lunes, 31 de diciembre de 2018

Herencia, de Ana vega

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HERENCIA, la resiliencia interna de Ana Vega por Beatriz Pérez Sánchez.


Autora: Ana Vega
Editorial: Canalla ediciones
Madrid, 2017
ISBN: 978-84-948080-3-6
¿Quién dijo que los fuertes no sufren, que no son también vulnerables? ¿O que la aparente vulnerabilidad no oculta una enorme resiliencia interna?
Marisol Sánchez Gómez

Como la misma Ana Vega interpreta, la herencia que te equipara a las ratas y te distancia de la tranquilidad es tu marca, tu estigma y tu distintivo.

Sentir esa antigua herencia
tan arraigada
que te perfora
y quizá explica
cierta marca entre las piernas
u hostilidad en el rostro.
Atada pues de por vida
a la miseria y las ratas
pero nunca a la mansedumbre.


Sigo a Ana Vega desde que la leí en el verano del año 2016 en la antología 20 con 20, diálogo con poetas españolas actuales. Unos meses más tarde la volví a encontrar en uno de los ensayos sobre poesía de la Dra. Marisol Sánchez Gómez en Box8, contra el silencio, obstinadamente de la editorial Fundamentos. Desde la primera lectura me llamó la atención su forma de transmitir el malestar psíquico de forma comprometida, pero sencilla y elegante a la vez. Su latente vulnerabilidad no carecía de fuerza. Y las imágenes de su poesía eran delicadas y hermosas.

HERENCIA: Del latín haerentia forma neutro plural del participio activo de haerēre estar adherido, influido en su significado por heredar.

        1.    f.  Conjunto de bienes, derechos y obligaciones que, al morir alguien, son transmisibles a sus herederos o a sus legatarios.

Herencia es el último libro de Vega. En él nos habla del legado que le dejó su filiación. Una sucesión desafortunada, un patrimonio de miseria y una transmisión enferma.  Tu origen te marca, te persigue y es una pesadilla que se repite sin parar.

Siento la piel cargada de noches en vela de otros.
Mi madre me dijo una vez que mi última cama
había pertenecido a una niña enferma.
Desde entonces siento cierto peso encima,
también cierta vinculación.

Como la buena poesía confesional, Vega hace que te impliques en su angustia para que la notes, para que la compartas con ella de alguna manera. Te repite algunas palabras, las personaliza y te las entrega sin aspavientos, ni pretensiones. Porque Herencia es una tabla de salvación, una creación para coger aire y poder seguir. Las palabras sirven para agarrarse a la vida y, sobre ello, la autora tiene un extenso conocimiento.

Siento una especie de vértigo cercano
frente al mar a veces,
un recuerdo conocido,
y una cierta atracción desesperada.

Y colocada desde ese lugar, la autora escribe y describe su exceso de vida interna en forma de poemas hondos, que calan y que no dejan al lector de manera ilesa.  Como una futbolista lanza una pelota en forma de versos y corre tras ellos.  Es su forma de encapsular tanta desazón. Y a pesar del desasosiego que expresan, sus textos son elaborados, estructurados y guardan unos finales exquisitos.

La herencia no me ha ensañado nada,
tan sólo a repetir los errores
de manera más incauta posible.
Así de absurdo es el ser humano.

Y ante un mandato que no soñabas, Herencia surge como palabra que reconcilia con tu pasado y tu presente. Porque las palabras reparan el dolor que brota de un interior dañado, dejándolas fuera, reconstruidas y tranquilas.

MAIZ

Mi padre luce
una dentadura perfecta,
cuestión de herencia,
dicen.
O de apretar los dientes.
Mi padre recuerda aún hoy
la ferocidad con la que éstos
devoraban el maíz crudo
para quebrar el hambre.
Dicha herencia

nos impide
aflojar la mandíbula
en esta casa.

SI PRETENDES IMPEDIR QUE HABLE

Si pretendes impedir que hable
o piense o diga ambas cosas
debes atar bien fuerte mis muñecas
y coserme la boca con tal brutalidad
que impidas que yo misma
me devore los labios
hasta escupir todo silencio.
He de decirte que tengo
cierta tendencia a romper toda atadura
y alzarme de nuevo desde la nada.
Y contra esto he decirte, también,
es imposible cualquier intento
de silenciarme.


Más información sobre la autora: 


 



Reseña de Beatriz Pérez Sánchez
Contraportada y foto de Ana Vega 

sábado, 29 de diciembre de 2018

El buscador

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Un hombre lee la Biblia sentado en su sillón favorito. El humo de la pipa juega, se retuerce para esquivar a los múltiples y fugaces haces luminosos, que se cuelan por las cortinas de la confortable habitación.

