusto acentuado por oleos de tinte oriental, que comenzaban a destacar en el panorama artístico. Antes de concluir ese año de 1842, Richard Dadd sufrió una colosal insolación en Egipto. Dicen que la pálida dama le visitó. Que el barquero lo esperó al borde de la orilla. Que Osiris invadió su cuerpo… pero sobrevivió.

El 8 de marzo de 1974, Queen saca al mercado el disco Queen II, que poseía una mayor libertad creativa, marcaba diferencias y comenzaba a definir un estilo propio y personal. Su finalización coincidió con la crisis del petróleo de 1973, por lo que se retrasó su lanzamiento debido a las medidas de ahorro de energía que se llevaron a cabo durante meses, ya que la industria del plástico depende en gran parte de derivados del petróleo. El primer disco se grabó en las dependencias de Trident Studio bajo unas condiciones deplorables. Grababan cuando estaba vacío, en las horas muertas, en el momento en que nadie lo usaba, lo que suponía trabajar de noche y de madrugada. Sin embargo los resultados fueron espectaculares, y para este segundo LP, también realizado en los mismos estudios en agosto de 1973, se emplearon “todas las técnicas musicales y de producción concebibles”, como declaró posteriormente el productor Roy Thomas Baker. Además significó el inicio de la colaboración con el ingeniero de sonido Mike Stone y el primer disco de la banda que triunfó en Inglaterra. El fotógrafo Mick Rock había trabajado con David Bowie, Lou Reed e Iggy Pop y sus resultados habían gustado al grupo. Se reunieron con él para la portada del disco y así cuidar todos los detalles. Buscando inspiración, Rock se encontró con Marlene Dietrich, que poseía para el set de la película Shanghai Express (Josef von Sternberg, 1932) una fotografía con una fuerte iluminación cenital, en la que la actriz tiene los brazos cruzados y las manos abiertas con los dedos extendidos y separados.

El resto de la historia termina en la fotografía que presenta el disco y que posteriormente usarían para otras canciones, como el videoclip de Bohemian Rhapsody o I Want To Break Free. Dividido en dos partes diferenciadas como ‘White Side’ y ‘Black Side’, el trabajo separa los temas creados por Freddie Mercury y Brian May y Roger Taylor, pues John Deacon aún no componía. El disco comienza en el lado blanco con las canciones Procession, Father To Son, White Queen (As It Began), Some Day One Day, todas escritas por May, y The Loser In The End, de Taylor.

El lado negro es solo de Mercury y posee los temas Ogre Battle, The Fairy Feller’s Master-Stroke, Nevermore, The March Of The Black Queen, Funny How Love Is y Seven Seas Of Rhye. Roger Taylor declaró años después que en este disco se sintieron libres, que experimentaron y que tuvieron mayores posibilidades de crear lo que ellos querían, aún exentos de presiones discográficas. Su canción, cargada de dulce rebeldía juvenil, cierra de forma lírica y dura a la vez, el lado blanco, llegando a ser más una transición que se intensifica con su voz endurecida. Entramos en el lado oscuro progresivamente, y nos encontramos de bruces con Ogre Battle, de una estructura musical realmente compleja, con potentes y fuertes riffs de Brian May y un impresionante trabajo de múltiples efectos sonoros, todo aderezado con el aporte melódico otorgado por el gran Freddie Mercury. Tras la batalla del ogro nos encontramos de frente con el golpe maestro del duende leñador. 

