miércoles, 24 de abril de 2024

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Los gatos son unos maestros en el arte de disimular los signos de dolor. Es un comportamiento instintivo para evitar que los depredadores los vean débiles o vulnerables.

Por esa peculiaridad, resulta difícil detectar que los felinos estén sufriendo.

Cualquier cambio en su comportamiento puede deberse a que tengan algún dolor.

Estos son algunos de los signos que pueden presentar:

- Evitan moverse en la medida de lo posible
- Se esconde
- Deposiciones fuera del arenero
- Falta de aseo y de marcaje facial
- El tercer párpado es visible
- Exceso de saliva (sialorrea)
- Agresividad
- Maullidos más frecuentes
- Posturas antiálgidas: encorvado, o por el contrario, estirando la patas delanteras.

Texto e imágenes de Eladia Aymat, de Ghato Verde


jueves, 18 de abril de 2024

miércoles, 10 de abril de 2024

martes, 2 de abril de 2024

Pura supervivencia

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29/12/2020
Nova es pura supervivencia. La encontró mi hija por esos parajes que ahora recorre feliz. Abandonada a su suerte. Enferma de leishmania. Delgada hasta no ser más que pellejo encima de los huesos. Llena de pulgas. Sin pelo en muchas zonas. Caminando en postura fetal, rodillas dobladas hacia dentro y torso encorvado. Protección segura del maltrato recibido. Temblando más de miedo que de frío. Temerosa de los hombres. Aún era cachorra, un año de vida. Ahora tiene diez años. Es feliz desde aquel día de encuentro. Ha aprendido a distinguir a los hombres de esos otros seres que sólo tienen de hombre la apariencia. Que hacen daño, maltratan, devuelven mal por bien. Tal vez alguien debió quererlos un día y no lo hizo. Y sacaron la conclusión errónea de que el amor no existe. Tampoco a Nova la quisieron y siempre ha dado amor. Es inteligente. Por eso también por fin lo encontró. Que nada te quite tu capacidad de amar, porque es el mejor don que tienes.

Texto e imagen de Maite Márquez Martín

domingo, 17 de marzo de 2024

viernes, 1 de marzo de 2024

domingo, 18 de febrero de 2024

Me devolviste la juventud

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02/12/2020
Me devolviste la juventud. Me llenaste de paseos por el campo y carreras. Mi temor era no poderte sostener en unos años, si tu energía seguía teniendo la misma fuerza. Me diste tu amor por la vida, tu alegría y tu paciencia. Ibas tras lo que llamaba tu atención, sin pensar que te tenía sujeta. Me llevabas en volandas a donde quiera que fueras. Si te soltaba, corrías haciendo una circunferencia, de la que yo era el centro de tu referencia. Me gustaría que hubiera un lugar donde encontrarnos, sin miedos ni pandemias. Qué cortaron tu libertad y mermaron tu socialización, sin que comprendieras cual era la razón. Me dejaste tu mirada, para siempre clavada en mi corazón

Texto e imagen de Maite Márquez Martín

miércoles, 14 de febrero de 2024

Vals en solitario

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Extraño ser y extraño amor, tuyo y mío,
absurda historia, delirantes imágenes,
remotos pasajeros en un tren sin destino,
compañeros entonces, unidos y tan lejos,
al filo de la vida, donde duerme el silencio.

Suene por ti, interminable, un vals,
suenen por ti, incansables violines,
suene una orquesta en el salón enorme,
suenen tus huesos celebrando tu espíritu.

Una copa de tallado cristal, alzada al cielo,
brinde por tu azul adolescencia disecada
y madera y metal festejen tu retrato
de borrosa figura y suave pelo oscuro.
Suene, suene hasta el fin el largo trémolo,
la delicada melodía, vagarosas nubes de pasión
bañando de alegres lágrimas tus ojos imposibles,
dibujando en tus labios un deseo perdido,
entrega fugitiva, besando sólo el aire.

Vals en el tiempo y en la dicha sonámbula
de la eterna alegría y la más tersa piel
riendo bajo luces de radiantes reflejos,
inmóviles estrellas en la noche fingida.

Música y sueño, sueño technicolor,
tan cursi y tonto que llena de ternura
en algunos momentos del todo indeseables
cuando vivir resulta un sueño más grotesco.

Oh amor de Mayerling y antigua Viena,
dulce Danubio y fuegos de artificio.

Oh amor, amor al amor, que te conserva
como un oculto talismán y mariposas disecadas.

Extraño ser, extraño amor, extraña vida tuya.

Una gota de sangre en una gota de champagne,
el ruido de un disparo irrumpiendo en la música,
un helado sudor tras las blancas pecheras,
no podrán detenerte, hacer cambiar tu paso.

