
Yo estaba vivo y vi muchos fantasmas,
todos de carne y hueso*.
Vi la piel
gris,
el vértigo petrificado

hasta en los ojos,
pacientes que lanzaban suspiros de túnel,
enfermeros deseando terminar su turno,
médicos que restaban problemas
sumando pastillas
aún advirtiendo en la boca
esa sequedad;
los informes sin revisar
d e s p a r r a m a d o s
por la mesa.
Yo que es taba vivo y vi mucho,
quizás demasiado,
tuve que aprender
a morir,
a cerrar los ojos.
* Versos de un poema de Octavio Paz.
*Poema e imágenes: Saray Pavón.
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