Richard Dadd volvió a Londres en 1843, pero Egipto asesinó su cordura. Dicen que fueron lesiones corticales o tal vez que el delicado estado que lo mantuvo al borde de la muerte hizo que apareciera un brote esquizofrénico. A veces dicen que fueron ambas; una, consecuencia de la otra. Sin embargo, el artista tenía otro punto de vista de lo ocurrido. Aseguraba que había sido poseído por Osiris, el dios egipcio de la resurrección, el cual había decidido convertirle en su mensajero y emisario con la expresa tarea de luchar contra lo diabólico del mundo. Entre sus objetivos estaba la erradicación del mal, encarnado en las figuras del que había sido su compañero de viaje, sir Thomas Philips, el emperador de Austria, el Papa de Roma, algunos de sus amigos o su propio padre, Robert Dadd, quién se negaba a reconocer la locura de su vástago, cada vez más desarrollada y manifestada en esa enfermiza obsesión por la extirpación de lo maligno. Consideraba que su hijo debía descansar y que con el simple y mero reposo se repondría, a pesar de las recomendaciones del doctor Alexander Sutherland de internarlo en un manicomio, pues tras examinarlo dictaminó que Richard ya no era responsable de sus actos, un alienado sin conciencia de situación con ideas delirantes. Con el pretexto de que una estancia en su tierra natal le repondría, Richard citó a su padre en Cobham y allí se reunieron para cenar en Ship Inn. Después salieron a dar un paseo. Osiris no dejaba de insistir con sus órdenes impiadosas. Hay que salvar a la humanidad de lo diabólico. A la mañana siguiente, los restos del padre fueron encontrados en una zanja. Richard le partió la cabeza a su progenitor con un golpe de hacha, para después cortarle la garganta de un tajo con una navaja de afeitar y clavarle posteriormente un cuchillo en el pecho. Luego lo descuartizó, como hicieron con Osiris, de acuerdo con la mitología egipcia. Fue arrestado cerca de Fointainebleau, tras haber agredido a un desconocido en un vagón de tren. “Maté a quien yo siempre consideré un pariente, pero según la secreta advertencia que se me hizo, iba a convertirse en el artífice de la ruina de mi raza”. 

The Fairy Feller’s Master Stroke es la siguiente canción que sigue a Ogre Battle. Es un tema musicalmente barroco, pasando por multitud de matices, cuyos coros y melodías nos retrotraen a los entornos festivos medievales, folklóricos y alegres. Los coros y voces dobladas se alternan y comparten fragmentos, sostenidas por unas bases de clavecín. El ritmo genera unos círculos concéntricos de notas que atrapan el sonido en espiral. Girando en un eterno círculo sin fin. Cerrándose sobre el oído. Mercury logra transmitir una atmósfera claustrofóbica. Analizando la letra encontramos palabras del inglés antiguo, como “tatterdemalion”, “quaere”, o referencias a Oberon y Titania, personajes de la comedia de Shakespeare, Sueño de una noche de verano. Por supuesto aparece el duende leñador que está a punto de asestar el golpe maestro, rodeado de personajes reunidos para observar el momento congelado en el tiempo. Ese instante que nunca llega a producirse. Hay un labrador carretero y un político con pipa senatorial que es un fenomenal perdedor de tiempo. Justo lo que nunca ocurre. Lo que nunca pasa. 

El tiempo está ausente. El tiempo espera. Hay un pedagogo frunciendo el ceño y un sátiro que mira bajo los vestidos de una dama. Él es un pervertido y ella también. En la misma letra están el harapiento y el basurero, un ladrón y una libélula trompetera. El duende le hace cosquillas a la fantasía de su amiga, la ninfa en amarillo. Soldado, marinero, latonero, sastre, labrador… todos esperan el momento exacto en que el leñador mágico, ese duende, aseste el golpe final. El golpe maestro. También están Oberon y Titania observados por una bruja, y la reina Mab y un buen boticario. El mozo de cuadra está expectante, clava su mirada en el golpe. En el momento previo. Mientras apoya sus manos en las rodillas. ¡Vamos señor leñador!, ¡vamos duende! Rómpelo. Ábrelo, si te apetece. 

En un escenario de abigarramiento obsesivo, pintado al microscopio, sin huecos ni alivio, el anónimo leñador se dispone eternamente a descargar su hachazo definitivo sobre una gigantesca castaña. Diversos personajes de fábula, elegantemente hechizados o grotescos, margaritas atentas, juncos, frutos caídos, observan con aliento suspenso la ejecución de lo inminente. Quizá esperen ser rescatados por ese sacrificio a la vez implacable e incruento, duplicación misteriosa de aquel otro, sanguinario, que los esclavizó en el jardín alucinante. Es la vivencia desgarradora del tiempo en la acción lo que está allí pintado, como bien resume Octavio Paz en su comentario de la obra: ‘La espera es eterna: anula el tiempo; la espera es instantánea, está al acecho de lo inminente, de aquello que va a ocurrir de un momento a otro: acelera el tiempo’. Eterno retorno de lo mismo tan raudo que ni siquiera llega a ocurrir la primera vez, y así consigue su particular infinitud, juntamente opresiva y fascinadora”. 

