jueves, 28 de septiembre de 2017

Entrevista a Paxi (VOLPA)

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Se adelanta Paxi (Paz González-Vallarino Soto) a la cita telefónica llamándome. Vamos a conversar sobre VOLPA (VOLuntariado Pedro Arrupe) y su experiencia desde que lo hizo (destaco que usa la palabra “Experiencia” como voluntariado debido a la profundidad que tiene para ella el concepto en sí). Dicho esto, ¡comenzamos!.

Nacho Delgado: ¿Qué pasa Paxi? Como muchos de los lectores no te conocen, cuéntanos un poco de ti antes de entrar en faena: ¿De donde eres y cómo llegó el interés por el voluntariado?

Paxi: De Sevilla y se despertó mi interés a través de una experiencia que tuve en 1º de bachillerato (una semana acompañando a la iglesia misionera en Tánger). Allí estuve con las hermanas de Calcuta y los franciscanos de la cruz blanca y un centro de día para niños de misioneros claretianos.

ND: ¿Qué colegio lo impulsó?
P: San Antonio María Claret. En esa experiencia vi un modelo de vida nuevo, una entrega tan radical que me rompió los esquemas. A partir de ahí tuve mi primer encuentro con Dios… y ya me seguí apuntando a causas sociales con la pastoral de mi colegio. Seguí con las prácticas de la universidad, estuve en campos de trabajo del Sahara con una ONG de Córdoba que no era católica y continuo sumando experiencias.

ND: ¿Ha influido con tu profesión (la enseñanza)?
P: En principio no lo hilé, decidí hacer magisterio por un lado y por otro esto. Al volver del Ecuador me di cuenta que la educación realmente podía cambiar el mundo (ya entonces había terminado las dos carreras). Me dije, “¡Ostras!, que casualidad” cómo se entreteje la historia que estoy en una ONG de educación.

ND: ¿Cómo conociste Entreculturas? ¿Por qué lo elegiste?
P: Por una amiga que veo de verano en verano. Me contó su experiencia con ellos y que había un programa de voluntariado internacional de larga duración (mi motivo de selección), que iba a hacer en Madrid. Por internet vi que también estaban en Sevilla y me apunté pero sin pensar que yo me iba a ir ni nada…, por la experiencia de la formación, porque me veía muy insegura como para eso.

ND:¿De cuánto tiempo hablamos? ¿Y qué implica?
P: Pues son 9 meses de formación y luego el año de experiencia. Tienes que tener permeabilidad, capacidad introspectiva para ahondar en tus motivaciones de por y para qué quieres irte al sur… Tomar la opción que realmente te venga bien en el momento de la vida en que estás. También es un momento de discernimiento y libertad, de decidir con la mayor libertad interior posible.

ND: ¿Cuál fue tu destino durante tu etapa de voluntariado?
P: Estuve en Ecuador (concretamente Santo Domingo de los Tsáchilas), en un proyecto de educación para alumnos con discapacidad. Sincronización con mis estudios de magisterio y psicopedagogía (que va también en la línea de atención a la diversidad).
ND: ¿Suelen ir de la mano la formación/estudios con el proyecto al que se le envía?
P: No siempre. Depende de la inquietud de la persona. Puedes venir de farmacia, por ejemplo, pero querer atender a niños, adentrarte en la educación o trabajar con mujeres porque estás sensibilizado con este colectivo. Si ya tienes un bagaje se puede usar al servicio del proyecto, pero no tiene porque.

ND: ¿Por qué se emplea tanto tiempo en decirle al voluntario el destino al que irá durante esa experiencia?
P: Primero se asegura que la persona, junto con los formadores y acompañantes, ve que es el momento idóneo para el voluntariado y es un proceso lento (se inicia sobre Junio). Cuando los voluntarios han dicho un sí entusiasta, y la organización corrobora que el proceso ha sido bueno, se empieza a buscar el proyecto al que se destina y eso requiere tiempo. Es comunicarte con todos ellos y ver qué perfil necesitan, enviar perfiles posibles, que ellos y el voluntario los vean,... Hay un primer grupo que se va sobre octubre y un segundo grupo que se va para enero.

ND: ¿Cómo te propusieron que pasases a formar parte del equipo de formadores de Volpa? ¿Y cuánto tiempo llevas desempeñando ese papel?
P: Cuando estaba en ecuador, pensando en qué iba a hacer al año siguiente con mi vida, surgió la propuesta por parte de los formadores que estaban en Sevilla de si me quería integrar en el grupo de formación, así que a la vuelta estuve un tiempo de observadora de grupos y educándome en los procesos y ya fue al siguiente curso cuando me integré de manera completa. Llevo unos cuatro años.

ND: ¿Cómo ves el voluntariado internacional en el futuro? ¿Y a nivel local?
P: No tengo perspectiva nivel nacional… Desde nuestro rincón de Sevilla percibimos gente muy interesada en el voluntariado de larga duración. Aunque al principio les cuesta entender porqué requiere una formación de tanto tiempo, después es lo que más agradecen. Ya tenemos prácticamente el grupo para el año que viene, ¡nunca había pasado! Hay bastante gente interesada y aún no hemos lanzado la convocatoria.

ND: ¿Sigue habiendo una diferencia tan grande entre hombres y mujeres?
P: Este año está la cosa más igualada, el curso pasado todas eran voluntarias.

ND: Tras estar tanto tiempo fuera, ¿qué es lo más difícil al volver a “casa”?
P: Creo que es integrar la experiencia en la vida de aquí. El cómo te ha afectado, removido y cambiado. Se asimila en una nueva etapa que es el post voluntariado, donde se mantiene el acompañamiento personal del inicio de formación. Así se le saca todo el jugo posible.

ND: Durante la experiencia: ¿Qué contacto se mantiene con los formadores? Y el tipo de trato... ¿más de amigo que de formador?
P: Se establecen unos mínimos en los que el voluntariado tiene que escribir a Sede central. A lo mejor cada 3 meses o así, depende de lo que el voluntario necesite. Se puede forjar una relación personal de cercanía y confianza, entonces hay más accesibilidad; pero sin llegar a ser amigos. No se puede romper esa barrera. También el WhatsApp abre mucho las vías de comunicación (hay muchos sitios en los que tienen acceso a wifi).

ND: ¿Cómo incentivas a la gente a que se sume al voluntariado? Sea aquí o fuera.
P: Yo animo a comenzar por la realidad más cercana que tienes, la local. A veces lanzarse a una experiencia de larga duración de primeras pues puede ser arriesgado tanto para la persona como para el enclave que la acoge. De esta manera, haciendo un voluntariado local, va descubriendo sus cualidades, dones… y a partir de ahí se plantea, si se ve de voluntario internacional (que abre mucho la mente, te descubre una versión de ti que desconocías y te hace tener también una conciencia más fraterna y mundial).

ND: Y para acabar… ¿Crees que es fácil encontrar un voluntariado hoy en día?
P: Mmm creo que si no me llego a encontrar con mi amiga, no me lo hubiese planteado… Las cosas suceden por algo. Lo tenía como algo en mente, como un deseo pero… Es difícil encontrar un voluntariado de larga duración que cuide tanto el proceso como lo hace Entreculturas. Y hay pocas propuestas, a nivel nacional, que tengan una formación de 9 meses, acompañamiento personal, acompañamiento en terreno y a la vuelta. Entreculturas en eso es pionera digamos (VOLPA en concreto).

Entrevista de Nacho Delgado
Fotografía de Paz González -Vallarino Soto
Imagen de Entreculturas y Volpa


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