Tú seguirás, sobre ti misma, bailando siempre,
soñando siempre, soñando enloquecida,
aunque caigan, con estruendo de cascote y tierra,
los decorados techos, las gráciles arañas,
y rasguen lentamente tu rostros los espejos
y en un quejido mueran las cuerdas y sus notas.

Tú seguirás, eternamente sola y desolada,
girando entre las ruinas, evocando otras voces,
sonriendo a fantasmas con tímida esperanza,
en helados balcones abrazada a tus brazos.

Verás borrar la noche, su temblor inconstante
y otra luz, turbia luz, iluminar tu reino.

Su terquedad cruel descubrirá las ruinas
y la verdad del tiempo detrás de tus pupilas.

Pero tú seguirás sin detenerte nunca,
fantasma ya tú misma en el gris de la sombra,
altiva la cabeza sobre el cuello intocable,
girando para siempre, bailando para siempre,
frente a la sucia realidad de la muerte,
frente a la torpe mezquindad de los hechos.

Tú seguirás, extraño ser, extraño amor,
danzando sola, escuchando impasible
ese vals de derrota, extraña magia,
ese vals de derrota, tu más cierta victoria.
Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

domingo, 4 de febrero de 2024

viernes, 2 de febrero de 2024

A esta piel

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A esta piel
que baila sobre la noche,
quieren seducirla con EME
y carreteras secundarias
que desvían y llevan
a dormir en casas ajenas,
a vestir trajes de infarto
con tacones-rascacielos;
pero mis ojos, fingiendo
temor, me devuelven
a aquel lugar que llamo
casa: tus brazos.


Poema e imagen: Saray Pavón

lunes, 22 de enero de 2024

sábado, 20 de enero de 2024

Ahora podría,...

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complicidad de manos-ha editado

















...con estas mismas manos
que asesinaron y ocultaron las pruebas,
filtrar el invierno y los cuchillos
o contarte ciertas cosas como que
a veces llega una persona que piensas
que encaja perfectamente contigo,
con tu cuerpo -en cualquier postura-
y le rodeas con las piernas o apoyas
tu cabeza en su hombro y articulas
pájaros en los besos hasta que percibes
que toda la mentira cabe en su boca
y comienzas a asfixiarte con su lengua
venenosa y se llena tu pecho de exilio;
que hay gente que se toma el amor
como un mero tentempié y luego huye
borrando sus huellas y tú te cansas.
Que el abismo tiene nombre y familia
o que debiéramos ser como los animales
y pensar sólo en el ahora, en el hoy,
porque mañana nunca se sabe,
porque mañana no estaremos aquí
o porque hay tardes en las que naufraga
el corazón y se van yendo las ilusiones
con sus zapatos vagabundos; o tal vez
porque es más fácil recortar la tristeza
de nuestras pieles de lo que creemos.
Con estas mismas manos que han acogido
la muerte y la han mecido con el vaivén
de un columpio, quisiera decirte que la vida
no es más que un estremecimiento en la carne
y una ciudad que se queda con la garganta seca
y los ojos y las manos que tienen lengua
y los gemidos que suben por tu pecho
y un punto final en mi poema
y un punto final.



Poema e imagen: Saray Pavón

jueves, 18 de enero de 2024

domingo, 14 de enero de 2024

Used words

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Con palabras usadas,
gastadas por el tiempo y la costumbre,
cuyo último temblor ya no se siente.
Con palabras, como sueños, quemadas por la vida,
esta noche de lluvia hablo contigo,
trato de hablar al menos, ligeramente ebrio,
construyendo cada sílaba en el país de nunca jamás,
y sintiendo esa repentina lucidez
con la que, de pronto, rompemos la rutina de ser y conocemos,
sintiendo, digo, esa rara sensación, distante y desangrada,
del whisky, de la noche y el silencio,
de la entusiasta desesperación con que aceptamos la derrota,
de ese vértigo, a veces, sólo a veces, tuyo y mío,
donde morimos sonriendo con los ojos abiertos.
Sintiendo lo poco que es un beso al fondo de tu lengua,
o tus ojos mirándose en los míos,
o nuestras manos unidas en el aire,
recorriendo un museo de aceptados fracasos.
Desfilan, batallón desolado de fantasmas,
nombres y nombres con distinto eco.
Pretendemos, con abolidos rostros, fechas caducadas, ciudades imposibles,
contestar una vieja pregunta
cuya respuesta sólo la muerte ya conoce.
Años y años, voluntarios exilios de seres y países,
los hijos que no quise tener, los que tú sí tuviste,
el temblor del deseo que aún guardas en tu piel,
mi repetido navegar de cama en cama,
se reúnen y afirman su destino
frente a la ceremonia del amanecer.
Y todo lo sabemos y está escrito en tus ojos,
sin embargo hoy, este día con sol, -tan raro en Bogotá-
de finales de julio, de algún año cualquiera,
te propongo mi amor, sé que tú aceptarás,
con palabras usadas, te propongo mentirnos.
Pasada ya la noche, quietos frente al espejo,
mientras yo me afeito y tú pintas tus labios,
te propongo mi amor, decir que nos queremos.
Decir -y son tan sólo ejemplos- «hoy existe la vida por nosotros»
o «tú no te morirás nunca»
o, tal vez, «aún hay noches y noches que esperan
nuestros brazos, ese especial calor de dormir abrazados».
Olvidando, tratando de olvidar nuestro pasado,
ignorando el futuro, sin duda inalcanzable,
con palabras gastadas, decir y repetir
-es otro ejemplo- «gracias mi amor por haber existido».
Al menos por un rato -a nadie molestamos-
con palabras usadas mentirnos y mentirnos,
mentirnos contra el tiempo, despreciar su victoria.