Con estas palabras describía el filósofo Fernando Savater la pintura que Richard Dadd dejó inacabada en julio de 1864, al ser trasladado del psiquiátrico Bethlem Hospital al primer manicomio para criminales de Inglaterra, Broadmoor. La obra fue pintada entre seis y nueve años para H.G. Haydon, uno de sus enfermeros, y mide 54 por 39,4 centímetros. Se titula The Fairy Feller’s Master-Stroke. Repleta de figuras de fantasía, de personajes mitológicos y sorprendentes, la pintura es una minuciosa y detallada descripción del mundo interior de Richard Dadd. Las ramas en un primer plano, emergen del lado inferior 47 izquierdo, ascendiendo hacia el leñador y su hacha. Justo en ese punto la mirada gira en espiral y queda atrapada por la maraña onírica y abigarrada de un contenido de horror vacui. El círculo en el que empieza y acaba y vuelve a empezar y a terminar para comenzar de nuevo. La eternidad en el momento exacto en que se va a asestar el golpe. Una y otra vez. Una cadencia rítmica. Un vaivén de locura. Agobiante y extremo. Asfixiante. Sin centro. No existe un eje o foco central. No hay un punto de fuga. Todo es concéntrico. Todo se expulsa a los arrabales pictóricos. Al fuera de campo. La consonancia que reverbera en los brazos de la hélice de este sueño alucinógeno. Un compás que se acelera generando una atmósfera opresiva. Casi podemos escuchar las notas que compuso Freddie. Podemos tocar el delirio extremadamente meticuloso de Dadd. Su psicosis. La combinación de ambas manifestaciones artísticas. No vemos el rostro del leñador. No podemos contemplar las facciones de aquel poseído por Osiris. Sin embargo, sentado en primera fila, muy cerca de la ausencia del centro y junto al fruto que va a ser cercenado, un pequeño duende de piel gris, brillante calva e inmaculada barba observa, con ojos desorbitados, el rostro que no vemos. La cara del leñador que se nos oculta al espectador. Dicen que es Richard Dadd. Quizás su propio reflejo. Y frente a la galería de expresiones y rostros expectantes del cuadro, el de este pequeño duende rezuma miedo. Destila pánico y pavor. Como si su verdadero yo permaneciera sentado, horrorizado ante el crimen que se va a cometer. Impotente. Inmóvil. El único que no está en movimiento. Los restos de cordura representados en ese pequeño hombrecillo, viejo y asustado, que mira la cara del asesino al que es incapaz de detener. 

Me inspiré a fondo por una pintura de Richard Dadd que se encuentra en la Tate Gallery. Entonces pensé escribir algo, realicé una investigación sobre ella y todo eso sirvió de inspiración para escribir esta canción bajo mi punto de vista, bajo mi propia mirada sobre la pintura que tenía ante mis ojos. Quizás sólo está hecha bajo una visión básica, de alguien que la miró como un collage y como me gusta la pintura, pensé que sería interesante escribir sobre esto”, decía Freddie Mercury en 1977 sobre el cuadro y la canción homónimas, The Fairy Feller’s Master-Stroke. 


Dejó que la visión que había representado Dadd de su propia paranoia, se sumergiera en su subconsciente. Se dejó atrapar por sus detalles y personajes. Por la ambientación y atmósfera.  

La inspiración fluyó y la transmisión de creatividad se convirtió en canalización artística. El tráfico de fantasía dio como resultado la letra y música de la canción que se aloja en el lado negro del disco Queen II. Cuando la idea cristalizó y estuvo terminada, se la enseñó a sus compañeros de banda en el estudio, donde previamente había pedido al productor Roy Thomas Baker que le tuviera listo un clavicordio y un piano y que le acompañara con unas castañuelas. Cuando se sentó, el derroche artístico de Richard Dadd y Freddie Mercury se unieron en una sinfonía pictórica que sonaba con un ritmo imparable, medieval y contemporáneo. Convenció a May, Taylor y Deacon para que fueran juntos a la Tate Gallery y pudieran ver la obra en el mismo lugar donde, actualmente, sigue expuesta. En 2003 Brian May diría que la canción es “una pieza sorprendente; aún me acuerdo de ese día. Yo estaba por ahí en el estudio, y miraba atentamente a Freddie que disfrutaba en el piano tocando esta canción, que tenía un estilo algo maniático y a la vez tan frágil en su melodía”; Roger Taylor la describe como “el experimento más grande para un equipo musical”, haciendo referencia al uso de varios instrumentos en su grabación y raras técnicas de producción, así como los arreglos tan arduos que se llevaron a cabo, incluyendo la parte vocal, donde cada coro y doblaje de voz fue delineado de una manera específica para que encajaran a la perfección con los ritmos musicales de cada instrumento. 