Las letras de las palabras que lee, se mezclan en el reflejo de las gafas. Los caracteres se amontonan unos sobre los otros y las pupilas siguen las líneas rectas y paralelas de las hojas. 

Suenan los cuartos en el reloj de cuco. Primero se le paraliza un brazo; después, el otro. El libro cae boca abajo encima de la alfombra. Los brazos le duelen de tanto impulsar el aire al ritmo de sus gesticulaciones. Nunca le gustó hablar a la soledad.

Más tarde, inmoviliza sus piernas; no desea caminar, ir de un sitio a otro, para sentirse cansado, para aburrirse con la gente. Al poco tiempo, sigue el tronco, no respirará más contaminación, ni digerirá más plástico. Por último, se petrifica su cabeza, durante toda su vida no había hecho más que pensar en quimeras. 

Las gafas resbalan sobre la nariz, ruedan por su pecho y caen encima de la alfombra. Los caracteres siguen jugando sobre la superficie de cristal. La pipa acompaña a las gafas y el humo se encuentra libre para ir a donde le plazca.  

Durante mucho tiempo pensó que, si paralizaba su cuerpo, podría encontrar más fácilmente lo que nunca encontró fuera de su frontera natural. 

Finalmente, cierra los ojos y penetra por el negro túnel de su mente. Coloca una cuerda por el laberinto de sus células nerviosas. Si encuentra al mítico Minotauro y se arrepiente, podrá salir de ese largo viaje interior, como si no hubiera pasado nada. Si se equivoca y abre alguna puerta equivocada, podrá encontrar a la Hidra de siete cabezas. Pero no posee la fortaleza de ningún Hércules y cada cabeza le podrá atrapar en su propia oscuridad.

Anochece. 

Todo sigue igual en la habitación. 

La pipa se apagó. El reloj de cuco se paró a la hora del té; nadie le daba cuerda. Las cortinas se desplomaron sobre las gafas y permanecieron mudas desde entonces. La alfombra cobijó a una legión de polillas y el libro abierto prosigue con el largo sermón. 

Aparte de él, nadie cree en su búsqueda. No hay nada nuevo bajo su piel, ni aún mucho menos la mujer que piensa que existe. Una vez no hace mucho tiempo, alguien la sacó, aunque no lo recuerdo muy bien. Quizás lo que extrajo fue una costilla.


Texto de Eugenio Barragán Fuentes
Imagen de Pixabay 

jueves, 27 de diciembre de 2018

Formas de la niebla

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Cierra entonces los ojos y maldice
lo que ya no será: la música, y la luz, y la palabra...


¿Por qué se aparta el último poemario de Miguel Ángel Manzanas de la poesía comercial? Tan de moda está la impostura literaria en la actualidad que es muy difícil sostener la buena literatura. En Formas de la niebla el autor la defiende, habla de ella, la canta y la escribe en una historia circular. 

Como todo lo que es hermoso y drástico, 
quisieron imitarla: alquimistas obscenos
fabricaron nostalgias con anémicos aires;
impostores, oscuros mercaderes 
persiguieron la fama, las lujurias del lucro. 
Nadie pudo con ella.
A pesar del embuste, 
siguió su rumbo cierto. Nadie supo copiarla. 
Nada pudo con ella. 

Dieciséis cantos componen Formas de la niebla, todos ellos perfectamente construidos con un amplio léxico. Cabe señalar la armonía y el equilibrio que mantiene el poemario a la hora de conformar su estructura. Proporciones medidas y un trabajo a conciencia por conseguir versos acordes te conducen a un pasaje de cantos, todos muy diversos, con la ciudad como denominador común.

Nubes, cielos, noches, asfalto, bancos, cuerpos, lluvia y algo de llanto transitan los versos del libro. Los periplos del autor pueden transmitirnos el recuerdo de la tierna infancia o explorar su lectura sobre Rimbaud. Viajes por amor y por sexo, a veces por ambos. Con cierta distancia Manzanas expresa cómo es su afecto y su náusea hacia la mediocridad. 

Y la venda en los ojos
no servirá de mucho:
la noche nos cobija, pero no nos comprende.

El poeta, también traductor de escritores portugueses, nos hace viajar por una ciudad que para él tiene suma importancia. Aunque Manzanas no es de nadie, como nos señala en el final del canto décimo, Lisboa sí lo es. A sus ojos aumenta su belleza porque la luz de esta urbe es incomparable a otra. 

Y hay ciudades absurdas
donde brilla el metal,
donde el obtuso abrazo de los hombres
tiene aromas de légamo y de níquel, 
pero Lisboa no. Porque Lisboa 
es un niño que corre en pos de una paloma
la muchacha que tiende sin pudor 
sus ropas interiores 
en la lírica noche.