Envío:
Te dejo este poema
confuso, absurdo, largo,
para que tú lo tengas como un pañuelo viejo
a los pies de tu cama, para que tú la tengas,
y un día te lo encuentres, confuso, absurdo, largo,
un día como éste -cuando ya no estaremos-
y recuerdes, debajo de la ducha,
que alguna vez te quise -mentiras y mentiras-
que alguna vez te quise -era un día de julio-
con palabras usadas, como un disco rayado,
que recuerdes, mi amor, esta letra de tango.



Poema de Juan Luis Panero
Imagen de Pixabay

miércoles, 10 de enero de 2024

Tasas de aeropuerto no incluidas

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Pelas la gamba con destreza de cirujano
y por enésima vez te preguntas qué haces aquí.
Viajar es ser en otra ciudad
y es obvio que ser no se te da.

Solicita tu ejemplar del mapa en la oficina de turismo.
Despliégalo, entrecierra los ojos, sortea el espónsor.
Concéntrate.

Tu mirada sobrevuela
la versión miniaturizada del East End
y las indicaciones para llegar a Harrods
pero por más que lo intentas
no aciertas a focalizar en el Palacio de Buckingham
ni en los autobuses de dos pisos ni en el Big Ben.

Sólo puedes pensar en este marisco que sabe
como si lo hubiera cagado otro
Piensas en lo harto que te tienen los taxistas.
Estás en Londres y piensas en Berlín.
Piensas en bombas.



Poema de Sergi Puertas
Imagen de Pixabay

jueves, 4 de enero de 2024

Iniciativa ciudadana

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08/12/2020
Iniciativa ciudadana. Colocar los carteles y recoger la basura que otras personas dejan. Qué satisfacción proporciona pertenecer a esa parte de la humanidad que deja las cosas mejor de lo que se las encuentran. Lo has probado? Puedes ser alguien que transforme el mundo en un lugar mejor. Eso también limpia tu interior. La basura la dejan personas con mucho malestar interno, aunque ni siquiera sean conscientes de él. Cada cual ofrece lo que tiene. Pero es posible cambiar el interior, cambiando cómo actuamos. Pon amor y recibirás amor. No dejes que la basura se acumule en tu corazón. Busca ayuda para limpiarlo.

Texto e imagen de Maite Márquez Martín

martes, 2 de enero de 2024

Mi madre

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Mi madre no tuvo tiempo para vestirse de rosa.
El cáncer compuesto de abismo y terror.
Un abismo que nos tragó en cuarenta días.
Luego la casa se quedó vacía.
Su cama deshecha.
Su armario intacto.
Y un niño de barbas que lo observa.

Que tan todo en su sitio.
Que tan lleno de ropa.
Que tan huérfano lo deja.
Un niño que no entendía nada.
Sesenta y un años eran pocos para un ángel.
Mi madre muerta y sus alas intactas.

No, apenas hubo tiempo para el rosa.
Ni para ser guerrera.
Ni siquiera para un par de lágrimas.
Todos los abrazos fueron insuficientes.
Los pasillos del hospital tocaron a pocas maldiciones.
Un gotero inútil.
Palabras sin efecto placebo.
La muerte era de verdad.

No.
No hubo tiempo para el rosa.
Apenas unos minutos.
Una despedida con prisa:
«Te echaré de menos.
Vas a ser feliz.
Tendrás que cuidarte solo.
Yo no te voy a olvidar.
Ahora te toca ser fuerte.
No voy a decir adiós».
Los besos dejaron de curar.
Llegó la noche.

El diecinueve de junio de dos mil trece.
Todas las portadas hablaron de lo mismo:
«Hoy amanece el mundo con déficit de bondad».




Poema de Pedro Teruel
Imagen de Pixabay