martes, 28 de diciembre de 2021

La guerra ha terminado. O no

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Me hace gracia cuando alguien sentencia que antes no había este tipo de batallas entre consolas. Me hace gracia porque la guerra siempre ha estado ahí y no tenía pinta de terminar. Hasta ahora, al parecer. Recuerdo cuando era un preadolescente y, en el barrio, algunos tenían la Mega Drive (Sega) y otros la SNES (Nintendo). Cada uno defendía que sus 16 bits eran lo mejor. Y si la contienda no era suficiente, el defensor del erizo azul recordaba al del fontanero con bigote que un hermano mayor tuvo la Master System y que ya le meaba los circuitos a la NES. Más gracia me hace que se diga que esto es algo que está ocurriendo ahora cuando pienso en los amigos que no van a tocar una consola ni con un palo porque son los paladines del PC, protectores de las tarjetas gráficas y los dobles, cuádruples núcleos y la RAM actualizable, guardianes de las torres refrigeradas, de la antigua logia de la combinación de teclas WASD. 

Nos guste o no, esto no es nuevo. Lo que ocurre desde hace ya bastantes años, como con otras muchas cosas, es que las redes sociales lo amplifican y muy apartado del mundo tienes que vivir para no haber leído alguna trifulca entre el equipo Sony y el equipo Microsoft. Y, hasta hace no mucho, estaba justificada. Cada uno podía tener razón. En algunos aspectos Sony barría a su rival y, en otros, era la consola de Microsoft quien despuntaba. Pero ahora estamos viviendo una situación sin precedentes. No hay posibilidad de guerra. El gigante de Bill Gates capitaneado por Phil Spencer ha puesto todas las cartas sobre la mesa, con sus más y sus menos, pero conocedor de todo su potencial. Y sobre todo poseedor del arma definitiva: el Game Pass. Nos podemos quedar en aspectos técnicos con los que demuestran ser superiores. Por ejemplo la fluidez de los motores gráficos o los 4k reales. Detalles con los que la compañía japonesa ha estado mareando la perdiz. En el apartado comercial también han dado una lección, la posibilidad de una consola (casi tan potente como la versión única de PS5) más asequible al bolsillo gamer ha sido un movimiento bastante tenaz y ha sido recibido con muy buenos resultados. Pero, sin duda, la bomba atómica es, como decía arriba, la suscripción al Game Pass. Títulos exlusivos: gratis; juegos que ya llevan tiempo en la calle: gratis; remasterizaciones de juegos que los usuarios ya habían comprado en su versión original o juegos que ya estaban en la biblioteca de generaciones anteriores: gratis. Como ejemplo personal, Sony me obligó a comprar dos veces el Final Fantasy VII y el Castlevania: Symphony of the night en el cambio de generación (PS3 a PS4) y os aseguro que no habrá una tercera. No es que me haya pasado definitivamente a XBox, pero tengo claro que, de Sony, como a mucha otra gente, solo me van a interesar sus exclusivos. No me imagino quedándome sin jugar al nuevo God of War o a lo que nos tenga preparado Naughty Dog. Es una pena pensar que muchos emigrarán por completo porque no les merezca la pena ni esto último. Aunque unos recientes rumores hablan de un análogo de Game Pass en la consola más grande y aparatosa jamás creada, pero hasta que no lo vea no lo creo. Ojalá me equivoque y Sony despierte, porque así va de cabeza a un olvido parcial porque seamos sinceros y conscientes: siempre va a haber fanboys del

Texto de Antonio Moreno
Imagen tuneada por Antonio Moreno sobre un fondo de Harryarts


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