Observa la realidad de la decadencia humana, personal y física, pero nada de ello puede detenerlo para usar la poesía como medicamento que forme un pensamiento independiente. Porque el poemario es un pasaje hacia la soledad interior, el silencio consciente y la distancia emocional después de la debacle. Formas de la niebla es una oda a la propia libertad como respuesta a las frustraciones que aporta la vida.


Miguel Ángel Manzanas (Madrid, 1980) ha sido merecedor de varios premios literarios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio de Poesía Federico García Lorca por Viviendo de reojo (Editorial Universidad de Granada, 2004). También ha publicado los poemarios Cuaderno de paseo (Ediciones Vitruvio, 2012) y Formas de la niebla (Editorial Adeshoras, 2017). En su faceta de traductor, cabe destacar la saga de poetas portugueses olvidados que viene apareciendo en la sección digital de la revista Turia, así como la traducción del Sermón de San Antonio a los peces del Padre António Vieira y del Diario del último año de Florbela Espanca.


FORMAS DE LA NIEBLA
Autor: Miguel Ángel Manzanas
Editorial: Adeshoras
Madrid, 2017
ISBN-978-84-946848-0-7

Reseña de Beatriz Pérez Sánchez
Imagen portada de Formas de la Niebla

domingo, 23 de diciembre de 2018

viernes, 21 de diciembre de 2018

Fantasmas

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Firme me mantenía aferrado a mi moto mientras la llevaba a empujones hasta la estación de servicio. No sé muy bien lo que pasó. Yo venia raudo sorteando autos; la lluvia empañaba mi visor, el reflejo de las luces que se rompían por las gotas y tapaban mi visión.

Un resbalón y la moto ya no funciona más. La ruta se vació de coches y mi recuerdo de haber visto una estación a unos cinco minutos del cartel de políticos llenos de promesas...

La lluvia amainó, solo es una simple garúa1. Las luces de mi moto titilan, pienso: "debe ser eléctrico". A lo lejos diviso unos faros, los de un auto familiar. En el interior veo a una familia: tres chicos atrás, la madre y el padre sentados delante. Los cinco miran al frente, solo miran. Los paso por un costado observando hacia atrás para ver si venía algún auto, desaparecieron todos. La estación de servicio no aparece. Sigo caminando, me canso, pateo mi moto, quiere arrancar pero no logro entender qué le pasa. "Debe ser eléctrico" no dejo de repetirme. Me duele la cabeza, otra vez el mismo cartel y empiezo a maldecir, me detengo, bajo la pata, dejo la moto, me siento, observo la ruta a lo ancho y a lo lejos. Nada. "¡Pucha2 encima ni cansado estoy!".

La lluvia comenzó a caer fuerte de nuevo. Pateo mi moto, se enciende y vuelvo raudo a la ruta, llena de autos. Los paso como el mejor, mi moto lo vale, me llama, un, dos, tres autos un par de camiones, un auto familiar con cinc... ¿Está vacío? Mi moto se vuelve a apagar. Llego a la banquina como puedo, observo para atrás y solo veo el auto familiar vacío a un lado de la ruta. Me bajo. Ya no entiendo nada. La luz de mi moto vuelve a la vida y me deja ver personas en la calzada. Voy hacia ellos callado, temeroso. Veo el faro de una moto al costado de ellos. Luego una llanta toda doblada. La lluvia se volvió garúa y solo observo las gotas que rompen mi casco, me tapan la vista. Veo un cuerpo, una moto roja igual a la mía. Todavía siento el calor del motor abierto al medio, me observo... veo que la familia me observa... La lluvia no me deja hacer nada. El hombre llama por teléfono asustado, la madre corre a los chicos. Me duele todo, quiero gritar pero no logro hacerlo. Me duermo. El sonido de una sirena se escucha a lo lejos, diviso sus luces entre los autos, los camiones y mi visor partido al medio, bañado por las gotas de la noche.


1. nombre femenino. América. Lluvia muy fina que cae con persistencia.
2. interjección. Coloquial. América. Se emplea para expresar enfado, contrariedad o sorpresa.



Texto de Chango Bastardo
Imagen de Pixabay 

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Ofertas Navideñas

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¡Buenas a todos!

Este año queremos seguir dando pasos solidarios y ayudar nuestros amigos peludillos. Una buena forma de aportar nuestro granito es que, desde hoy hasta el 31 de Enero, todos nuestros libros socorrerán a Los gatitos de Nía o a El buen amigo (tú decides a cuál va tu aportación). 