Richard Dadd murió el 8 de enero de 1886, después de haber pasado 42 años encerrado en varios centros psiquiátricos. The Fairy Feller’s Master-Stroke nunca fue tocada en directo, pero el cuadro ocupaba la contraportada del single y fue incluido dentro del LP Queen II que vio la luz ese 8 de marzo de 1974. En ese mismo año Tangerine Dream practicaban ‘sonido ambiental’ antes de Brian Eno con su disco Phaedra; Richard y Linda Thompson querían ver las brillantes luces de la noche; Gil Scott-Heron y Brian Jackson sacaban Winter in America; y Queen volvía a lanzar un nuevo disco al mercado: Sheer Heart Attack, de nuevo producido por Roy Thomas Baker y con una nueva fotografía de portada de Mick Rock, sobre la que Freddie Mercury declaró a la revista New Musical Express, “Dios, la agonía que tuvimos que pasar para ver las fotos realizadas, querido”. Fue la irrupción del grupo a ambos del Atlántico… pero esta es otra historia. 

Texto de Ramsés Torres
Imágenes de la interné





jueves, 15 de abril de 2021

Llueve, de Rodrigo Mercado

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Lleva desde muy joven tonteando con las corcheas. En el instituto formó Ganyahmun con unos amigos (con los que editó dos discos). Esta andadura funcionó durante diez años. En 2013 comenzó a pasear en solitario por los caminos duros de la música. Tras luchar por un sonido que le represente, se desliga de su anterior compañía y se independiza con su último trabajo: un EP titulado Llueve. En él podemos encontrar 4 temas que juguetean con un rock amable cargado de poesía en sus letras. El pasado 19 de marzo adelantó el tema Firme, del que ponemos video ahora mismito, vamos. 👇👇👇


Y ahora se puede escuchar el segundo single, el tema homónimo, en prácticamente todas las plataformas de streaming musical. Te invitamos a mimar tus orejones con él. Te garantizamos que vas a estar cantando el estribillo sin querer en 3, 2… 

Aquí los enlaces:

Spotify 

Apple Music

Deezer 

Amazon Music

Soundcloud 

Tidal 

Este disco de formato reducido ha sido producido por Ferrando Femández "Fefe" del Amo. Los músicos que le acompañan, sus habituales desde hace tiempo: 


Mario Siles: guitarra 
Gaspar Femández: batería 
Javier Flores: bajo. 

 Texto de Antonio Moreno

Imagen y enlaces del artista

Pinceladas de harmonía.con, de José Luis Fernández Juan

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José Luis Fernández Juan vuelve a la carga con la secuela de Pinceladas de Harmonia, un proyecto ambicioso y lleno de matices. En este extracto de su artículo Fragancias y esencias de Pinceladas de Harmonía.Con podréis comprobar de lo que hablo. Os dejo en manos de las palabras del propio autor que os convencerá, seguro, de que os hagáis con un ejemplar de este y sus anteriores obras. Aquí su web:
http://www.pinceladasdeharmonia.com/
A continuación, su texto:

El efervescente universo de Harmonía nace del surrealismo mágico, se expande de su honestidad reverberante y se arraiga en el presente más tecnológico. Harmonía es una potente RS que te envía mensajes renovadoramente volcánicos con sabor a sustantivo abstracto: ilusión, trabajo, optimismo, perseverancia, gracejo, solidaridad, promesa.  

Hablamos de personajes enigmáticos y plagados de matices; auténticamente diferentes y saludablemente compatibles. Buena señal. Y se muestran encantados y satisfechos. Su mundo emocional y ético evita las arritmias de los mundos virtuales. El espacio en el que se mueven también ayuda a participar de este ilusionante proyecto de vida.

