Abandoné mi cuerpo a su suerte
dejándolo hecho un lío.
Es tanto el abandono
que hasta mi alma huele mal.
-Si hubiera luz- después me lamento
-Si hubiera luz este sería el paraíso
hasta pondría acá -señalo mi ombligo,
-El fruto prohibido…
Pero me miento sola
no sé cómo vivir en el paraíso
estoy acostumbrada a sentir mi cuerpo
en las heridas y en los anhelos,
sólo algunas veces en el alivio
de mis ojos diluviando,
dos al cielo
y uno en mi mano.
El poemario completo puede verse en este enlace
Texto de Andrea Mineko
Dibujo (técnica mixta) de Saray Pavón
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