Los gastos de envío incluidos son en España (si eres de Sevilla te podemos dar los libros en mano y habrá más beneficio para la protectora que hayas elegido). Puedes combinar los títulos como quieras, incluso solicitar todos del mismo autor (eso sí, especifícanos en el email redaccion@laicritica.es qué es lo que quieres :D ). Durante esta promoción también las versiones económicas de los libros en pdf aportarán beneficios a las protectoras. Una vez se vea reflejada la transferencia procederemos al envío. 

Como nos comentó Miguel Martín Rojas la etapa navideña y el verano son de las peores que tienen en las protectoras (demasiados abandonos y rescates) por eso hemos organizado algunos recitales benéficos (Arte solidario y Paella de letras) en estas fechas y seguiremos haciéndolo (no vamos a despedir el 2018 sin Arte solidario II).

No te quedes sin nuestras novedades críticas y regala, además, una vida mejor a esas mascotas que aún no han encontrado un hogar calentito.

PD: El 31 de Enero procederemos al ingreso de lo recaudado para cada protectora.
Texto de Saray Pavón
Imagen de A.Moreno

martes, 18 de diciembre de 2018

Los gatitos de Nía

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Ha sido reciente nuestro conocimiento de esta asociación sevillana que pretende ayudar a esos animalillos que a veces se esconden en los motores de los coches y son víctimas de envenenamiento o sadismo callejero. Hacen una labor increíble, en Teaming describen su actividad así: Rescatamos y recuperamos a los gatos abandonados y necesitados de las calles. Trabajamos sacando gatos con riesgo del Zoosanitario de Sevilla. Alimentamos y cuidamos también de colonias callejeras. Tenemos muchos gatos enfermos que necesitan de la ayuda de todos: positivos, dobles positivos, con enfermedades cardíacas, problemas renales e intestinales, carcinoma,... 

Los gatitos de Nía tienen una página en facebook donde puedes seguir todos sus pasos (estad atentos a sus sorteos :) ) y una tienda solidaria para poder apoyar esos costosos tratamientos y las inevitables operaciones; también los puedes encontrar en twitter. La mayoría de los gatos que cuidan están en adopción (otros saben que es una labor casi imposible encontrarles hogar por sus historiales clínicos, aquí podéis ver algunos). Nosotros ya tenemos nuestras participaciones para la Lotería de Navidad y ¡aún estáis a tiempo!.


Del 17 de Diciembre hasta el 31 de Enero puedes ayudarlos también comprando nuestros libros críticos :)

Contacto: losgatitosdenia@gmail.com

Formas de mandar aportaciones (puntuales o continuas): 
* La Caixa ES14 2100 7821 7301 0015 4249
* Paypal: losgatitosdenia@gmail.com

Texto y fotografía de Saray Pavón
Logo de Los gatitos de Nía

lunes, 17 de diciembre de 2018

Pip y su burbuja invisible

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Pip decidió un día dejar de hablar.

Hará ahora dos años de eso. Piensa que así puede concentrarse en su respiración. Inspira y espira como más pausado y parece que el tiempo se detiene o que transcurre más despacio.

Al principio todo fueron problemas. Crear una burbuja invisible alrededor de uno mismo no es cosa de un momento, y dejar de hablar de un día para otro exige fuerza de voluntad y enormes dosis de autocontrol.

Hay quien dice que una vez se le vio estirar el brazo fuera de su burbuja invisible para rozar a alguien. Que lo hizo con soltura, al girar en una esquina de sí mismo, como cuando intentas comprobar si llueve o no. Pero pasó de largo. Quizás llegó a rozarle. Quién sabe. Parecían de dimensiones distintas. Tal vez lo imaginó, y quedó tanto lío en eso. Son cosas que la gente dice que vio. Murmullos e interferencia provocados por el desgaste del día a día.


Hay veces que Pip se agobia por el ruido de la ciudad. Le agota caminar entre vivos y muertos de diferentes edades que coexisten con él entre bloques de hormigón. Entonces, cierra los ojos muy muy fuerte y se concentra en los sonidos de dentro de sí mismo hasta que superan el volumen de los del exterior.


Microrrelato de A. Ramírez
Imagen de pixabay

sábado, 15 de diciembre de 2018

Entrevista a Jose Fraidías

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En la antigüedad, los fenómenos que ahora son cotidianos como la lluvia, los terremotos o la concepción, necesitaban de un brujo, un sabio que les diera explicación. Un venerable cuya frente amplia y sus sienes canas fueran motivo suficiente para que las asustadizas gentes de entonces creyesen a pies juntillas sus interpretaciones.

