lunes, 21 de enero de 2019

Cabeza hueca

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Últimamente tengo la costumbre de dormir echado sobre el costado derecho. Una costumbre, pensaba, tan normal como cualquier otra.

Cuando hoy sonó el despertador amanecí así, sobre el costado derecho. He debido pasar así toda la noche porque he notado al abrir los ojos que la mitad izquierda de mi cabeza estaba hueca, un sentimiento de vacío izquierdo extraño y... vacío. Sí. Eso es, vacío. No puedo explicarlo mejor.

Se ve que el hemisferio izquierdo de mi cerebro se ha debido volcar del todo al hemisferio derecho debido a mi postura al dormir. El hemisferio izquierdo es el más complejo de los dos y está relacionado con nuestra habilidad verbal y lingüística, capacidad de análisis y razonamientos lógicos, deducciones...

La parte derecha del cerebro está más relacionada con la percepción espacial y la conducta emocional. 

Yo pensaba que los hemisferios cerebrales estaban sujetos a las paredes craneales con sofisticados sistemas de fijación pero ya veis. ¡Qué mal hechos estamos!

Al momento me he girado para quedarme boca arriba y ver si regresaban todas mis facultades(las pocas que tengo) a su estado/posición natural pero no. Todas las habilidades y facultades del hemisferio izquierdo han debido quedar atascadas en el cuerpo calloso del cerebro. Y es una auténtica putada porque la parte izquierda, tan lógica y analítica ella, ha ido a invadir y contaminar a la parte derecha, más emocional, con lo que todos mis desvaríos fantásticos y sueños raros se han visto afectados por un proceso invasivo lógico analítico que me han convertido en un tipo más automático, frío y desganado.

Al levantarme para afrontar los sinsentidos del día a día he notado que la parte izquierda de mi cabeza seguía hueca. 

Como siempre he puesto la radio. Noticias sobre qué se yo de hipotecas, notarios e impuestos. Mi oído derecho iba captando todas estas noticias con rigor analítico-fantástico (debido al volcado hemisférico) e intentaba descifrar la información para formarme un juicio propio y poder discutir con alguien si me daba por parar a tomar un café y salía el tema en alguna conversación. Nunca se sabe. 

Después de todo el día sigo sintiendo vacío el lado izquierdo de mi cabeza. Un hueco pequeño, un respiradero extraño que supongo pronto se irá llenando de matices, vicios y preocupaciones nuevas. Noto, como envueltas en brumas racionales, ideas locas con las que me acosté ayer desvaneciéndose mientras escribo.

¿Será esto envejecer?


Microrrelato de A. Ramírez
Imagen de pixabay

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