Tradición y modernidad también entienden de boyante convivencia. Las dos son necesarias para el adecuado crecimiento sostenido. Su realidad pirotécnica se describe estilísticamente a partir de líneas de pincel con ocurrentes imágenes y giros que trascienden los vocablos. La retórica conceptista de invita a participar del juego verbal. La textura de seda de sus páginas te acompañará a recrearte con el chévere potencial semántico de las palabras y de sus estructuras sintácticas.

Las enumeraciones caóticas, las metáforas simbólicas y las sinestesias caleidoscópicas timonean el perenne crisol de figuras literarias. En cualquier momento también te puede sorprender una metonimia amable, una anáfora percutora, un oxímoron flexible, un pleonasmo ponderado, una aliteración susurrante, una prosopografía adaptable o una alegoría emblemática.

Y dejamos para el final, el principal rasgo del universo Harmonía: el humor. El continente y el contenido de la obra se contempla desde una perspectiva de permanente diversión. Precisamente por el dominio absoluto del humor, Pinceladas de Harmonía.Con se ha de leer relajado, disfrutando del momento y tonificando la mente.

Capítulos desternillantes, protagonistas entrañables y pulsiones psicodélicas configuran una obra sorprendentemente fresca, alegre y alternativa: Pinceladas de Harmonía.Con, la continuación de Pinceladas de Harmonía, es un himno a la belleza del juego. Este cosmos ya se avanza desde la primera pincelada: “El surrealismo se vuelve tangible y la lluvia refresca la mente. Los límites son flexibles y la talasofilia es el amor por los océanos y mares. La sinrazón no tiene razón de ser. Cultura, libertad, creatividad, alegría, esperanza, bienestar y entretenimiento. Lo real y lo simbólico se anudan con lo intuitivo y reflexivo”. Todo esto es Harmonía. Todo esto y más y más…


Texto e imágenes de José Luis Fernández Juan


martes, 13 de abril de 2021

Materia Explosiva

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Lo sé. Antes de empezar con este proceso ‘evolutivo’ donde se cruzan las miradas de animales exóticos deberías saber que todo es relativo, que nunca apunto todas mis energías en una persona. Me da miedo redescubrir sabores, me gusta la esencia de las cosas aunque a veces me tiña el pelo porque cansa eso de verse siempre igual, porque no quiero verme tan sólo como un ser rizomático. A veces el corazón se queda apresado por una infinidad de silencios que suben y bajan, que forman espirales incomprensibles. Son pocas ocasiones las que hablo del interior al exterior porque arrastro un lastre insoportable cosido a los ojos, una materia explosiva que sólo encuentra palabras en abstracto, pero sin ella mis brazos se sienten vacíos. Pensaba que todas las pasiones que se entrecruzan dentro de nuestro pecho esquinan la vida, pero quizás estaba confundida. Ella sigue caminando por sus pasos naturales y yo estoy cansada de sentir las pérdidas del Ser, de mí misma. De mis métodos extraños de decir tequieros y noteolvidos. De enredarme en mi propia sustancia de miedos que me hacen evitar los co-razones sin trampa ni cartón, los dos cíclopes que se miran en el origen del mundo. La adecuación anatómica de dos cuerpos me apabulla cuando son más que besos híbridos haciendo cronocroquis en mi piel, crea una conmoción extraña en todas mis vísceras y palabras ingrávidas en el espacio de mi boca. Llegados a este punto suelo dar la coz y dejar algún momento roto, pero tu nombre es un nudo en mi vientre y ya no sé si voy un paso por delante. Pero sé que todos portamos impulsos que no se pueden medir con electrocardiogramas, que me enderezo de un golpe cuando llenas el pozo de mi inspiración y sudo tu sudor. Quizás por eso ahora, al probar el roce de tus poros, las ideas se difuminan. En momentos te leo y es como escucharme a mí misma. Me entra un cosquilleo en los pies, entonces abro un archivo de texto y dejo el cursor parpadeando sobre el blanco de la hoja imaginaria, saco dos chicles de menta e intento distraerme haciendo pompas. Es mejor eso que acabar cogiendo un cigarro. Pero me resulta extraño. Sabes que suelo hablar por los codos y ahora… apenas sé como continuar escribiendo un mensaje de móvil, que son menos palabras. Escribo y borro de manera convulsiva. “Te haré un vídeo”. Prometo. “Uno de esos que no digan ningún nombre pero que mientras lo escuches te veas latiendo en mis palabras”. Pero luego doy marcha atrás y pongo lo primero que pasa por mi cabeza. Joder, qué lío. Creo que últimamente actúo por impulsos. Ya no los controlo. Me he cansado de hacer el papel de mi propia madre. Nosotros escogemos ¿no? Por eso poco a poco el epicentro se encuentra en otra parte que no soy yo misma, hago poemas sin vértebras y no hay huesos que sujeten estas cajas de resonancia, pero es difícil. Trato de ponerle voz a lo que no tiene palabras y palabras a lo que no tiene voz, pero ni siquiera sé como finalizar un texto. Quizás todo sea más sencillo y sólo deba dejar que fluya todo hacia fuera. Eso no es malo ¿no? Quizás es mejor así. No sé. Había olvidado completamente cómo decir te quiero.