Hoy en día, en un mundo donde todo está informatizado, en el que dependemos de nuestros dispositivos electrónicos, nece­sitamos al chamán 2.0 más cercano. Los hay charlatanes, los hay apañados y lue­go está nuestro invitado. Jose Fraidías, conocido como Frai en su entorno es a la informática lo que Noé a la construc­ción de barcos. Mítico. En el buen senti­do, claro. Hoy vamos a conocerlo un poco más y esperamos que en sucesivos números nos ilumine con su sabi­duría casi infinita.

La i Crítica – Realmente, ¿qué querías ser de mayor?

Jose Fraidías – Pues no te va a gustar la respuesta me temo… Que­ría ser piloto de combate. De jovencito me atraía la vida militar y de hecho hice los exámenes de acceso a la escala superior del ejérci­to. No conseguí plaza porque no me preparé a conciencia, y quiero pensar que en el fondo no era mi destino. Soy bastante feliz con la vida que tengo ahora y a saber si lo habría sido con esa vida que me hubiese esperado, ni siquiera me lo planteo.

LiC – Informática y videojuegos, ¿qué te llevó a qué a la hora de querer dedicarte a lo tuyo?

J.F. – Pues si hay que ser honesto, los videojuegos me lleva­ron a la informática. Yo con 7 años ya programaba en BASIC, con mi maravilloso Sony HitBit 55p, un ordenador MSX. He te­nido Spectrum, Amstrad, Commodore… Pasé por todo eso antes de mi primer PC x86. Pero siempre con los juegos por delante, creo que siempre fueron el impulso para querer aprender más. Y esta­mos hablando de hace 30 años: ni tutoriales en YouTube, ni foros, ni comunidades con miles de usuarios donde uno pregunta y otros responden. Ensayo y error amigo, y leer lo poquito que caía en tus manos en papel. Impensable en los tiempos que corren.

LiC – ¿Crees que estamos en una especie de Matrix? ¿Has llegado mirar a tu alrededor y ver sólo unos y ceros?

J.F. – He llegado a mirar a mi alrededor y ver sólo tontos e idiotas. O atontados e idiotizados, creo que se ajusta más a lo que digo. Esta­mos llegando a un auténtico Matrix por culpa de las redes sociales y del estar siempre “conectados”. Lo que están es con el cerebro y las neuronas fundidas de mirar la pantallita del móvil, contar likes y mostrar al mundo lo molonas que son sus tristes vidas en Facebook, Instagram, Snapchat y cualquier otro medio “social” para “comuni­carse”. Y yo que pensaba que esas cosas de socializar se hacían con un café o una cerveza de por medio y escuchando a la persona que tienes delante… Debo ser un informático rarito.

LiC – ¿Te han llegado a ofrecer sacrificios para sanar algún ordena­dor?

J.F. – A diario. Igual que vienen a ti pensando que tienes la varita de Harry Potter y que con un conjuro vas a solucionar su problema rápida y certeramente. ¡Y gratis ya de paso! Me ha gustado lo de chamán 2.0 de tu presentación, pero aunque la informática guar­da misterios que ni los mismos que diseñan saben descifrar, lo que debe primar como en el 99% de las cosas (¿de la vida?) es el sentido común. Si, por ejemplo, tienes una empresa y no haces copias de seguridad estás comprando todas las papeletas para que te toque una suculenta pérdida de datos de cualesquiera de las maneras po­sibles. Un poquito de por favor…

LiC – Cuéntanos lo más raro que te ha pedido un cliente, relaciona­do con tu trabajo, claro.

J.F. – Una vez tuve que explicarle a un cliente durante media hora que era imposible que su ordenador hiciera cosas (concretamente, descargar cosas) mientras estaba apagado. Lo sé, no es raro. Es sim­plemente estúpido.

LiC –Si de alguna forma, no sé, accediendo al sistema de archivos de un PC obsoleto, volvieras al pasado ¿te volverías a hacer autó­nomo?

J.F. – La pregunta del millón, que no ganaré nunca siendo autó­nomo. Pues es algo que incluso habiendo vuelto a ser autónomo después de mi estancia en tierras normandas no sé responderte. Lo que sí te digo es que las cosas hay que hacerlas de forma muy distinta a como las hacía yo antes, y eso creo que lo tenía muy claro cuando volví a darme de alta. De momento me está funcionando, espero seguir así.

LiC – ¿Cuánto hay de verdad en la expresión “un autónomo nunca enferma”?

J.F. – No es del todo cierto. El año pasado tuve neumonía y estuve 9 días de baja. Lo normal era haber estado 21 días, pero no pude evitarlo. Soy una vergüenza para mi gremio…

LiC – ¿Con qué disfrutas más con el hard o con el soft… ware?

J.F. – Con ambos. Ahí lo dejo.

LiC – Aparte de quedarte sin curro ¿qué crees que ocurriría si hubiese un apagón digital total?

