La forma en la que he llegado a conocer este cómic y su autor ha sido,
por desgracia, de lo más lamentable. Un medio que se dedica a reseñar obras culturales se ha negado a hacer lo propio con esta obra poniendo como excusa
que sus lectores son mayoritariamente heterosexuales y, claro, esto podría ser perjudicial. Vivir para ver.
No hay un día más arpropiado que hoy (Día del Orgullo LGTBIQ) para este
rechazo. Por una parte porque joder con la puntería y por otra porque
demuestra a estos mismos "no soy homófobo, pero" lo necesario que sigue
siendo recordar que la lucha continúa contra, entre otros, este tipo de
comportamientos. Pero aquí, en esta casa, entran todas las letras del
arcoíris. Excepto, claro está, aquellas que no respetan que cada uno se
pueda rozar con quien se deje. Nosotros no estamos especializados en
cómics. Lo nuestro es más como el Papa de los Monty Python: "no sé de
arte pero sé lo que me gusta". Lo nuestro es amor por la cultura y por
difundirla.Ya en el prólogo, el autor nos cuenta, siempre mediante viñetas, lo que va a venir a continuación. Y no es otra cosa que sus experiencias sexuales con otros hombres y cómo afecta tanto al protagonista como a su entorno más cercano (la página en la que trata de explicar a su madre que es gay es una genialidad).
A modo de sketches muy divertidos nos va llevando sin tapujos por ese campo de minas que es la vida sexual y lo que la rodea, no sólo de él, sino de cualquiera de nosotros. El hecho de que sean relaciones abiertamente homosexuales no quita que, de alguna manera, los demás podamos sentirnos identificados. Y las viñetas con las que no podemos identificarnos... pues a reír, que son dos días. A lo largo de las páginas se van mostrando esas situaciones de lo más dispares con un dibujo muy expresivo, sin pelos en la lengua, con fondos casi siempre de colores planos muy llamativos o haciendo claras referencias al cine y la cultura popular en general. Ese contraste típico de historieta hace que te fijes más en lo realmente importante: lo que dice y cómo lo dice apoyado por ese dibujo que termina de completar los ingredientes necesarios para pasar un buen rato. En este caso y con permiso del autor, con las desgracias ajenas, pero contadas como debe ser: con un gran sentido del humor. Todo muy en la línea de El Jueves, donde se dio a conocer gracias a la tira semanal Sauna Paradise (2006-2009) y para para quienes sigue aportando su arte.
Francamente me lo he pasado como un enano saltarín el rato que he podido hojear aunque sea de forma digital. Ahora solo queda terminarlo y buscar más obras suyas como ¡Socorro! ¡¡Mi madre tiene Facebook!!, que seguro que es también turbodivertida.
Espero que algún día no haya que recordar que ciertas conductas son inadecuadas, anticuadas, denigrantes, insultantes y casposas. Me refiero al rechazo a cualquiera que no sea hombre blanco hetero, no a que un dibujante hable de pollas y dildos. Y que la cultura y, sobre todo, el humor, tan importante en estos días, no debería estar dirigido a nadie en particular, sino a todo el mundo. Pero que se siga celebrando este día, que solo proclama el amor libre, maldita sea.
Aquí los links:
Cómic online: ¡pincha aquí!
Ejemplares físicos: ¡compra aquí, maldito!
El autor:
Facebook, Twitter e Instagram: @carlesponsi
Su tienda: AQUÍ, no seas rata.
Texto de A. Moreno
Imágenes de Carles Ponsí


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