Prosa poética de Saray Pavón
Fotografía de Miguel Ángel

domingo, 11 de abril de 2021

De la teoría a la práctica

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Fue en la costa -quizá el primer verano
de fiebre aventurera-.
Nos conocimos en la pista
de alguna discoteca,

y luego paseamos por la playa,
bajo la luna, muy bebidos.
Recuerdo una pareja de la Guardia
Civil que nos dio el alto y un aviso.

Aquella noche se nos fue entre besos,
confidencias, miradas y caricias.
En el fondo, seguía siendo un romántico
y amaba de cintura para arriba.

Del amor solamente había tocado,
como del mar, la superficie.
Aunque podía pasar por un experto
buceador, aún era virgen.

No olvidaré su cara de sorpresa,
sobre un fondo de sábanas,
cuando por fin, casi a la amanecida,
la última noche me llevó a la cama.


Poema de Javier Salvago
Imagen de Pixabay

viernes, 9 de abril de 2021

La ciencia detrás del webcómic

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Expresarse, sumergir la mirada hacia dentro y respirar hacia fuera. 
 
Contar historias desde la ciencia, dibujarlas y difundir un mensaje más allá de publicaciones en revistas especializadas, pizarras, calculadoras, cuadernos y laboratorios. Desde el ERC (European Research Council) han apostado por el trazo y color para divulgar varios proyectos científicos. Desde la belleza a la vida de las células, ya cuentan con más de una docena de cómics. Así podemos embarcarnos a un viaje por el paradójico “nanocosmos” en el webcómic Estrella, en la pantalla de nuestro ordenador deslizándonos con la rueda del scroll a ritmo de transbordador espacial. 
 
Viñeta de ESTRELLA, por Lorenzo Palloni
para ecrComics y el proyecto Nanocosmos.
 
Al fin, tras dirigir la mirada hacia dentro y hacia fuera, probablemente se ve lo mismo: un universo.
 
Texto de Mario Tornillo
Créditos de la imagen, al pie de la misma



miércoles, 7 de abril de 2021

Letras a ritmo de jazz

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Quizás sea el hechizo de la sinestesia, como quien ve colores con los sonidos musicales, tal vez mera sugestión. ¿Es coincidencia que las teclas del piano sean blancas y negras, como el trazo de la tinta en el papel, como la Times New Roman en la luz del monitor?

Un experimento: la próxima vez que escribas frente a tu ordenador, acariciando o aporreando las teclas, cierra durante un momento los ojos. Escucha la música de tu escritura. ¡Ahí está!

Ahora, un experimento más: acércate a esa ventanilla donde venden billetes para remontar el Mississipi. Envuélvete bien en tu pelliza y esquiva la humedad del río mientras el fosco humo se va quedando atrás. En un desafío anacrónico, saca tu portátil y, sobre tus rodillas, entra en https://jazzkeys.plan8.co/ y… escribe.


Escribe tu jazz aquí.



JazzKeys™ convierte el tamborileo de tus dedos sobre el teclado en una melodía de Jazz. Sonará mejor o peor, al menos, habrás hecho un viajecito a Luisiana.