J.F. – Tal y como está todo hoy en día sería una bendición creo yo. Por el curro ni me preocuparía, ya saldría otra cosa. ¿Aceptamos apocalipsis zombie como apagón digital total? Porque al paso que vamos merecemos uno…

LiC – Ya conozco la respuesta pero ¿ventanas o manzanas? ¿Por qué unas u otras?

J.F. – Según para lo que lo vayas a usar. Y según lo que tu bolsillo pueda permitirse claro. Yo creo que no hay nada que no puedas ha­cer con Windows que no puedas hacer con MacOS, al revés desde luego no es así. Ya si hablamos de diseño y tal… Otro gallo canta. Pero lo que es indiscutible es que la “magia” de Apple se fue por el retrete el día que se fue Steve Jobs. Y por magia me refiero a vender al mundo como “único” y “nuevo” lo que ya estaba inventado, pero con más glamour y manzanas. Hoy en día viven de la renta, a este paso no durarán con la competencia feroz que hay en el sector TI.

LiC – Hace poco murió el ingeniero que propulsó el correo electró­nico e instauró la @ en nuestras vidas. ¿Ha habido recientemente o prevés algún avance de esa magnitud?

J.F. – Sinceramente no. Se habla mucho de la realidad virtual, la realidad aumentada, la computación cuántica, la robótica, la con­ducción autónoma… Mucho ruido y pocas nueces. Lo que vamos a ver seguro a corto plazo es un cambio de paradigma en la automo­ción, impulsado a partes iguales por el coche eléctrico e inteligente. No sé si para bien o para mal, también hay que decirlo. De aquí a 10 años seguro que vamos a ver cosas muy novedosas pero el salto tecnológico que se ha visto en estos últimos 10 años es complicado que se repita.

LiC – En cuanto a los móviles ¿crees que en un futuro desarrollare­mos una nueva vértebra cervical?

J.F. – Los smartphones, que no los móviles en general, son una cár­cel mental y un medio de control sin parangón nunca antes visto en la humanidad. Nadie tiene puñetera idea de qué se hace con cada dato que se recopila sobre nosotros en nuestros teléfonos “inteli­gentes”, pero nos la pela completamente. Dame mi Candy Crush, mi Facebook y mi WhatsApp y ya con eso soy feliz… De la utilidad de verte tirado con el coche donde Jesucristo perdió las sandalias y poder llamar a una grúa a ver los selfies de la vecina en su baño va un mundo de estupidez e ignorancia por medio.

LiC – ¿Cómo es tu paraíso soñado?

J.F. – Un lugar donde no tener preocupaciones, poder dedicar mi tiempo a lo que realmente me gusta y mi familia y amigos. Pero es mucho pedir, lo sé.

LiC – A una habitación del pánico con un único enchufe o una isla desierta con 4G, ¿qué te llevarías?

J.F. – Una lámpara y todos los libros que pudiera llevarme, para po­der leer a todas horas. Una de las penas que me llevaré para el otro lado es saber la inmensa cantidad de libros que se han escrito y que no voy a poder leer ni el 1x10-24% de lo que hay.

LiC – ¿Cuánto hay de ciencia ficción en la informática y viceversa?

J.F. – La ciencia ficción nos ha hecho a muchos pensar en cómo se podría hacer realidad algo que está en nuestras cabezas, hasta que lo hemos visto en nuestras manos. Creo que la informática le debe a la ciencia ficción mucho más que al revés. Y aún así estamos lejos de que lo que la ciencia ficción propone se vea, en algunos casos por suerte y en otros por desgracia.

LiC – ¿La peli o serie definitiva sobre el posible alcance de la infor­mática?

J.F. – Objetivamente y como tú decías vamos hacia Matrix. Subjetivamente y porque es mi película favorita, me gustaría ir hacia Blade Runner. Sería la mezcla de naturaleza humana y tecnológica perfecta.

LiC – Dinos las tres cosas que nunca debemos hacer con un ordena­dor encendido.

J.F. – Tirarle ninguna clase de líquido por encima, usarlo mientras hay tormentas y ver porno. ¡Sobre todo las dos primeras!
LiC – Dinos adiós, o hasta la próxima.

J.F. – Siempre hasta la próxima, los adioses son muy tristes. No veáis tanta telebasura, hablad con el que tenéis delante en vez de estar con el móvil y comed mucha fruta y verdura. ¡VEMOS!

LiC – Muchas gracias por prestarte a nuestras idas de bola. Desde aquí apoyamos a los autónomos en su lucha diaria, sobre todo si tienen cosas tan interesantes que decir.

