lunes, 22 de enero de 2024

sábado, 20 de enero de 2024

Ahora podría,...

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complicidad de manos-ha editado

















...con estas mismas manos
que asesinaron y ocultaron las pruebas,
filtrar el invierno y los cuchillos
o contarte ciertas cosas como que
a veces llega una persona que piensas
que encaja perfectamente contigo,
con tu cuerpo -en cualquier postura-
y le rodeas con las piernas o apoyas
tu cabeza en su hombro y articulas
pájaros en los besos hasta que percibes
que toda la mentira cabe en su boca
y comienzas a asfixiarte con su lengua
venenosa y se llena tu pecho de exilio;
que hay gente que se toma el amor
como un mero tentempié y luego huye
borrando sus huellas y tú te cansas.
Que el abismo tiene nombre y familia
o que debiéramos ser como los animales
y pensar sólo en el ahora, en el hoy,
porque mañana nunca se sabe,
porque mañana no estaremos aquí
o porque hay tardes en las que naufraga
el corazón y se van yendo las ilusiones
con sus zapatos vagabundos; o tal vez
porque es más fácil recortar la tristeza
de nuestras pieles de lo que creemos.
Con estas mismas manos que han acogido
la muerte y la han mecido con el vaivén
de un columpio, quisiera decirte que la vida
no es más que un estremecimiento en la carne
y una ciudad que se queda con la garganta seca
y los ojos y las manos que tienen lengua
y los gemidos que suben por tu pecho
y un punto final en mi poema
y un punto final.



Poema e imagen: Saray Pavón

jueves, 18 de enero de 2024

domingo, 14 de enero de 2024

Used words

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Con palabras usadas,
gastadas por el tiempo y la costumbre,
cuyo último temblor ya no se siente.
Con palabras, como sueños, quemadas por la vida,
esta noche de lluvia hablo contigo,
trato de hablar al menos, ligeramente ebrio,
construyendo cada sílaba en el país de nunca jamás,
y sintiendo esa repentina lucidez
con la que, de pronto, rompemos la rutina de ser y conocemos,
sintiendo, digo, esa rara sensación, distante y desangrada,
del whisky, de la noche y el silencio,
de la entusiasta desesperación con que aceptamos la derrota,
de ese vértigo, a veces, sólo a veces, tuyo y mío,
donde morimos sonriendo con los ojos abiertos.
Sintiendo lo poco que es un beso al fondo de tu lengua,
o tus ojos mirándose en los míos,
o nuestras manos unidas en el aire,
recorriendo un museo de aceptados fracasos.
Desfilan, batallón desolado de fantasmas,
nombres y nombres con distinto eco.
Pretendemos, con abolidos rostros, fechas caducadas, ciudades imposibles,
contestar una vieja pregunta
cuya respuesta sólo la muerte ya conoce.
Años y años, voluntarios exilios de seres y países,
los hijos que no quise tener, los que tú sí tuviste,
el temblor del deseo que aún guardas en tu piel,
mi repetido navegar de cama en cama,
se reúnen y afirman su destino
frente a la ceremonia del amanecer.
Y todo lo sabemos y está escrito en tus ojos,
sin embargo hoy, este día con sol, -tan raro en Bogotá-
de finales de julio, de algún año cualquiera,
te propongo mi amor, sé que tú aceptarás,
con palabras usadas, te propongo mentirnos.
Pasada ya la noche, quietos frente al espejo,
mientras yo me afeito y tú pintas tus labios,
te propongo mi amor, decir que nos queremos.
Decir -y son tan sólo ejemplos- «hoy existe la vida por nosotros»
o «tú no te morirás nunca»
o, tal vez, «aún hay noches y noches que esperan
nuestros brazos, ese especial calor de dormir abrazados».
Olvidando, tratando de olvidar nuestro pasado,
ignorando el futuro, sin duda inalcanzable,
con palabras gastadas, decir y repetir
-es otro ejemplo- «gracias mi amor por haber existido».
Al menos por un rato -a nadie molestamos-
con palabras usadas mentirnos y mentirnos,
mentirnos contra el tiempo, despreciar su victoria.

