lunes, 17 de junio de 2019

Rock the coast 2019. Segunda parte

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Antes de que se me olvide, que ya estoy mayor (no tanto como Klaus), quiero comentar, y dejando claro que nadie me paga por esto, ni por casi nada de lo que hago, que me alegro enormemente de que sirviesen la cerveza local. Por suerte, la Victoria está muy buena, sí señor. Si me quieren pagar en especies no me voy a quejar.

Dicho esto, vamos a por el sábado, que viene cargado de todo. Bueno, malo, regular y Jinjer.

Un último vistazo al merchandising oficial, totalmente saqueado ya, y a la sombrita, a disfrutar repancingados de unos Freedom Call más que correctos. Power de la vieja escuela a muy mala hora para ellos. Desmontaron mi teoría de "a mayor latitud norte, horarios de sol más criminales". Además los alemanes ya están acostumbrados al clima de la Costa del Sol.

Hora del papeo. Mientras oíamos de lejos a los Von Hertzen Brothers, investigamos los food trucks de la zona del castillo con más Victoria refrescando el gaznate. Nos decantamos por los burritos, quizá sugestionados por la cercanía con Mijas. Si la comida de los demás puestos estaba igual, otro puntazo a favor del festival. Lo que oí desde las alturas me gustó. Había investigado poco esta banda pero tienen un rollo muy fresco y accesible.

Con el burrito aun bajando por el esófago corrimos al escenario 2 donde estaba a punto de desatarse la locura. Estos chicos, con Tatiana Shmaylyuk al frente, merecen estar en primera línea en el olimpo del metal. Como ya dije por redes sociales, deberían estar llenando estadios. Una técnica brutal, una mezcla de estilos sencillamente abrumadora y una frontwoman comiéndose el escenario y, si la dejan, al mundo entero. Para mí, la mejor actuación del festival.

Después de semejante descarga les tocaba continuar con la tralla a los albaceteños Angelus Apatrida. Otra muestra de que estamos mayores: los vimos sentados en la grada. Los hermanos Izquierdo y sus huestes se marcaron una masterclass de thrash  de una hora en la que no dejaron títere con cabeza, muy en el tono de su último disco Cabaret de la guillotine.

En el breve cambio de escenario, nos colocamos frente al 1 para ver a los suecos Dark Tranquility, que tocaban en el 2. Ahora entenderéis el porqué. Es la segunda vez que los veo y en esta ocasión les han mejorado el horario. Aquella vez tocaron a las 4 de la tarde. En esta, a las 5, con la fresquita. La única pega, lejos de ser su culpa, es que no sonaron muy bien. Algo que empañó una actuación milimetrada de unos tipos ya veteranos que no defraudan en vivo.

Con muchos huecos por la zona media del público y gracias a que vimos a Dark Tranquility en diagonal,  pudimos colocarnos a una distancia más que aceptable frente a mis queridos Magnum. Material nuevo, clásicos indiscutibles y una ejecución perfecta. Bob Catley, como siempre, en contacto permanente con el respetable, perpetuando una leyenda que lleva llenando el mundo de magia desde el 72 (aunque el primer album fue publicado en el 78). 
Se dejaron atrás Just like an arrow :(
Pero tocaron Vigilante :)

Sin movernos de escenario, aunque buscando una sombra para estar preparados ante lo que se avecinaba, vimos, algo más lejos, a los segundos suecos del Main Stage 2: Opeth. Camaleónicos, versátiles y virtuosos. Mikael Åkerfeld es un tipo genuino. No solo canta lo que le echen y toca como toca, también tiene un gran sentido del humor. El sonido mejoró bastante con respecto a sus compatriotas y fueron saltando entre épocas con la maestría que les caracteriza.

Miguelito Peluca, como se autodenomina el bueno de Mikael dio paso a quien dijo ser uno de sus mayores ídolos. Y de muchos de los que esperaban ansiosos la actuación de Rainbow. Ritchie Blackmore lo tenía fácil para contentar a todo el mundo. Solo debía desencadenar una serie de clásicos indiscutibles de la historia del rock que él mismo ayudó a forjar tanto con Rainbow como con Deep Purple. A destacar, la poderosa interpretación del chileno Ronnie Romero. Este increíble vocalista lleva sobre sus hombros desde hace varios años una pesada carga para nada fácil de aguantar. No solo tiene la ardua tarea de estar a la altura, además la responsabilidad de hacer suyo un repertorio de voces legendarias que han pasado junto al guitarrista a lo largo de su carrera: Ian Gillan, Ronnie James Dio, Glenn Hughes, David Coverdale, Joe Lynn Turner y Graham Bonnet. Casi ná.

Aplaudiendo mientras corríamos, nos dirigimos raudos hacia el castillo para pillar el máximo tiempo posible a los Twelve foot ninja en detrimento de The Darkness. Un espectáculo absoluto. Únicos en su especie. Inclasificables, te hacen mover la cabeza como un poseso y, en la misma canción, te ponen a bailar. Un gran descubrimiento que pude investigar semanas antes y que hará las delicias de los más curiosos e inconformistas.

Pero todo no podía ser bueno. Aunque nos pudimos colocar en primera fila (la foto habla por sí sola), lo peor estaba a punto de llegar cuando nos comíamos un sandwich y los minutos para ver a los grandiosos Conception. Una de las bandas más infravaloradas y olvidadas de la historia. Y parece que la mala suerte también quiso contribuir aun más en ese desprecio. El cambio se hizo rápido pero algo iba mal en las pruebas de sonido. Tanto, que además de la media hora que se indicaba de cambio, tuvimos que esperar otros 30 minutos para que se solucionase Dio sabe qué fallo técnico. Con el público enfadado y desesperado, salieron a escena para llevarse una ovación como pocas se había visto en todo el festival. Se les quiere, sin duda. Nos encandilaron con casi (si no) todos los temas del nuevo EP y algunos clásicos como A virtual Lovestory o Gethsemane. Pero tras interpretar la reciente My dark symphony, el gran Roy Khan confirmó lo inevitable: El show tenía que cortarse para cumplir horarios y no agraviar a la siguiente banda (Dry River). Nuestros enfervorecidos "one more song" no sirvieron de nada. Él lo intentó por todos los medios, pudimos ver su gesto en plan "venga, solo una más, ¿no los escuchas?". Pero nada. Nos prometió que volverían a España y tomamos nota. Parece que la calidad de la banda trasciende fronteras intergalácticas porque volvimos a encontrarnos con los Alien Rockin' Explosion y los vimos bastante afectados por lo sucedido. :(

Después del bajón y, sabiendo el camino que nos quedaba de vuelta, abandonamos el recinto con ese mal sabor de boca (evidentemente no por mis bocatas, que estaban de muerte) que nos dejó el corto pero espectacular paso de Conception por primera vez en nuestro país.

Hasta aquí un magnífico fin de semana de rock, sol y buen rollo. Un gran festival por fin en Andalucía que, obviando algunos detalles de organización y de dominio hombruno que mencioné en la primera parte, merece cinco estrellas. Ya estoy contando los días para la siguiente edición. Enhorabuena.

Ah, una cosa más. Jinjer.

Texto y fotos de A. Moreno

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