Una entrevista de A. Moreno

jueves, 13 de diciembre de 2018

N a d a

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Nada en su vida era lo bastante interesante o vergonzoso para merecer un escondrijo; nadie sabía lo de la calavera de ardilla debajo de su cama, pero nadie quería saberlo. Nada de esto representaba para ella una congoja especial; o, mejor dicho, parecía representarlo sólo retrospectivamente, cuando se hubo encontrado una solución.


Fragmento de Expiación, Ian McEwan
Imagen de Casilda García Archilla



martes, 11 de diciembre de 2018

domingo, 9 de diciembre de 2018

La revolución transexual

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La comunidad transexual, sin duda, ¡está destinada a cambiar el mundo!. Su ejemplo de lucha es contante y duradero. Abarca los más múltiples y complejos enemigos pero somos un ejército invencible, cada vez más incrementa el número de filas a un modo imparable (se prevé un aumento notorio una vez normalizada la sociedad). La sociedad está condenada a entenderse, aunque ello conforme un largo periodo evolutivo. Y, aunque cada vez seamos más, estamos ante una sociedad inquisitoria desprovista de humanismo y del término multi diversidad: a fecha de hoy sigue imponiendo un sistema heteropatriarcal, que acapara el progreso y la libertad.

La comunidad trans, como pasó en la revolución francesa y a escala mundial, es un ejemplo a seguir de la lucha. Una guerra  que conduce definitivamente a una reestructuración social prometedora e intensa, potenciadora de cambios y de humanismos. Es un ajuste de tuercas contra el mundo, contra el poder y sus estamentos opresores; en definitiva: contra un modelo social injusto. En pos de la solidaridad, usando siempre el amparo de la justicia, en favor de la libertad e igualdad, siempre sin violencia.

 Las revoluciones empezaron desde abajo, en defensa de  una dignidad que nos ha sido impunemente arrebatada por las normas heteropatriarcales. La revolución trans es y será una lucha de valía y de empoderamiento; un replanteamiento de lo que somos y como nos sentimos. El ser interno al descubierto y tenido más en  cuenta que nunca. 

Así pues, la transexualidad sentida, se transforma inexorablemente en un punto a liberación de los sentidos, que lo conduce de manera necesaria al empoderamiento pleno y sincero de lo que es el género humano. Y aclarando, que esta revolución de género viene marcada si entendemos la perspectiva de que el motor sexual, y por tanto de los sentidos, parte desde el cerebro, y no desde los aparatos reproductores que los controla. 

La revolución trans abarca la vida y la libre expresión de género. Implica un acercamiento a los derechos humanos, así como a considerar el concepto de autodeterminación de género y su reconocimiento. 

La revolución trans estalló allá por los años 60  debido a la opresión policial, y a la desconsiderada y distorsionada visión de la sociedad de entonces y de ahora (aunque menos ahora). Discriminación que sigue aún condenando el colectivo y que se traduce en la espantosa cifra del 80% de paro, causa fundamental que lleva a la prostitución al no encontrarse otras salidas laborales.

Con esta denuncia, es evidente, que el camino de la revolución  trans  es lento y lleva su tiempo. Como la vida, no es un sendero de rosas. La revolución trans libera pero a la vez condena. Pero no nos vamos a detener. Nacimos para luchar. No tenemos miedo a la muerte (1 de cada 3 personas transexuales se suicida): la resilencia es nuestro valor en alza y la lucha una constante. Bienvenides a la era de la diversidad. Bienvenides a la revolución trans. ¡Empoderadas cambiaremos el mundo!



Opinión de Lenna Guzmán 
Imagen de Pixabay


viernes, 7 de diciembre de 2018

Yo

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Merodeo descalzo en la acera de la vida
hueca, irregular, lacerada,
inundada de jugosos charcos
espejos de mi tétrica silueta,
ecos de mi soledad y congoja.
Los otros individuos, en sus tareas,
meretrices, toxicómanos y locos
son masa inmóvil, casi deshecha.
Solo yo existo, agonizando,
desnudo, pisando púas
irrigando un líquido espeso, tan oscuro
mezclado con el hielo de la madrugada
y el calor que mi yo emana
que me funde y me parte los huesos
al mismo tiempo.


Poema de José Luis Íñiguez
Imagen de Pixabay

miércoles, 5 de diciembre de 2018

No todas son brujas

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Baja de tu nube de tormenta y acaba conmigo, fulmíname, tritura mis huesos y añádelos a los sapos y los murciélagos de tu fantasmagórica poción. Hazme tuyo, aunque simplemente sea como ingrediente en un burbujeante caldero negro. Después de todo, no será tan duro nadar entre la mandrágora y el ojo de lagarto, sobre el fuego abrasador de leña incandescente. Baja de tu nube, lánzame un rayo mortal y sabré que me recuerdas. Al menos podré comprobar tu poder.