Envío:
Te dejo este poema
confuso, absurdo, largo,
para que tú lo tengas como un pañuelo viejo
a los pies de tu cama, para que tú la tengas,
y un día te lo encuentres, confuso, absurdo, largo,
un día como éste -cuando ya no estaremos-
y recuerdes, debajo de la ducha,
que alguna vez te quise -mentiras y mentiras-
que alguna vez te quise -era un día de julio-
con palabras usadas, como un disco rayado,
que recuerdes, mi amor, esta letra de tango.



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

miércoles, 10 de enero de 2024

Tasas de aeropuerto no incluidas

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Pelas la gamba con destreza de cirujano
y por enésima vez te preguntas qué haces aquí.
Viajar es ser en otra ciudad
y es obvio que ser no se te da.

Solicita tu ejemplar del mapa en la oficina de turismo.
Despliégalo, entrecierra los ojos, sortea el espónsor.
Concéntrate.

Tu mirada sobrevuela
la versión miniaturizada del East End
y las indicaciones para llegar a Harrods
pero por más que lo intentas
no aciertas a focalizar en el Palacio de Buckingham
ni en los autobuses de dos pisos ni en el Big Ben.

Sólo puedes pensar en este marisco que sabe
como si lo hubiera cagado otro
Piensas en lo harto que te tienen los taxistas.
Estás en Londres y piensas en Berlín.
Piensas en bombas.



Poema de Sergi Puertas
Imagen de Pixabay

jueves, 4 de enero de 2024

Iniciativa ciudadana

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08/12/2020
Iniciativa ciudadana. Colocar los carteles y recoger la basura que otras personas dejan. Qué satisfacción proporciona pertenecer a esa parte de la humanidad que deja las cosas mejor de lo que se las encuentran. Lo has probado? Puedes ser alguien que transforme el mundo en un lugar mejor. Eso también limpia tu interior. La basura la dejan personas con mucho malestar interno, aunque ni siquiera sean conscientes de él. Cada cual ofrece lo que tiene. Pero es posible cambiar el interior, cambiando cómo actuamos. Pon amor y recibirás amor. No dejes que la basura se acumule en tu corazón. Busca ayuda para limpiarlo.

Texto e imagen de Maite Márquez Martín

martes, 2 de enero de 2024

Mi madre

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Mi madre no tuvo tiempo para vestirse de rosa.
El cáncer compuesto de abismo y terror.
Un abismo que nos tragó en cuarenta días.
Luego la casa se quedó vacía.
Su cama deshecha.
Su armario intacto.
Y un niño de barbas que lo observa.

Que tan todo en su sitio.
Que tan lleno de ropa.
Que tan huérfano lo deja.
Un niño que no entendía nada.
Sesenta y un años eran pocos para un ángel.
Mi madre muerta y sus alas intactas.

No, apenas hubo tiempo para el rosa.
Ni para ser guerrera.
Ni siquiera para un par de lágrimas.
Todos los abrazos fueron insuficientes.
Los pasillos del hospital tocaron a pocas maldiciones.
Un gotero inútil.
Palabras sin efecto placebo.
La muerte era de verdad.

No.
No hubo tiempo para el rosa.
Apenas unos minutos.
Una despedida con prisa:
«Te echaré de menos.
Vas a ser feliz.
Tendrás que cuidarte solo.
Yo no te voy a olvidar.
Ahora te toca ser fuerte.
No voy a decir adiós».
Los besos dejaron de curar.
Llegó la noche.

El diecinueve de junio de dos mil trece.
Todas las portadas hablaron de lo mismo:
«Hoy amanece el mundo con déficit de bondad».




Poema de Pedro Teruel
Imagen de Pixabay