Texto y capturas del gran Mario Tornillo

lunes, 5 de abril de 2021

La dama de la rosa negra

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La oscuridad comienza a invadirme
poco a poco va recorriendo mis dedos
va llenando mis venas
siento como mi sangre se convierte.

Comienzo a sentir que vuelvo a ser yo
siento que cada capa se cae
poco a poco voy sintiéndolo
siento como vuelvo a mi ser original.
Siento como esta nueva sangre me late
corre por mi cuerpo
me llena, me hace disfrutar.

Cierro los ojos y casi veo el paraíso
veo ese mundo soñado
un mundo donde reina la niebla
triunfa el silencio y se apodera la oscuridad.

Un mundo donde todo fluye lentamente
donde siento que me fundo con la naturaleza
esa naturaleza muerta que me hace sentir viva

Siento como mis pies recorren caminos inexplorados
como mis ojos ven a través de la niebla
como mis dedos sienten el frío de la noche.

Siento que mi corazón vuelve a latir
que late por una razón
por este mundo de ensueño
porque vuelvo a ser YO.

Porque tras capas y capas de maquillaje
de vestidos bonitos y pintura de uñas
se encuentra esa niña solitaria de antes

Esa que anhela La noche
para ver el cielo estrellado
sentir la oscuridad en su piel
guiarse por esas estrellas perdidas.

Sentir que la música es su única amiga
su forma de sentir un papel y un boli
su forma de expresar un grito
su forma de fingir una sonrisa.

Porque esa niña está cansada de máscaras
se siente olvidada por la sociedad
siente que necesita algo
un hombro sobre el que llorar
un cuerpo que abrazar
un alma que amar.

Porque anhela querer y sentirse querida
porque en su interior miles de sentimientos vienen y van
porque la niebla ha cubierto su corazón
porque se encuentra perdida
siente que este no es su mundo, su época
porque quiere salir y gritar

QUIERE ENCONTRARSE A SÍ MISMA

Texto de Silvia Cobos López

Imagen de Pixabay

 

sábado, 3 de abril de 2021

VI Concurso Rock Bellavista

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La cultura no debe detenerse. No al menos en la medida de lo posible. Y esto es algo que,  por suerte, también piensan en la Asociación Cultura y Música Bellavista (CYMBEL). Sexta edición ya de lo que, gracias al esfuerzo, se está convirtiendo en un clásico por estas fechas. La idea es, además del jugoso premio, realizar un festival con los finalistas, como siempre. Esperemos que el infame SARS-Anti-Cultura-CoV-2 nos permita disfrutar de aquello para lo que están concebidos los concursos de bandas como este. Si tienes una banda y eres de España ni te lo pienses.

Puedes consultar las bases aquí

Para haceros una idea de la calidad de las bandas, aquí un podcast con los finalistas de la anterior edición. 

¡Suerte y a darlo todo!

Texto de Antonio Moreno
Imagen cedida por CYMBEL

jueves, 1 de abril de 2021

Valores

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Una reposición de Hitchcock en TV
una botella de whisky
y buena conversación:
en definitiva eso eran
mis tardes con Montse.

«He estado pensando y
ya sé cual es tu problema»
me dijo un día.

«Ah, ¿sí?»
Soné cínico
para variar
pero
para variar
Montse lo ignoró.

«Todo se reduce a un problema de valores, vas a ver»
continuó: «Valora de uno a diez
la cosa que más te gusta en el mundo»

Y pensé:
Pensé en un revolcón espontáneo y animal.
Pensé en lánguidas noches de parloteo y borrachera.
Pensé en momentos gloriosos al mando de mi Telecaster.

Todo aquello estaba muy bien
pero
de alguna manera
nada parecía demasiado importante
ni lo suficientemente maravilloso.

«Seis»
dije al fin.





«Ahora
valora de uno a diez
la cosa que más odias en el mundo»

No me paré demasiado a pensar.
«Menos veintisiete»
dije.

«¿Ves?
Ahí radica tu problema: valores»
concluyó Montse.

Era lista, la tal Montse.
Interesante.
Brillante.

Vacié de un trago
mi copa cuatro
mientras contemplaba
a la chica seis
en un mundo menos veintisiete.



Poema de Sergi Puertas
Imagen de Pixabay