¿Acaso no soy un buen componente para la brujería?

Si he de morir que sea pegado al gran garrote de madera que usas para remover la sopa letal con la que subyugas a los hombres.

Soy siervo de tu pelo negro, soy un adepto de la magia que desprende tu simple cadencia al caminar; déjame participar, déjame por un momento desangrar algún roedor o tal vez machacar esencias en un cuenco. Permíteme probar la belladona que emana de tu boca lasciva; mutila sin piedad a todas las alimañas que cuelgan del techo de tu cueva y admíteme como espectador privilegiado. Sácame los ojos tras el espectáculo de tu desnudez y engáñame para que los pruebe sazonados con cualquiera de tus especias, usaré el tridente del mismo Belcebú para tal festín. Enciérrame en la jaula colgante y mantenme vivo a base de hierbas alucinógenas; revienta mi cordura y espera a que mi pelo sea cano y mi piel decrépita para liberarme y morir viéndote joven por última vez.

Inclúyeme en tu colección de cabezas, y evita que me pudra, para poder reírte en mi cara cuando quieras; usa mi hueca calavera como cenicero de tus extraños vicios, bebe sangre en su interior, invoca a los demonios para que vengan a por mi torturado espíritu, haz conmigo lo que quieras… pero cógeme el teléfono, por favor… bruja.


Texto de A. Moreno
Imagen: Aquelarre de Goya 

lunes, 3 de diciembre de 2018

El espejo

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Victoria Urquiza (1987) nació en Catamarca, pero reside en Mendoza, Argentina. Profesora en Lengua y Literatura, se desempeña actualmente como docente de la Facultad de Filosofía y Letras. Ha publicado en algunas revistas digitales y en la antología Write like a girl, del colectivo homónimo del cual forma parte.


El espejo
Nací para ser espejo.
En mí encuentran eco
los sabores del tiempo.
Tengo las manos vacías
y el orgullo redondo.
En mi superficie plana
fotografío el lento hueco
de un día detrás del otro,
el movimiento de la soga
que me mantiene unido
a la existencia.
No hay sonido que me atraviese,
rebota el aliento y la mano
no llega nunca a rozarme.
A veces,
durante la soledad de la noche,
condenado a ser oscuridad
espero el golpe que me destroce.



Texto de Victoria Urquiza
Imagen de Pixabay


sábado, 1 de diciembre de 2018

Canciones Bastardas II

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Ah, los noventa. Llamadme nostálgico pero sigo anclado a sus maneras. Cuando los ochenta agonizaban (por suerte) ya venía empujando una nueva ola de cambios. Innovación, actitud, profundidad. El grunge, Living Colour, Corrosion of Conformity… pero sobre todo el grunge, que arrasó con casi toda forma de vida musical, al menos durante la primera mitad de la década. Patrocinado por éste, el buen rollo (forzado) de la década anterior fue sustituido por una caída a los infiernos, un encuentro para nada fortuito con los demonios internos. Algo que así, en frío, puede resultar descorazonador. Sin embargo, pese a la oscuridad, siempre se vislumbraba un rayo de esperanza. Incluso con Alice in Chains, que con cada canción nos invitaban a esa azotea sin barandillas con una caída de diez pisos. Todo esto que estoy vomitando no es más que el fruto de mi indignación por tener que hablar de una canción bastarda en una de mis décadas favoritas de la música.

La banda que nos ocupa reinó mientras estuvo viva y, sobre todo, su cabeza pensante, el malogrado y taciturno Kurt Cobain, sufrió en sus carnes enjutas el mismo principio del que se nutren las Canciones Bastardas: la fama.  Ese ente sin forma le atormentó hasta el día de su misteriosa muerte. Y si la teoría más afinada es la del suicidio, estoy seguro de que gran parte se debió al hecho de que su canción bandera fuera de las que, aun siendo buenas, no llegan al nivel que les caracteriza.

Es cierto que, a veces, sus temas me parecen repetitivos y les sobra más de un estribillo, pero Smell like teen spirit está muy lejos de ser lo más representativo del combo de Aberdeen.
Puede haber decenas de canciones mejores y que definen mejor su intrincada idiosincrasia. No sé, así a bote pronto me surgen All Apollogies, Lithium, In Bloom, Heart-Shaped Box, Pennyroyal tea, Dumb o School, aunque también sean víctimas del mismo verdugo. Sinceramente, es complicado encontrar un tema de esta banda que no sea mundialmente famoso. Así que me voy a referir directamente a la calidad y me quedo con Drain you (que no se repite tanto), a título personal. Disfruten.